05.

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—¡En que estabas pensando! —gritó una voz femenina.

—Pudo haberte lastimado, Hope. —secundó otra voz femenina.

—¿Te dijo algo de lo que quiere? —habló ahora una voz masculina.

—¡BASTA! —estalló la adolescente.

Llevaba alrededor de cinco minutos desde que su madre y su tía la habían sacado de aquel calabozo, y llevaba bastante tiempo en silencio escuchando el bombardeo de preguntas y regaños de los adultos presentes.

Sentía su cabeza taladrar con tantas voces.

Hope Mikaelson había llegado a su casa de sorpresa por la mañana y fue unas horas después de que llegó que escuchó una conversación de su madre por teléfono, a quien pensaba que era su padre. Por ahí escucho de aquella mujer pelinegra que la buscaba por toda la ciudad, acabando con algunas vidas y atentando en contra de otras, por lo que decidió de bajar a encararla y saber que quería.

—Estoy bien, no puede salir de ese círculo. —inició la menor después de suspirar.— Dijo que quiere a The Hollow.

El trío de adultos frunció su ceño confusos, ¿quien en su sano juicio querría una maldición? Y una tan grande y malévola como esa.

—¿Dijo para qué? —volvió a preguntar Marcel.

—No, solo quiero esta cosa fuera para ver a mi familia. —bajó su cabeza la menor.

Hayley suspiró acercándose a su hija y se agachó frente a ella, colocando sus manos en sus muslos en un intento por darle cariño y compasión.

—Sabemos que han sido años muy difíciles, Hope. —inició la hibrida, buscando la mirada de su hija.— Pero no puedes ponerte en bandeja de oro a la primera amenaza con el pretexto de quitar la maldición.

—¿Que esperabas que hiciera? —soltó dolida la menor, paseando su mirada por todos los adultos de la habitación.— Lo lamento pero si hay una posibilidad de que nos podamos reunir todos otra vez, voy a tomarla, mamá.

La menor se levantó enojada de la silla y se encaminó hasta su habitación, dejando al trío de adultos con varías preguntas en sus cabezas pero nadie habló, cada quien se fue por un camino distinto y así Hayley llegó hasta su habitación, donde saco su teléfono y marco la pequeña cámara en el contacto de el padre de su hija.

—¿Alguna noticia de la amenaza? —fue lo primero que soltó el híbrido original una vez aceptó la videollamada de la alfa.

—La tenemos encerrada en el calabozo subterráneo. —asintió la castaña suspirando.

—¿Y habló? —preguntó el hombre.

—Dice que quiere a The Hollow. —soltó la castaña viendo la sorpresa en el rostro del sobrenatural.— Lo sé, es difícil de creer pero es todo lo que quiere.

—¿The Hollow? —repitió confuso.— ¿Para que querría esa atrocidad?

—No lo sé. —negó brevemente la castaña y suspiró.— Hope habló con ella y quiere hacerlo.

—Absolutamente no. —alzó su voz de inmediato, haciendo rodar los ojos de la loba.— Nada nos asegura de que no matara a nuestra hija.

—Lo sé, por un lado no quiero porque puede tomar más que solo la maldición. —concordó Hayley.— Pero del otro lado... Hope esta muy mal.

—¡Es una adolescente! —dijo y Hayley pudo ver el dolor en sus otros a través de la pantalla al decir aquello.— Se le pasará este capricho, hemos estado muy bien estos años, no podemos arruinarlo todo por una corazonada.

—Piensa en ella, Klaus. —pidió la madre llena de tristeza.— Quiere a su familia de vuelta, te quiere de nuevo con ella.

—Y yo quiero estar con ella, Hayley. —asintió brevemente, bajando su cabeza mientras suspiraba.— Pero no voy a arriesgar la vida de mi hija con una desconocida.

—Nuestra hija. —corrigió frunciendo su ceño.

—No hagas nada, Hayley. —cortó rápidamente.— De verdad, no la dejes hacer nada.

—Ya entendí, Klaus.

Después de unos minutos más Hayley corto la videollamada y suspiró prolongadamente recorriendo su habitación con su mirada, mientras su cabeza maquinaba una y otra vez la posibilidad de quitar la maldición de su hija de una vez por todas.

Estaba bastante triste por su niña, la cual de infante tuvo que convivir con su familia para luego serle esta arrebatada de un día para otro, y ahora unos años más tarde no tenía la mínima posibilidad de ver a ninguno, en especial a su padre, a quien anhelaba ver.

Así que con ese pensamiento en su cabeza y el deseo de hacer feliz a su hija, bajo hasta aquel calabozo donde la pelinegra la miró fijamente caminar hasta colocarse frente a ella.

—Dos visitas en un día. —sonrió la mujer desconocida con sus brazos apoyados en sus piernas.— Maravilloso.

—¿Como puedo confiar en que solamente librarás a mi hija de esa maldición y no la matarás? —preguntó directamente, sin titubeo alguno.

—No puedes.

Hayley suspiró al ver la clara burla en su rostro por lo que se regresó en sus pasos para salir de ese lugar.

—¡Alto! —alzó su voz la pelinegra que se colocó de pie mientras la loba volvía a acercarse.— Yo solo quiero la maldición, y me iré. Le dije a tu hija que por ofrecerse, no le haré nada.

—¿Que te impide lastimarla? —volvió a preguntar cruzando sus brazos.

—Míralo así; ustedes quieren a The Hollow fuera de sus vidas para ser una familia feliz, ¿me equivoco? —miró atentamente a la hibrida quien asintió levemente con su cabeza.— Y yo quiero la maldición para mí. Todos ganamos.

—¿Por que quieres una maldición?

—Para responder esa pregunta tendría que remontarme varios años atrás. —rió brevemente mientras negaba.— Confórmate con saber que es para otra persona.

Un silencio se plantó entre ambas mujeres, una pensaba detalladamente absolutamente toda la información que tenía mientras la otra esperaba impacientemente por una respuesta, la cual esperaba que fuese afirmativa, de lo contrario le tocaría... derramar sangre.

—Bien. —asintió la castaña haciendo sonreír a la pelinegra.— pero antes de cualquier cosa, debemos hablar con otras personas.

—¿Que esperamos? —sonrió ampliamente la mujer dando unos pasos hasta salir del círculo sin problema alguno, viendo la cara de sorpresa de la loba.— Otro punto para confiar en mí, pude haber atacado a tu hija pero no lo hice...

Hayley respiró profundamente ante aquello, sabía que ella tenía razón pero no lo admitiría así que negó con su cabeza y emprendió camino fuera del lugar, sintiendo la presencia de la mujer a sus espaldas siguiendo sus pasos.

Tifón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora