Capítulo 4

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Se abren las puertas del ascensor y estoy de nuevo en el salón. He hecho un gran esfuerzo por no ponerme a llorar y lo voy a seguir haciendo hasta que llegue a casa. No sé la razón por la que necesito llorar, sólo quiero desahogarme. Me abro paso entre la gente y unos pasos antes de llegar a la recepción noto que alguien me coge del brazo, frenándome. Me da la vuelta y veo a Harry mirándome con una expresión, si le conociera, de arrepentimiento y enfado al mismo tiempo.

-Señorita, lo siento mucho, no debería haber hecho eso, no es digno de un caballero. Lo siento, perdóneme -coge mi barbilla alzándomela y obligándome a mirarle a los ojos.

-Sabía que esto no iba a salir bien, lo sabía -cierro los ojos y me muerdo el labio mirando hacia abajo intentando disipar el nudo de mi garganta-. Quiero salir de aquí, vaya usted con el ministro que le necesita, yo me cogeré un taxi -le miro a los ojos y hago una lucha interna contra mis lágrimas para que ahora mismo no resbalen por mi cara.

-No no, el ministro puede esperar, ahora lo importante es usted. No quiero que se vaya por favor... No la tocaré, no le haré nada que usted no desee y me aseguraré de que nadie diga nada sobre lo ocurrido -hace una pausa-. No podría permitir que se fuera.

Habla serio pero lento y suave, saboreando las palabras.

-No ha sido una buena idea venir aquí -trago saliva.

-Ha sido culpa mía, lo hubiéramos pasado bien si no llego a traspasar los límites -levanta su mano y seca un lágrima al borde de desbordarse por mi cara con el pulgar-. No llore, no aguanto ver a la gente llorar y menos a usted.

Miro hacia el techo intentando tragar las lágrimas, y asiento resignándome y mirando al suelo. De pronto me veo envuelta en sus brazos, sintiendo ese calor tan familiar, mientras me acaricia la espalda para tranquilizarme.

-Tranquilícese, todo va a estar bien, respire -inclina la cabeza y me regala un suave y dulce beso en el cuello.

Intento respirar normal y tranquilizarme, así que me separo unos milímetros y agarro las solapas de su chaqueta, cerrando los ojos e intentando recobrar la compostura.

-No me iré hasta que se tranquilice, el ministro puede esperar.

-Estoy...estoy bien no se preocupe -me aparto intentando mostrar una leve sonrisa.

-¿Segura? No me gustan las mentiras -me coge de la cintura juntando su frente con mía. Puedo notar su respiración acompasada en mi boca.

-Sí, segura -asiento.

Me acerca más a él destruyendo el poco espacio que nos separa y presiona mis labios con suavidad besándome dulcemente, y al sentirme más relajada y totalmente perdida en sus labios, le correspondo enredando mis manos en sus rizos y moviendo mis labios al compás de los suyos.

-¿Mejor? -dice separándose y sonriendo.

Me acaricia la mejilla.

-Vamos dentro, ha hecho esperar al ministro, considérese importante -ríe.

Río ante su comentario y le cojo del brazo, intentando mantener la compostura a pesar de todo. Llegamos a donde está el ministro y parece algo cabreado, a juzgar por su expresión.

-Señor Styles llevo esperando treinta minutos.

-Perdón, tenía cosas importantes que hacer. -Se disculpa Harry.

-¿Más que hablar con el primer ministro?

Harry gira su cabeza y me mira, creo ver un destello de dulzura en sus ojos.

-Supongo que sí.

-Da igual, escúcheme, hay prensa esperando fuera, quieren saber sobre los asesinatos.

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