Capitulo 4

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Había salido furioso de la sala de maestros, ¿Cómo se le ocurría a Kao insinuar que él se iba a meter con una persona casada?, Hay que ver qué en definitiva su amigo no lo conocía como pensaba, camino distraídamente por los pasillos de la escuela cuando en su campo de visión se topo con su nuevo asistente.

Este caminaba a paso apresurado dirigiéndose a las escaleras, parecía que llevaba prisa por abandonar la escuela; en ese momento no pudo dejar de sentirse algo culpable por aquello, ¿Desde cuándo sentía culpa por sus acciones?, Pero es que Natouch tenía algo que lo había irritar, decir y hacer cosas que se salían de su personalidad, quizás era el hecho de que lo conociera de su antigua vida y no quisiera volver a encontrarse con alguien del norte.

Llegado por un impulso comenzó a caminar tras él, ¿Que estaba haciendo? ¿Porque lo seguía?, No tenía respuesta a ninguna de esas preguntas, solo sabía que debía alcanzarlo, —¡Natouch!—. Lo llamo deteniendo su andar —Al final si necesito que marqués algunos exámenes—. Le extendió la carpeta en cuestión.

Solo para que cuando él castaño volteo ser recibido con una mirada molesta le dijera: —La verdad es que no lo entiendo, no se porque él estaba decidido a qué regresaras—. Su cabeza era todo un caos, desde que había abandonado la sala de maestros no había dejado de pensar en su esposo muerto y su afán de que su amigo regresara al norte.

—Creo que me perdí una parte de la conversación—, hablo confuso Ohm sin saber a qué se refería.

—Estoy hablando de Fluke Teerapat... El siempre vio lo bueno en las personas, siempre creí que tenía razón, pero ahora estoy aquí y te tengo de frente, no puedo creer que el pensara que valía la pena luchar por ti.

En ese momento el corazón del pelinegro comenzó a latir desenfrenado, hacía mucho que no escuchaba ese nombre, sus ojos recorrieron la entrada de la escuela, viendo si había alguien que fuera testigo de ese intercambio.

—No quiero escucharlo....

—Te envío un millón de cartas, solía volverme loco lo triste que se ponía cada vez que te escribía una de esas...

—¿Cómo sabes sobre él?—, pregunto sorprendido ante la revelación y al mirar los ojos del castaño se dio cuenta que estaba a punto de llorar.

No podía permitir que los vieran en esa situación, así que lo tomo del brazo y lo arrastró hacia afuera de las puertas, encontrando un poco de resistencia pero al final se dejó llevar hacia un lugar menos concurrido.

—Así que que estás en contacto con ese estúpido...

—¿De que hablas?—, pregunto en voz baja Fluke.

—Dijiste que no tenías a nadie a quien contarle que yo estaba aquí, sin embargo aquí estás hablándome de Teerapat y de como te contó del millón de cartas que me envió...

—El no tuvo que decirme nada... Yo mismo lo vi—. El castaño parecía incrédulo por los vocablos del pelinegro. — Yo soy su esposo, así que lo vi escribirte cada una de esas cartas.

En ese momento los ojos de Ohm realmente se agrandaron, no muchas cosas hacían que colocará cara de sorpresa, pero esa última declaración lo había logrado, jamás espero que esa fuera su respuesta.

—¡Dijiste que no conocía a tu esposo!

—¡Yo no dije eso!

—Pero si te pregunte...

—Fluke Teerapat está muerto...

Tras esa declaración se hizo el silencio, solo se podía oír el susurrar del viento moviendo las hojas de los árboles cercanos, mientras algo en el estómago de Ohm se apretaba impidiéndole casi respirar.

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