capítulo #14

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Ella pov

Haile me había abierto la puerta para que subiera al automóvil, luego lo rodeo por la parte de adelante, debo decir que se ve sumamente sexy con ese atuendo, su cabello largo y su poco maquillaje. Sin hablar de la actitud que muestra todo el tiempo.

- ¿lista para tu sorpresa?

- ¿mi sorpresa? No me habías dicho era una sorpresa.
Abrió grande los ojos como mostrando se había equivocado y rió tan presiosamente que me quedé cautiva mirándola.

- bueno no así... ¡¡como sorpresa!! tampoco...
Volvió a reír y está vez me contagió.
- tu solo cierras los ojos cuando te diga. ¿Vale?

- no se, eso me da miedo.

- pero esa es una importante condición para esta noche.
La miré como sin creer lo que me estaba diciendo. Miró mis facciones y volvió a reír.
- ¿me promete que lo harás?
Puse a un costado mi labio como mostrando mi duda, pero ¿como resistirse al pedido de esa carita?

- bueno ok. Pero no me vayas a estar empujando.
Se acercó a mi de golpe, lo que hizo que me sintiera totalmente errática, sentir su aroma tan cerca, pensé me besaria, tomó el cinturón y lo abrocha, levantó la vista, nuestras miradas eran intensas, mientras lo hacía miré sus hermosos labios.
¡wou como deseaba besarla!
Al escuchar el ruido de la traba del cinturón, volví a mirar sus ojos, era ahora ella la que miraba mis labios, me los lambi y mordió los suyos. Podía oír mi corazón latir demasiado rápido.

- ¡primero la seguridad!
Dijo bajito con un tono demasiado dulce. Luego se movio acomodándose en su asiento y yo intentaba calmar mi respiración.
- ¿que música te gusta?

- mmm... no se, no soy de escuchar mucha música.

- ¿que? ¿como puede suceder eso? La música lo es todo, es antídoto que lo cura todo, es el idioma universal, es la manera de asociar los buenos recuerdos, con un momento en específico.

- wou hablas con tanta pasión que ya quiero oír música.

- te haré escuchar algo que a mi me gusta.
Coloqué la música de Adele, creó que en el mundo debería escuchar su voz.

- ah esta si conozco. Canta fabuloso.
La miré encantada, amaba la música y que ella sepa admirarla me dejaba eufórica.
Movia la cabeza y yo comencé a cantarla.
- oye tienes una grandiosa voz.

- gracias.

- no, pero no es un alago. Es una realidad. Si no, ni te lo diría.
Dije levantando un hombro.

- ¿que?... si cantaría feo mirarías para otro lado.

- no, es más me tapatía los oídos.
Ambas reímos y el viaje prosiguió muy cómodo.
Unos centímetros antes de llegar al lugar sentía mis piernas temblar, estaba sumamente nerviosa.

- debes cerrar los ojos. Pero no vale hacer trampa de espiar entre tus dedos.

- prometo no lo haré.
Ella se tapó los ojos con ambas manos, y se recostó sobre el asiento. Volví mi mirada al lugar, doblando hacia el camino.
En pocos minutos ya estábamos, apague el auto.

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