Capitulo 2

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La primera mañana en su nueva casa, Fluke se despertó con un doloroso nudo en el estomago, todo era tan diferente, a su lado los dos bebés yacían dormidos, estaban teniendo un sueño profundo y reparador aunque días atrás hubiesen estado luchando por poder quedarse dormidos, se despertaban a menudo, lo buscaban en la oscuridad y por lo general terminaban llorando por no encontrar a su padre.

Y esa noche no había sido una excepción, tal y como pasara en su antiguo hogar habían llorado hasta que por fin se quedaron dormidos, él también extrañaba su antigua casa, esa que había comprado con tanto cariño junto a su primer y único amor, pero ahora solo le quedaba un recuerdo de los días felices, ya ese no era su hogar, debía adaptarse a su nueva vida.

Mirando hacia la ventana noto con inmenso alivio que afuera había un cielo brillante, lleno de nubes blancas en un lienzo del mas hermoso azul, estaba aliviado; incluso desde la comodidad de su cama podía escuchar el ruido de los departamentos contiguos, las voces amortiguadas por las paredes y los olores de deliciosos desayunos.

Nada de todo aquello le era familiar y ese era el encanto de haberse mudado a ese lugar, nadie lo conocía, nadie sabia por lo que había tenido que pasar, finalmente se levanto con cuidado de la cama desenredándose de sus bebés  comenzó a prepararse para el día, tenia un nuevo trabajo así que no podía permitirse llegar tarde, con cuidado saco uno de sus tantos pantalones de vestir, pero al parecer había perdido demasiado peso en esos últimos meses, no parecía que le quedaran bien.

Siempre se había sentido algo extraño por los kilos de más que había adquirido con el embarazo  de Nirin, ahora los echaba de menos, se paso la mano por el pantalón notando lo demasiado holgado que le quedaba y la camisa igual, suspiro algo frustrado para luego llevarse la mano al cuello y frotar un poco su mandíbula, estaba tratando de recordar la sensación de tener unos labios recorriendo ese trozo de piel, aferrarse a los recuerdos fue como sostener una luz, pero no tenia tiempo que perder, aun le quedaban cosas por hacer.

—¿Papi?—, la voz de Aroon salio temblorosa desde su lugar en la cama, por lo cual se giro y se forzó a regalarle una sonrisa algo acuosa, sus ojos se habían vuelto a llenar de lagrimas.

—¡Buenos días cielo!

Lo saludo con mucho cariño, para acercarse a la cama y sentar a sus dos niños para prepararlos para el día, la noche anterior ya había dejado todo listo para ese día, los sentó en la mesa en su pequeña sala y les dio su desayuno, mientras escuchaba la conversación que tenían entre ellos, estaba perdido en sus pensamientos, no sabia como le iría ese día en el trabajo, él había vivido por mucho tiempo en el norte, así que su tailandes de la ciudad estaba algo oxidado, solo esperaba que ese no fuera un gran problema para poder entenderse con su jefe.

Y por primera vez se pregunto si su padre habría tenido razón, casarse joven no fue lo que su familia hubiera querido para él, quedar embarazado poco tiempo después los había sorprendido y enojado a la vez; él era un Natouch, una familia bastante importante en el norte y en su ciudad natal se esperaba que todos ellos fueran a la universidad, obtuvieran un titulo, se convirtieran en médicos, abogados e inclusos políticos, los niños eran para ser cuidados por las niñeras mientras ellos trabajaban. 

Pero esa no había sido la vida de Fluke, no desde el principio, él y su esposo tuvieron que luchar duro por lo que querían, cuando llego el embarazo felizmente decidió quedarse en el hogar, su pequeña casa al borde del pueblo era todo lo que necesitaba, ese había sido su hogar, el lugar en donde habían sido felices; ahora caminaba por el pasillo de su diminuto departamento tratando de no golpear a sus hijos, con el bolso y las mochilas que colgaban de su brazo, miro con cariño sus lindos atuendos escolares, era su primer día en la guardería, había alentado a su lindo Aroon a ser valiente y le había expresado a Nirin su deseo de que no hubieran peleas.

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