Pecado

IzuKawa - La quemadura

Si pensó que el infierno jamás tendría lugar para él, estuvo sumamente equivocado. La guerra contra los Uchiha fue tan brutal hasta el punto en que los Senju perdieron. 
El Clan Senju, su familia, su pueblo, fue sometido por el fuego de los Uchiha. 

Ya paso un mes desde ese cruel suceso, el cual obligó a Kawarama convertirse en el juguete personal del niño malcriado del líder Uchiha: Izuna. 
Desde el día que fue obligado a dejarse tomar por ese joven, solo quedó una parte de él actuando como perro del Uchiha. 
Tenía que caminar con sus manos y rodillas, simulando ser un animal, porque según el chico él ya no era un ser humano. Se le prohibió hablar, se le quitó la mayoría de sus prendas de vestir y fue obligado a comunicarse únicamente con sonidos. Le prohibieron comer como las personas, tenía que hacerlo como un animal, y únicamente el Uchiha podía bañarlo.

Lo extraño de toda la situación, fue el hecho de que Izuna lo obligaba a dormir a su lado en semejante y cómoda cama. Desconocía por completo el porqué el Uchiha permitía eso. De todos los esclavos que había, era extraño que ese Uchiha lo eligiera a él. Al inicio pensó que elegiría a Tobirama debido a la realidad que poseía con ese, pero nunca imaginó que él tomaría el lugar de su hermano.
Todas las noches antes de dormir, Izuna le susurraba lo mismo siempre. 

—Lo que tú estás pasando es mejor que lo que pasan tus hermanos. Solo debes ser una linda mascota. —susurró el Uchiha como todas las noches.

Kawarama sentía que esas palabras creaban una brutal quemadura en su mente. Una y otra vez, todas las noches antes de dormir, Izuna susurraba esas palabras y él, comenzaba a comprenderlas.
Observó como su pueblo y su familia fueron tratados. Poseían menos derechos que los animales, que él. 

Cada caricia en su cabeza por las veces en las que se portaba bien era una señal suficiente de que él podría recibir un poco más. Un premio por ser un buen cachorro.
A los días comenzó a recibir más halagos por parte de su amo. Toques traviesos que buscaban cautivarlo y dejarse entregar ante el mayor.

—Kawarama, pronto te quemarás hasta el punto que arda y no puedas recordar quien eres. —aseguró Izuna mientras acariciaba la barbilla del menor. 

En otras ocasiones, Kawarama se mantendría reacio ante eso, pero esta vez decidió simplemente acatar. Aceptar por primera vez que tenía una quemadura mental por culpa de ese Uchiha al cual por fin podía decirle amo.