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Una vez fuera de mi departamento, me encontré con una chica que era realmente bonita. Sabía que debía retirarme, pues yo era todo lo contrario. Sin embargo, ella se acercó a mí y me miró con una sonrisa.

—Hola, disculpa si es molestia, pero ¿podrías ayudarme?

—Ah... S-sí, claro. ¿En qué necesitas ayuda?

—Me acabo de mudar a este departamento. Al parecer, seremos vecinos, y no puedo subir la mudanza yo sola. ¿Te molestaría ayudarme? Prometo recompensarte.

—Oh, ok.

Y así, después de media hora de esfuerzo, subí un sofá grande por las escaleras, ya que en el elevador no cabía debido a su tamaño. Finalmente, llegamos al décimo piso. Cuando terminé, la chica parecía muy contenta. Se acercó a mí y me dijo que, como agradecimiento, me invitaba a cenar en su casa, ya que no tenía mucho dinero y se había gastado todo en la mudanza. Al parecer, el tipo que la ayudó la estafó y le cobró más de lo normal.

Amablemente acepté la invitación, no quería ser grosero. Al caer la noche, antes de ir a su casa, me tomé una ducha y me cambié. Me avergonzaba ver la gran barriga que tenía. Últimamente había subido mucho de peso debido a un problema familiar, lo que me causaba ansiedad y estrés.

Cuando salí de mi departamento, toqué a la puerta de mi nueva vecina con la esperanza de que se arrepintiera de invitarme. Pero, para mi sorpresa, ella me recibió con una cálida bienvenida.

La cena resultó algo incómoda ya que no nos conocíamos bien. Ella había preparado lasaña, y aunque me esforzaba por comer en silencio, no podía evitar sentir su mirada fija en mí, especialmente en mi estómago prominente. Eso me hacía sentir aún más incómodo.

A pesar de todo, comía en silencio, sin decir nada. No estaba gordo, pero tenía una barriga que sobresalía de mis caderas. Mi mente estaba llena de pensamientos: "¿Qué estará pensando?". Su mirada me ponía nervioso hasta que, afortunadamente, rompió el silencio.

—Y dime, ¿cuánto tiempo llevas aquí?

—En... ¿el departamento?

—Sí.

—Como dos años.

—Vaya, suena bien. ¿El lugar es tranquilo y cómodo?

—Sí, es tranquilo. Solo en ocasiones se escuchan los autos y ambulancias pasar; son... algo ruidosos.

—Jeje, entiendo. ¿Y vives solo?

—Sí, por el momento. Me mudé aquí porque... tuve problemas familiares.

—Oh, entiendo. Lo siento mucho.

—No te preocupes, no es nada.

—Y, ¿piensas estar solo?

—Ehm, pues... depende.

—¿Depende de qué?

—De si encuentro a una chica... con quien compartir mis días.

—Yo podría ayudarte con eso.

—¿En serio?

—Claro.

—¿Cómo harías para que un chico como yo encuentre a una chica?

—Es fácil. Tengo dos amigas con diferentes gustos, podría ser que le agrades a alguna de ellas.

—Oh, realmente te lo agradezco. Por cierto, no me has dicho tu nombre.

—Ah, cierto. Mi nombre es Melissa. Encantada de conocerte.

—Mucho gusto. Mi nombre es Bjorn.

La conversación, aunque al principio fue algo incómoda, resultó bien al final. La lasaña de Melissa estaba deliciosa, y me gustó mucho. Aunque, el pequeño detalle era cuando ella me miraba y trataba de disimularlo.

A la mañana siguiente fui al supermercado, con ganas de tomar chocolate caliente con bombones, ya que hacía mucho frío. Allí me encontré nuevamente con Melissa. Me puse nervioso al verla; no quería que me criticara más en sus pensamientos. Al parecer, alguien le había recomendado la tienda más cercana a los departamentos.

—¡Hola, Bjorn! Buenos días. ¿Dormiste bien?

—Ah... S-sí, dormí muy bien.

—Me alegra saberlo. ¿Qué piensas comprar?

—Oh, bueno, solo pensaba comprar un paquete de bombones y un chocolate.

—Está muy bien. Dado que te encuentro, ¿te gustaría venir a mi casa a desayunar?

—Uhm, sí, estaría bien.

No lo pensé dos veces. Las mañanas solitarias antes del trabajo podían ser aburridas, así que decidí pasar tiempo con Melissa. Se notaba que era una persona positiva.

Así que, después de regresar del supermercado, preparé el chocolate con malvaviscos mientras ella hacía hotcakes. Estaban tan deliciosos que repetí el plato. Melissa mencionó que podía repetir si lo deseaba.

Después de terminar el desayuno, me despedí y le agradecí a Melissa. Luego, fui a mi departamento para prepararme para el trabajo.

Trabajaba como abogado en una empresa y llevaba dos años en el puesto. Mientras el día transcurría lentamente, pensaba en Melissa. Parecía ser una chica buena y amable, pero supuse que lo sería con todos.

Cuando regresé a casa, me encontré con una pequeña sorpresa al llegar a mi departamento.

Una Promesa [Cancelled]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora