TajiTobi / TajiMada - Rojo amor.

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La ciudad ya no poseía la calma de todos los días, múltiples asesinatos comenzaron a aparecer por toda la ciudad.
Los asesinatos se centraban en hombres, ninguna mujer por el momento. El método de este asesino era extraño, no poseía ningún vínculo con sus víctimas, era alguien muy escurridizo. No tenía fijación fija por características físicas.

— Anda a saber si sigo yo — Gikaku comentó sentado en el suelo ante el sofá.

En aquella sala se encontraban los cuatro hermanos Senju y Mito sentados en el sofá mientras veían las noticias. Sentados en el suelo se encontraba Hikaku, Kinkaku, Ginkaku, Minato y Kagami, quienes todos veían las noticias sobre lo sucedido.

— Con lo feo que estas te devuelven. — Rápidamente soltó Kawarama con burla, haciendo que todos se rieran.

— Espera... ¿¡PORQUÉ ME RIO SI SOY SU GEMELO!? — Se quejó Kinkaku al percatarse muy tarde de la situación, haciendo que todos comenzaran a reír nuevamente.

A pesar que se reían por el momento, por la mente de Tobirama no dejaba de pasar la idea de las víctimas.
Varias de ellas eran reconocidas. Fugaku era el mejor amigo de Minato y ahora había fallecido de igual manera que los desaparecidos, la vida fue tan cruel que no solo se llevó al hombre, sino también al hijo mayor de ese.
¿Cómo aparecían los cuerpos? Los cuerpos tenían marcas de sexo consensuado, no poseían ninguna vestimenta, aparecían bastante cuidados, como si fuesen muñecas, pero les faltaba por completo la sangre como si los drenarán por completo. El mirar era el mismo, un rostro perdido pero maquillado como si tuviese vida. Los labios siempre portaban un ligero brillo.
Él había sido el único que se percató en algo, y era que cada víctima tenía un vínculo con la anterior. ¿Por qué la policía pasaba aquello de largo? Todo era realmente extraño.

Y más extraño se fue colocando la situación cuando este grupo comenzó a padecer aquello. Comenzando por el hijo de Minato quien desapareció después de un entrenamiento. Minato había quedado completamente desesperado y fue el siguiente en desaparecer. Luego Sasuke el hijo menor de Fugaku.
Pasaron dos días sin desapariciones hasta que volvieron. Hikaku fue el siguiente... Y la situación empeoraba cada vez más y más.
En ese periodo Tobirama notó como sus dos hermanos menores poseían marcas en sus cuellos, sabía que Itama trataba de ocultarlas pero Kawarama se olvidaba por completo.
Las marcas de Itama parecían más brutales a las de Kawarama pero ambas parecían tener el mismo fin, placer sexual.

— Te lo juro Hashirama... Itama esconde algo al igual que Kawarama

— Vamos Tobi, estas paranoico. ¿Y qué si tienen sexo? ¡Son jóvenes!

— ¡Pero las marcas de Itama en su cuello no son normales!

Su hermano en sus declaraciones no lo había tomado en serio en ese tiempo, incluso sus pequeños hermanos cuando los fue a encarar lo habían tomado de paranoico. No podía comentarle a su padre quien ya tenía suficientes problemas. Butusma trabajaba doble turno en un restaurante desde que había quedado viudo. Si le decía sabía que tendría dos reacciones, o la misma que la de Hashirama o se preocuparía de sobremanera hasta el punto de poner algún castigo.

La familia fue tocada por el asesino días después. Todos de la familia Senju sabían la rutina de Itama después de clases, iba a la biblioteca y luego a casa, pero nunca llegó a casa. Las pocas cámaras de seguridad lo habían captado salir de la biblioteca, pero el resto del camino a casa no había cámaras de seguridad así que su rastro se perdió por unos tres días. Luego de esos tres días su cuerpo fue hallado como el estado de los demás. Desnudo, pálido y sin una gota de sangre.
La vida fue tan cruel que más adelante se llevó también a Kawarama de la misma manera. La familia se había destruido por completo.
Hashirama admitió que Tobirama tenía razón y se culpaba repetidas veces que si hubiese hecho caso a las palabras de Tobirama sus hermanos estarían vivos. Por otro lado, Butsuma no había soportado la situación y como había pasado cuando enviudo, busco solución en el alcohol.

