Izzy.
Me despierto vagamente con ligero dolor de cabeza, debe ser de la carrera de anoche, pero ¿cuantas horas he dormido? Me giro en la cama para ver la hora del móvil y pone que son las 12:00h, madre mía,es muy tarde. Me levanto con cuidado y voy al baño que está pegado a mi habitación, pero el sol entra a raudales por la casa y los pasillos y no veo a nadie ni oigo ningún ruido, asique entro al baño y me quedo frente al espejo... mirándome, me entra un leve cosquilleo cuando llevo mis dedos a los labios y recuerdo ese beso, que estupida fui.
Nick tiene que perdonarme, no sabe lo arrepentida que estoy, no puedo permitirme querer a nadie y mucho menos andar besando a nadie así como lo hice. No volverá a pasar, me lo juro mientras cojo el cepillo del segundo cajón y me cepillo un poco el pelo, hacia atrás.
Me vuelvo a mirar bien a la cara y como no soporto lo que hice ayer, me lavo la cara entera, bien con agua fría, para quitar algún resto de...Maldita sea, ¿porque lo besé? No tiene ningún sentido, aunque no es mi hermano, al menos no para mí, por ahora no, y tiene que entender que le odio a muerte y aún así caí en sus redes. Me prometí a mi misma que no volvería a querer a nadie, y muchos menos con esa intensidad con la que le quiero a él, porque todavía lo quiero ¿verdad? Por un beso tonto es imposible que haya dejado en algún momento de quererlo.
Me giro y salgo del cuarto del baño y bajo rápido las escaleras hacia la cocina y veo que hay una notita en la mesa de mármol morado, que dice: Te vi tan dormida y tan tranquila que no quise despertarte, no después de ese beso que me diste apresuradamente. He salido, no hace mucho y volveré. Espérame siempre. Con amor, J.
¿Que le espere? Pero este chico definitivamente está muy mal de la cabeza. Maldita sea, esta nota la podían haber visto nuestros padres. La arrugo y me la llevo conmigo mientras abro la nevera y un leve recuerdo me inunda la mente.
Su risa era tan despampanante, que me hacía dar vueltas a mi cabeza. Jugaba con mi pelo, mientras me hacía trenzas mal hechas y las volvía a repetir una y otra vez, mientras en el centro comercial, la gente nos miraba,y yo no podía parar de reírme bajito por las cosquillas que me hacían sus dedos en mi pelo y su risa, maldita sea, inundaba mis oídos tanto o más como mi canción favorita. Supe en ese momento que estaría tan perdida sin él. Al final me consiguió hacer una trenza un poco malherida con unos mechones por fuera, pero para mí fue tan intenso...
Se giró, me puso a la par con su pecho y me dijo cogiéndome de la barbilla para que le mirara esos preciosos ojos:
—Te quiero con todo mi corazón, reina. Me haces tan feliz, me hacía gracia como tú pelo me hacía cosquillas, es tan sedoso...
—Nick, por favor jajajaa, mi pelo es lo más normal que tengo yo. Sabes que hay cosas peores en mí.
—Pero podrías probar a ir a un psicólogo, yo puedo buscarte uno, el mejor, te lo juro, estaré contigo en todo, te lo prometo, no te dejaré. Nunca te voy a dejar caer.
Y me abrazó y en ese momento las lágrimas derrapaban.Estuve en el psicólogo tiempo después, pero no me funcionó, y mucho menos después de su muerte, nada funcionaría.
Y ahora ya veo que todo iba encaminado a esa dirección. Cerré la nevera de un portazo y me subí otra vez a mi cuarto a intentar calmarme, pero nada me serviría. Estaba tan lejos de él, estaba a casi 4 horas de distancia y ni si quiera tengo el valor de ir a verle.
Se que me rompería mas, se que la culpa me demolería por dentro y el corazón se me iba a a ir parando por cada letra de su nombre.
——————————————————————————*****—————————————————————————Horas más tarde, decidí que tenía que llamar a mi mejor amiga, era como una hermana para mí, Levana. Hacia semanas que no hablábamos, pero siento que cada vez la necesito más.
Marqué su número y tardó varios segundos en contestar.
—Hola IZZYYY!!
—Lev, no sabes cuanto te echo de menos...
—Si, tenemos que vernos, tenemos que hablar de muchas cosas.
—¿Pasa algo, Lev?
Varios segundos en silencio detrás de la línea.
—¿Lev?
—Puedes venir esta semana, no pasa nada, solo que se que tú no estás bien y tengo que darte una cosa. Es importante. Por favor, ven. Ya sabes donde es.
—Si, iré, no te preocupes, pero le pediré a Jay, que me lleve.
—¿Jay? ¿Es tu...?
—Es mi... hermanastro o medio hermano. Para mí no lo es, aunque la gente se empeña en reconocerlo como tal, es bastante fastidio—digo mientras pongo el manos libres y me hago un moño frente al espejo de mi habitación. Se me escapa una risa.
—Cuando nos veamos Lev, tengo que contarte cosas, ¿vale?
—Si, hace como dos meses que no te veo.
—Bueno, que sepas que tengo trabajo, estoy como camarera en nuestro bar favorito. Pero si vienes el sábado, no trabajo, libro, asique tengo todo el día para ti. Sabes que te quiero y que me tienes aquí para lo que sea.
Su manera de decir que me quería me estrangulaba un poco los pulmones y no podía respirar bien, mientras mis ganas de llorar me amenazaban.
—Lev, le echo mucho de menos, no puedo no llorar, no puedo dormir por las endemoniadas pesadillas. No lo supero. ¿Cómo voy a hacerlo?
—Hablaremos de eso cuando vengas, no te preocupes. Te espero. Te quiero. Conseguiremos sacarte de esta.
—Tengo que dejarte, tengo que ponerme a hacer cosas de esta nueva casa y mi nueva vida. Te quiero, Levi. Un beso muy grande.
—Te quiero Izz.Colgué con un regusto amargo en mi boca y mi garganta que iba directo a mi corazón. ¿Qué era eso que tenía que darme?
Oí pasos llegar así que fui corriendo a cerrar la puerta de mi habitación antes de si quiera pararme a pensar. Algo me ha dejado descolocada. Me senté detrás de la puerta con las manos en mis rodillas y mis lágrimas desbordándose y a punto de gritar.
Un golpe en mi puerta me saco de mis cavilaciones.
—Hija, soy yo. Papa.
Abrí la puerta y fui corriendo a abrazarle porque sabía que no iba aguantar más la presión en mi pecho, me amenazaba día a día, y ha salido disparada. Me permití llorar durante un rato.
—Hija, ya está, me parte el corazón verte así. Ojalá pudiera hacer algo por ti.
Rompí el abrazo y le miré, vi sus ojos cansados y las arrugas de preocupación en su cara, joder. Lo estaba pasando realmente mal.
—Papa... no puedo más. Es insostenible. Le amo. Lo voy a amar toda la vida y siento que no soy capaz de seguir con mi vida adelante por su maldita falta.
—Izz, tengo que hablar contigo. Vamos abajo. He estado contigo desde entonces, mi niña, y créeme que haré lo que sea por quitarte este dolor.
Quería creerle.
Me dejó unos segundos sola hasta que me recuperé un poco y tuve el valor de bajar sin mirar atrás.
Lo que vi me dejó tan helada...
—Hola hija mía. Soy mamá.

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La luz.
RomanceEl amor siempre parece ser una decepción o aparece de forma desafortunada e inesperada, pero cuando se vuelven a ver, saben que ya no hay vuelta atrás, que la luz se hizo en sus corazones.