Capitulo 10.

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                                                                                                            Izzy.

¿Donde se supone que iba a llevarme? No puedo salir a estas horas de la noche, pero las pesadillas relacionadas con él, me están asfixiando poco a poco, y no creo que pueda soportarlo más...
—Si, claro, vámonos.
Al salir al portón, sentí el aire darme de cara y los pelos sueltos de mi peinado me cosquilleaban las mejillas y eso me ponía ligeramente nerviosa, o era... ¿que estaba con él? No había nada de malo en eso, pero no siento que este haciendo del todo lo correcto, más que nada por mi integridad y por...
—Izzy, eh, vuelve, no te vayas...
Su voz... podía interrumpir mis mayores males. ¿Como era posible?
—Jay, estoy aquí, no te preocupes, solo estaba disfrutando un poco del aire y de...
Me miro con cara de pocos amigos, pero al elevar una ceja supe que no había entendido lo que quería decir.

—Joder, Jay, estoy aquí, mi mente está quieta, a la espera, se que debe ser horrible aguantar todo este numerito, pero sino sabes como seguir, siempre puedes largarte y seguir yo sola. Me da igual, Jay, sinceramente, me da muy igual, estar sola.

Sus labios suspiraron una sonrisa que hizo que mi pulso se colapsara, pero no podía ni si quiera ser, porque el único que podía conseguirlo era una persona y él ya no estaba conmigo.

—Vamos, muévete, quiero que hagamos una carrera.

Le miré estupefacta, pensaba que no le estaba oyendo bien. Pero su cara no vacilaba.

—¿Una carrera? Son las 4 de la mañana. ¿Te has vuelto loco o te afecta el clima de aquí?

Se rio y sentí un escalofrío bastante cercano, no me gustaba esa sensación.

—Me estás escuchando bien, princesa, una carrera, es simple.

Levantó las manos en señal de rendición, pero espera, acaso había... ¿princesa? Pero este chico no sabe que lo odio a muerte.

—Está bien. Venga, cuanto antes empecemos, antes terminaremos y podré irme a dormir.

—Izz, está carrera tiene objetivos, eso quiere decir, que si tú me ganas a mí, puedes pedir lo que quieras, pero si yo te gano a ti, yo puedo obtener lo que quiera. A partes iguales.

Eso quería decir que yo, ¿podía hacer lo que él me pidiese? ¿Estaba preparada o iba a estarlo?

—Tenemos que llegar hasta el final de la calle, hasta el cubo de la basura, que creo que es el margen bastante aceptable.

Joder, tenía que ganar esta pura carrera, pero conociéndole sabia que eso estaba difícil, maldita sea.

—Que empieza la fiesta-dije sin mucho énfasis, pero el no paraba de sonreír y de mirarme con esos ojos que me hacían nublar mi mente.

No se tardaba más de 10 minutos en llegar, pero supuse que yo tardaría más, porque había quedado como boba mirando esa sonrisa y me había quedado atrás unos segundos, pero si quería ganar, tenía que hacer parte de trampas, algo que me enseñó Nick en su momento.
En una carrera tú tienes que ser la prioridad, tú tienes que mantener lejos de tu oponente o hacer que el solo se derribe.

Maldita sea,no podía atajar, era todo recto, pero no estaba muy lejos de alcanzarle, pero todavía tenía tiempo de remontar, si respiraba lo suficientemente bien y utilizaba y controlaba bien mis piernas, pero joder, ese cuerpo atlético no había quien lo superara.

Seguí corriendo y avancé y dejé atrás varias casas y hasta que acabamos en paralelo no paré, pero no gané.

Joder... llegué poco después de él, unos 7 segundos más tarde y casi caigo de bruces contra él al frenar tan brusco, me dolían las rodillas y maldita sea no había sentido esta sensación nunca, de querer tener el mundo bajo mis pies, pisarlo y poder con él. Gracias a... no no no.

Me di media vuelta dispuesta a irme a casa sin decir una palabra, pero me pilló desprevenida y me cogió del brazo desnudó y joder, sentí toda la electricidad de un rayo en mi cuerpo, levante la vista y le vi tan sereno con la respiración entrecortada y la luna por encima de nosotros, que me quedé perpleja ante su efecto.

—Has perdido, pero te di ventaja y no la cogiste, que despistada—me dijo a centímetros  de mí y dándome un golpecito en la nariz.

Se estaba quedando conmigo o algo.

—Jay, no... esto no...

—Esto no ¿que? Izzy.

—¿Qué quieres ahora de mí?

—Quiero que vengas conmigo a una fiesta, solo una, lo prometo. Se que no es tu mundo, pero...

Estaba de broma no podía, no podía ser la misma causa que odiaba Nick, a la que yo acudiese, sería como romper algo de él dentro de mi.

—No puedo hacerlo, lo siento.

Me enfrentó y le miré a esos ojos, que me estaban desconcertando...

—¿De que iba esta carrera, Jay?

Me miró súper serio pero destilando arrogancia, que bofetón tenía. Pero haría cualquier cosa por tocarlo, de cualquier manera.

—Tus putas pesadillas me están matando Izz, tú no te das cuenta, pero duermo cerca de ti y oigo tus lamentos, y esta noche... tu dolor me consumía.

No podía creer que lo que estaba diciendo fuera real, no podía moverme, era demasiado incluso para él. No podía creer ni por un segundo que  le estuviese importando.

—El amor de mi vida se ha muerto, ¿crees que las pesadillas acabarán?

—No era el amor de tu vida, joder.

—¿Cómo?¿Que acabas de decir?

Le empujé pero me cogió de las muñecas y las puso contra su pecho y empecé a oír sus latidos tan acelerados o a sentirlos contra mis dedos.

—Mira lo que provocas en mí, mirarme a los ojos y dime si esto es mentira, si piensas que estoy fingiendo. Tú dolor me abrasa, y como no puedo contenerlo, intento hacer que se evada, pero me lo pones muy complicado, yo no necesito perder a alguien de esa manera para saber lo que se siente, nena, pero desde que entraste en mi vida, no puedo contener mis ganas de quitarte las pesadillas e incluso de hasta si puédense revivirlo y devolvértelo, para que el brillo en tus ojos vuelva. Eres mi luz, y me estás abrasando. Pero me quemaré por ti,soportaré y lidiaré con todo lo que necesites. Me tienes aquí.
En un principio pensaba que podía odiarte, pero la muerte de alguien es superior y yo no sabía que ibas a entrar en mi de esa manera.

Estoy completamente en silencio, destruida por dentro, porque siento que por primera vez en mucho tiempo, él ha sido el único por unos minutos que ha sido de quitarme este peso y de hacerme reír y olvidar todo lo que me persigue. Aunque no sepa muy bien lo que quiere decir eso.

Estaba tan sumida en sus palabras y el estaba tan cerca de mí que no fui consciente cuando me acerqué un poco más y lo besé.

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