TobiIzu - El príncipe del Sueño

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"Dentro de los siete vientos, el mundo es destruido por veneno. La causante de todo no lograba conseguir sueño, por sus pecados finge llorar".


Dentro de la mansión la familia Uchiha se podía escuchar los gritos del hijo menor el cual se encontraba en la sala del té acompañado de su hermano mayor.

—¡Mi matrimonio es un fiasco! —exclamó el hijo menor del matrimonio Uchiha—. ¡Tobirama no para de tener amantes teniéndome a mí como esposo!
—Hermano... —dijo Madara tratando de llamar la atención de su hermano.
—¿¡Por qué no puede ser como Hashirama!? ¡Tu marido siempre te da muestras de cariño, siempre piensa en ti y no te engaña! —gritó Izuna mientras su voz iba tomando más tono de voz.
—¡Izuna! —gritó Madara tratando de llamar la atención de su hermano menor—. Al menos ten consideración que me iré en un día.
—¡Lo dices como si mi problema no fuese mucho! ¡Tú te casaste por amor, pero a mí me obligaron y nuestros padres me tienen obligado a mantenerme casado!
—Pero no puedes vivir tocando este tema de tu mal matrimonio.
—¿Por qué no? —preguntó enojado.
—Fácil, te ayudaré. Vivo con Hashirama y sabes que al igual que nuestros padres él es un excelente médico. —comentó Madara con calma, comenzando a servirse un poco de té mientras se acomodaba en su asiento.
—¿Y eso que tiene que ver con mi infiel marido? —interrogó Izuna.
—Fácil. —dijo Madara quien dio un sorbo y luego volvió a hablar—. Antes de partir nuevamente hacia al exterior puedo enseñarte a hacer "una maravillosa medicina".

Izuna no comprendía a que se refería su hermano mayor, pero la sonrisa de ese no le causaba mucha confianza, pero se trataba de su hermano mayor, así que ese sí sabía qué hacer.

—Muy pocas veces veo a mi suegro y a mi esposo manejar esos químicos. Si no te olvidaste, Butsuma es un buen forense y Hashirama un buen médico.
—Madara... ¿Qué insinúas? —preguntó Izuna.
—Supongo que Tobirama debe estar cansado por el trabajo y esos amantes que tiene, ¿no?
—Pues... Sí. Siempre llega a casa con la excusa de que está cansado.
—Bien, te enseñaré a como se hace la maravillosa medicina, pero no puedes contarle a nadie, ¿está bien?

Y sin más, hizo trato con su querido hermano mayor.
Los días que ese se mantuvo en Japón logró aprender a como realizar la medicina que de verdad era maravillosa. Ese menjurje era capaz de curar el estrés y darle dulces sueños a quienes no podían dormir.
El menor quedó maravillado con la capacidad de estas lecciones que le dio su hermano. No dudo en decirle a su hermano que le mandara saludos a su suegro y a un gracias a Hashirama por haberle enseñado al Uchiha mayor a preparar esa medicina con tantos componentes.

Como todos los días Izuna se encontraba preparando el laboratorio de sus padres los cuales cada día parecían más cansados con tantos pedidos de medicinas para dormir. Era conocedor de que la clase obrera que era la mayoría del pueblo era la que más sufría de síntomas de estrés e insomnio.
El trabajo de Izuna era fácil, solo tenía que administrar la cantidad de pedidos, a diferencia de sus padres y su esposo que eran quienes debían de ir a entregarlos y prepararlos.

—Maldigo que sean tantos. —comentó el Senju albino entrando a la sala.
—Eso no dices con tus jóvenes amantes. —respondió Izuna con enojo.
—Al menos ellos no me reciben de una manera tan amarga. —dijo Tobirama mientras se quitaba la bata.
—Tobirama. —llamó Izuna—. Cambiando de tema, últimamente en el dormitorio noto que no duermes en lo absoluto. Te la pasas muy cansado. —dijo el Uchiha mientras sacaba uno de los frascos de los medicamentos de sus padres—. Así que he mejorado la dosis acorde a ti. El día que Hashirama estuvo junto a Madara él me mostró una ficha médica sobre ti. Le conté mi preocupación y me ayudó a prepararte esto. Teme que por tu cansancio hagas algo mal y por error cobres la vida de un inocente. Tienes que tomar una gota antes de dormir, todo esto durante un mes entero.
—Tsk. —El Senju chasqueó la lengua mientras miraba con desconfianza el medicamento, pero como escuchó que Hashirama ayudó a prepararlo fue suficiente para no desconfiar—. Como sea.

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