El día del entierro de Kawarama al igual que en el de Itama estaban las mismas personas, pero entre ellas había una diferente a los demás.
Un hombre de cabello peculiar que cubría uno de sus ojos estaba allí, ese hombre era un profesor allegado a la familia, había sido por años profesor de Tobirama y los demás Senju. El mirar de ese hombre, de Tajima, le daba una mala espina. Aquel mirar que Tajima dedicaba hacia la espalda de Butsuma le helaba la sangre... Era como si ese mirar dictara la muerte de alguien.
Las desapariciones pararon por una semana más del tiempo que siempre sucedían. Tobirama notó como su padre había dejado el alcohol, pero se iba a menudo de la casa, ya no estaba trabajando el doble turno que hacía antes.
No le diría esta vez a nadie sobre su idea, cuando ya su padre no vino al día siguiente se puso en marcha.

Tobirama recordaba con exactitud donde vivía su antiguo profesor, sabía que ese hombre había quedado completamente solo desde que su esposa había pedido el divorcio y la mujer ganó la custodia de los cinco hijos. Aunque misteriosamente ella desapareció y la custodia paso nuevamente al hombre.
Una vez llegó a esa residencia se mantuvo viendo desde la entrada aquella puerta, más nunca la tocó. Lo que si sorprendió al menor es que la puerta se abriera mostrando al mismo Tajima quien sonreía con alegría.

— Haz crecido bastante Tobirama ¿Qué te trae nuevamente aquí? — Interrogó el mayor al menor.

— Quería saber si mi padre estaba por aquí... Me he enterado que usted ha estado muy apegado a él desde la muerte de mis hermanos...

— Eso es cierto. Y si, tu padre se encuentra conmigo. Así que pasa. — El señor Tajima abrió más la puerta haciendo pasar a Tobirama hacia el interior donde allí guiaba a Tobirama hasta dejarlo en el pasillo.

— Quédate aquí, iré a buscar algo. Tu padre se encuentra durmiendo en la recamara. — Tajima en suma confianza dejó al menor en el pasillo frente a la puerta de una recamara.
Con la espera de un minuto Tobirama miró a todos lados y sin pensarlo fue hacia la puerta para forzarla, pero esa misma estaba abierta. Cuando abrió por completo la habitación lo había dejado helado. Parecía un enorme baño, únicamente con una mesa metálica en un lado de la habitación. Colgando del techo había varias perchas de varios atuendos... De entre esos atuendos reconocía la vestimenta completa del último día que vio a sus hermanos vivos. Las numerosas cubetas repletas de sangre no superaban la grotesca escena de la tina. La tina estaba completamente llena de tina, poseyendo el cuerpo de un hombre que estaba completamente pálido... Era el cuerpo de su padre.

— Esto... Lo hago por ti. — Antes de que Tobirama pudiese reaccionar ante las palabras que escuchó a su espalda, algo había golpeado su cabeza con brutalidad, causando que cayera inconsciente.

(...)

Cuando despertó poco a poco abrió los ojos, quiso moverse, pero no lo logró en absoluto. Frente a él había una hermosa mujer de cabellos largos azabaches, una piel bastante fina y unos ojos completamente negros. La hermosa dama estaba atada y amordazada por una cinta, poseía un hermoso vestido blanco de boda... Vestido que él también poseía.
Si bien cuando notó que poseía también un vestido y estaba atado a una silla como la mujer, su boca estaba libre.
Estaban sentados frente a frente, una mesa metálica redonda los dividía.

— Oh... Espero que esta vez ella acepte que me gustaría tener a mi alumno estrella como segunda mujer. — Tajima mencionó yendo hacia ellos, donde en la mesa deposito una cubeta de sangre.

Con un pincel tomó un poco de la sangre y empapo el rostro de la mujer, quien comenzó a quejarse con pavor... Aunque su voz parecía más gruesa que la de una mujer.

— ¿M-Madara? — Tobirama susurró con miedo al recordar el hijo mayor de su antiguo profesor.

— La sangre de quienes yo traiga las dejará hermosas... Oh, pero he de admitirlo... Tobirama es la más hermosa... El blanco lo hace tan puro. — Tajima comentó aquello yendo hacia Tobirama, donde allí lo tomó de la barbilla. — Todo esto... lo hago por ti... Por quien realmente amo.

PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora