Capitulo 1

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El aeropuerto era todo un caos a esas horas, o quizás le parecía así por haber pasado meses sin salir de casa, agarro las manos de sus bebés con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos y se abrió paso entre el caos con los ojos abiertos, estaba asustado.

Los niños solo se dejaron llevar sin decir una palabra, a pesar de estar casi tropezando con sus pies, lo cual era raro en ellos, por lo general para ese momento ya estarían haciendo muchas preguntas queriendo saber a donde iban; aun podía recordar sus desgarradores gritos y llantos cuando les dio la noticia, eran como si le hubiesen estado arrancando el alma en ese momento, no había podido contenerse, había llorado tan fuerte cuando le preguntaron por su padre, que termino dándoles la mala noticia, en un principio no entendieron nada de lo que les decía, por ello su hermana tuvo que hacerse cargo de ellos, en el fondo de su mente aun podía escuchar las palabras de ella dirigidas a sus hijos.

Tu papá hizo algo valiente; su padre los quiere mucho; él no va a volver a casa.

Por fin llegaron a su destino, le sonrió a la mujer del mostrador, o al menos pensó que eso hizo, le tendió su pasaporte con dedos pálidos y temblorosos, volvió a tomar la mano de su hijo, el cual estaba algo cohibido pegado a sus piernas, para el también era difícil estar entre tanta gente, no hubiera querido someterlo a aquello, pero era necesario, debían hacerlo por su propio bien.

—¿Se van de vacaciones?—. Le pregunto la mujer con una sonrisa a los niños.

—No—,contesto el pequeño de 4 años.

—Mi papá murió—, dijo de la nada su otra niña de tan solo 3 años, la inocencia de no saber lo que estaba haciendo, solo estaba allí parada con su pulgar metido en la boca.

La sonrisa de la mujer fue borrada de su rostro inmediatamente, le dio una segunda mirada a los niños y luego a él, los había reconocido, todos en ese estúpido pueblo sabían quien era.

—¡Lo siento mucho señor!, déjeme ver si le encuentro una mejora en su asientos...

—Eso no es necesario—La interrumpió él no quería la lastima de nadie, su voz había salido demasiado desgastada, tantas noches llorando le habían pasado factura.

—No se preocupe, solo quiero hacer que el viaje sea mas agradable para usted y sus pequeños, no debe preocuparse de nada, los gastos corren por cuenta de nosotros.

Por un momento volvió a vacilar en si aceptar o no, pero al mirar el rostro de la mujer se dio por vencido, todos estaban buscando la manera de agradarlo de alguna forma, era demasiado para él, no quería seguir viendo esas miradas de compasión en sus rostros.

—Gracias, le agradeceríamos mucho lo que pueda hacer por nosotros—, contesto vacilante, siempre era así, cualquier tienda en donde entrara, cualquier lugar en donde reconocieran sus rostros todos se portaban el doble de amables de lo que deberían hacerlo, por eso era hora de irse.

—¡Que tengas buen viaje! ¿cuando regresaras?-, dijo la mujer al pequeño mientras acariciaba sus cabellos.

—Nunca... No vamos a volver...

Y antes de que la pobre chica pudiera decir otra cosa, él acomodo el bolso en su hombro y tomo las manos de sus hijos para seguir con su camino, dejaba ese pueblo por su paz mental, por eso camino con paso decidido y no miro atrás.

Y antes de que la pobre chica pudiera decir otra cosa, él acomodo el bolso en su hombro y tomo las manos de sus hijos para seguir con su camino, dejaba ese pueblo por su paz mental, por eso camino con paso decidido y no miro atrás

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