Capitulo 9

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Steve miraba la hoja de cálculo en su ordenador y Tony se encontraba reclinado desnudo en la tumbona, miro distraidamente la margarita que tenia delante y que ni siquiera había probado, sus ojos vagaron luego hacia la piscina disetada a imagen de las lagunas de la isla. Estaba rodeado por una selva ficticia densamente poblada por palmeras y exóticos helechos.

No tenía ni idea cuánto tiempo iba a mantener esta situación , aunque esperaba que pasase pronto. Además, necesitaba alejarse de él. Porque si no... ¿cómo podría tramar algo para recobrar el imperio familiar? Aunque, por otra parte, pensó con tristeza, seguro que él ya se había dado cuenta de eso.

Bastardo.

La furia de Tony duró unos diez minutos más hasta que poco a poco se fue quedando dormido. Mil preguntas y preocupaciones bullían en su mente pero finalmente sus párpados, cada vez más y más pesados, acabaron por cerrarse.

¿Qué deseaba Steve de el? ¿Por qué insistía en mantenerlo así? ¿Se trataba solamente de venganza, o quizás muy en el fondo lo quería de verdad pero se negaba a admitirlo?.

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"Es tan guapo" exhaló Tony, y apretó contra su pecho un plato de plástico con donas de chocolate cubierto de espeso glaseado. Se mordió el labio cuando observó a Steve anotar un último punto de voleibol, consiguiendo así la victoria para su equipo en el picnic de Industrias Stark. "Tan guapo" susurró.

Se escuchó la ovación del público mientras Tony estudiaba soñadoramente las facciones de Steve. Su cuerpo musculoso y atlético. Su cara cincelada y su magnífico pelo rubio. Su... Se ruborizó. Sólo tenía dieciséis años, así que probablemente no debía mirarlo justo ahí abajo.

"¡Lo has hecho!" gorjeó una voz femenina y una beta rubia delgada se arrojó en los brazos masculinos. "Eres mi héroe," dijo guturalmente y luego lo besó.

Tony cerró los ojos y sintió que se le partía el corazón. No quería ver cómo Steve besaba a otra persona.

Tony frunció el ceño entre sueños. Puedo fingir que es mío... sólo mío. Apretó los ojos con fuerza, los recuerdos dolorosos resultaban demasiado reales, incluso en sueños.

"Salgamos de aquí," murmuró Steve a su acompañante beta. No sabía que Tony se ocultaba entre las sombras, escuchando furtivamente.

Tony escuchó como se alejaban, y no salió de las sombras hasta asegurarse de que no había moros en la costa. Inclinó la cabeza y un dolor profundo lo atravesó, clavándosele en el estómago.

Respiró profundamente mientras estudiaba el plato de plástico que tenía en la mano. La dona de chocolate era su favorita.

Suspirando, Tony tiró el plato en el primer cubo de basura que encontró y luego se dirigió a la salida. No quería estar allí. No le apetecía jugar, ni escuchar a un montón de gente aburrida intentar mantener una supuesta conversación ingeniosa. Sólo quería irse a casa.

Mantuvo la cabeza alta y se encaminó a la puerta, una limusina lo aguardaba.

Steve y su acompañante estaban esperando que les trajesen el coche, pero Tony pasó delante de ellos sin prestarles atención. Podía sentir los ojos de Steve mirándolo, pero fingió no percatarse de su presencia. Por fin, el chófer de su padre le abrió la puerta de la limusina y el se coló dentro.

Sólo cuando estuvo a salvo en su casa, después de encerrarse a solas en su habitación, lejos del mundo y de ojos curiosos, sólo entonces, se permitió liberar sus sentimientos. Gateó entre,
las sábanas de satén de su lujosa cama y cerró los ojos mientras se adentraba en el sueño...

Tony despertó bruscamente, la tristeza se mezclaba con una urgente sensación de excitación que lo dominaba. Todavía inmerso en los entresijos del sueño, su mente era apenas consciente de que había estado soñando. Jadeó como un chico de dieciséis años conmocionado cuando abrió los ojos y vio la cabeza de Steve enterrada entre sus muslos.

-Steve?- resolló y su espalda se arqueó en la tumbona - ¿Qué estás.? oh, Dios.

Boquéo de nuevo, y su mente tomó consciencia de donde se encontraba y de qué estaba sucediendo. Allí estaba el, extendido en la tumbona, con los pezones tiesos y su entrada expuesta, mientras su marido le lamía y lo sorbeteaba febrilmente.

- Steve - dijo sin aliento. Enredó los dedos en su pelo rubio y le empujó la cabeza acercándolo más a su carne palpitante.
- Sí-siseó. Perdido en las sensaciones, perdido en las emociones.

La boca de Steve se apoderó de su entrada y comenzó a chupetearlo sin piedad. Los sonidos succionantes de su boca sobre su carne rompieron el silencio de la noche.

Tony chillo, su espalda se arqueó y sus piernas se enlazaron por instinto en torno al cuello de Steve y entonces, un orgasmo aún más fuerte estalló en su interior. Gimió cuando, sus piernas temblaban como hojas en una tormenta.

Steve desenroscó con cuidado sus piernas de alrededor de su cuello y las colocó de nuevo abiertas sobre los brazos mullidos de la lujosa tumbona.
Su cara emergió de entre sus muslos, la mirada azul intensa, mientras observaba como el cuerpo jadeante de Tony se derrumbaba en el colmo del placer.

Cuando se acabó, cuando se sentía calmado y narcotizado por el clímax, miró hacia arriba, buscando la mirada de Steve.

Tony inspiró profundamente, al notar como sus ojos lo devoraban. Permaneció allí plantado un momento y después comenzó a quitarse el traje.

- Tu cuerpo es delicioso - murmuró - tan apetitoso como siempre me imaginé que sería.

Tony abrió los ojos como platos. ¿Tan apetitoso como siempre imaginó que sería? Eso casi sonaba como si hubiese fantaseado con él alguna vez.

-Pero ahora ha llegado el momento de adelantarnos en la siguiente fase- gruño mientras se desabrochaba los pantalones- La fase en la que te hago el amor de la noche a la mañana.

Arqueó una ceja arrogantemente al tiempo que se bajaba los bóxers.

-La fase en la que dejó embarazado a mi esposo de nuestro primer heredero.

PECADOS PATERNOS (ADAPTACIÓN STONY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora