Capítulo 6: Rutinas

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Los horarios le solían traer un poco de paz y armonía a Doyoung, hacer rutinas y cumplir al pie de la letra lo estipulado en tiempo y forma eran el respiro de su día a día. Desde que tenía uso de razón había sido de aquella forma, en cada aspecto de su vida se había acoplado al menos una rutina. Se había acostumbrado a vivir con ello y por supuesto que actualmente lo había implementado de igual manera en la vida de sus hijos.

Era una cosa de inercia, no podía evitar vivir escuchando el reloj aún sin tener uno cerca, desde cosas tan banales como procurar llegar en tanto tiempo de un lado a otro hasta planear su rutina diaria basada en horarios. Bastante útil y funcional. A pesar de ello, sabía que su afición a decidir por horarios no se debía a algún transtorno o TOC, simplemente le gustaba tener conciencia de que podría controlar los diferentes ámbitos de su vida, o hacerla más rápida y práctica.

Por lo que ahora que tenía una nueva situación que acoplar en su día a día no sentía realmente una complicación a la hora de reacomodar horarios, comidas, horas de sueño y muchos etcéteras. Especialmente para el día de sus hijos, ellos podrían no saberlo pero sus pequeñas cabecitas comenzaban a acostumbrarse, de la misma forma, a seguir un horario.

Y como padre soltero y único en la responsabilidad de crianza, se sentía realizado al generarles el hábito de guiarse en base a eso. Le facilitaba mucho a la hora de dormir, puesto que los gemelos, al siempre ser llevados a la cama a la misma hora, con el tiempo ellos mismos pedían ser arropados dada la hora necesaria. Le ayudaba de igual manera al momento de levantarlos y últimamente para alistarlos y poder llevarlos a la estancia en tiempo y forma.

Funcional y práctico, siempre buscaba esas dos posibilidades, su vida le exigió comprenderlo desde que su par de tornados llegaron a él.

Recuerda cómo, hace un par de años, él solo con la responsabilidad de sus hijos había aprendido y tristemente, por las malas, que si no encontraba una manera de organizar los días y cada segundo de su vida, se volvería un caos y terminaría llorando de madrugada junto a sus pequeños e inocentes hijos.

Le costó semanas y meses de desvelos, ojeras nada saludables, dolores de cabeza y cualquier parte de su cuerpo, cafeína hasta el tope a pesar de no gustarle porque solo así podía mantenerse despierto y activo; balancear sus horas de trabajo mal pagado con tener que convertir sus estudios a horas reducidas de lecciones en línea para conseguir un segundo empleo aún más desgastante y por sobre todo, aprender a cuidar a los gemelos. Sin olvidar el dolor de su corazón cuando al intentar recurrir a sus padres la espalda le fue dada sin siquiera una charla, porque eran personas chapadas a la antigua y no permitirían que su reputación fuese manchada por un hijo bisexual que tenía la custodia de dos bebés.

Todas esas cosas incluidas las crisis existenciales y llantos silenciosos de dos minutos porque el tiempo no le permita más, fueron las que lo obligaron a exigirse un control total y contundente. Porque las cuentas no se pagarían solas, porque la leche y pañales se esfumaban en un parpadeo, porque la carrera no era tan permisiva, porque el trabajo cada vez generaba menos ingresos.

Al menos tuvo una gran carga menos cuando Gongmyung, al mudarse de país, le regaló su auto; cada día le agradecía mentalmente a su hermano por haberle dejado aquel carro antes de irse del país, le libraba de muchos apuros diariamente. Si bien no era el más moderno ni de último año, era lo suficientemente funcional y seguro para poder transportar a sus hijos sin problemas.

Y, por supuesto, sabía y agradecía que tener amigos tan incondicionales y comprensivos fue el bote que lo mantuvo a flote durante mucho tiempo, Doyoung nunca podría terminar de agradecerles a Lucas y Jaehyun todo el apoyo que le brindaron siempre, desde cosas tan simples como ofrecerse a cuidar de los gemelos, resurtir su despensa en silencio y ayudarle con los estudios aún si estudiaban carreras diferentes, hasta cosas tan grandes como organizar fiestas de cumpleaños para sus niños, o como el más reciente: conseguirle un lugar en la oficina de Lucas.

Bruce Lee! • JohndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora