CAPÍTULO 17

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UNA MISA Y MUCHAS SENSACIONES.

AIMEE

Jamie: Ven a la iglesia.

El mensaje de mi hermano era claro y conciso, le contesté rápido.

Aimee: ¿Es urgente? Es que me acabo de despertar y ando comiendo.

Jamie: Ya van a dar las dos, ven rápido.

No le respondí, levanté mi rostro y bajé de la silla.

—Lo siento, pero debo irme.

Todos se me quedaron viendo.

—¿Está todo bien? –Sterling lucía realmente preocupada.

Llevé mi vista hacia los demás, sus rostros estaban inexpresivos, solo Adriel parecía gozar de su comida, mientras que el resto me veía con el ceño fruncido.

—Sí, solo que tengo que irme, debo ir a la iglesia.

Las caras de desagrado se hicieron notar, excepto en el rostro de Sterling que, siguió con una cara de preocupación. Una idea se cruzó por mi cabeza.

—¿Quieren venir?

La sorpresa en sus rostros era visible, Sterling fue la primera en sonreír.

—Estaría encantada de acompañarte.

Sonreí, giré mi rostro hacia Alec, esperando que aceptara mi invitación.

—Yo... no creo... ¡Auch! –noté como Sterling le dio un codazo, él se sobó y luego regresó su vista hacia mí–. Quiero decir que... iré.

—¡Genial! –me giré hacia DSlee y a Sathiel–. ¿Ustedes quieren venir?

Sathiel suspiró, sus ojos se desviaron hacia Sterling, no pude ver muy bien qué cosa le dijo, pero no tardó mucho en volver a posar sus increíbles ojos grises en los míos.

—Me gustaría acompañarte, pero tengo cosas que hacer.

—Oh, ya veo, tal vez sea en otra ocasión –me volteé hacia DSlee–. Por tu cara, me imagino que no quieres ir.

Él se encogió de hombros.

—Aunque me gustaría escuchar los estúpidos sermones que da el Pastor Clark –me tensé por la forma en que se expresó de las misas–. Tengo que ayudar a Sathiel en sus cosas, así que, tal vez otro día.

No sabía qué decir a eso, su franqueza me había dejado sin palabras, para evitar decir algo incoherente, me giré hacia Adriel para ver si quería ir con nosotros, pero no pude decir ni una sola palabra, me interrumpió de una forma brusca.

—Antes de que me preguntes, la respuesta es no, prefiero enterrarme el tenedor en la yugular antes de ir a la iglesia a escuchar una misa.

Se puso de pie y salió de la cocina, dejándome con una clara cara de confusión.

Quería decir algo, sacar a la luz a esa chica que supuestamente ama al señor, pero no pude, no me salía ser hipócrita, odiaba la iglesia y todo lo relacionado a ella, pero no podía decirlo o demostrarlo, porque estaba mal.

Suspiré y traté de alejar los malos pensamientos.

—No le hagas caso –murmuró Sterling–. Nos tendrás a nosotros dos –apuntó a Alec y a ella misma.

—Sí, tendrás mejor diversión con nosotros a tu lado –soltó Alec, un brillo travieso se vio en sus ojos verdes.

Un hormigueo extraño me atravesó, tragué en seco y carraspeé.

LA REINA INFERNAL (Una lucha de poder)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora