Capítulo 9

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Cuando salgo de la ducha al día siguiente, Harry está aún dormido. Está abrazado a la almohada. Dice mi nombre, y la estrecha más contra él. ¿Está soñando conmigo? Se despierta antes de que me vaya, así que le espero y me lleva al club donde trabajo. Lo primero, es darle una respuesta al señor Newman.

Me acompaña hasta el pasillo, y yo le doy un pico.

-Espéreme aquí -le pido.

La decisión está tomada.

Cuando salgo del despacho, le miro con una sonrisa que no me cabe en la cara.

-Vamos al campo. -Le digo,y empiezo a andar por el pasillo.

-La conversación, ¿bien?

-A partir de mañana soy oficialmente la directora del club -me lamo los labios, mirándole emocionada.

Se le forma enseguida una sonrisa de oreja a oreja, y me coge por la cintura levantándome y dándome vueltas por el aire. Parece feliz. Así es como me gusta verle.

-Me alegro muchísimo -y me baja un poco, besándome.

Me besa, adueñándose de mi boca.

-Creo que deberíamos ir ya al campo.

-Tiene razón -sonríe en mis labios, pero su boca baja hasta mi cuello y empieza a lamérmelo y a mordérmelo. Succiona, y creo que me ha dejado un chupetón. Mierda, no hay quien pueda con él.

Me mira triunfante, y me separo yendo a un espejo cercano que hay en el pasillo. Efectivamente, ahí está el chupetón. Me ha marcado, como si fuera suya. Por mí, sería suya, pero como él dice, no puede haber malentendidos. Esto no es nada sentimental. Sin embargo, mientras me miro al espejo, veo unas marcas en mi mandíbula. Oh, debe ser del hombre de ayer.

-Mire lo que me ha hecho -le señalo el chupetón. Lo ha hecho bien, o sea que tardará en irse.

-Perdone, no era mi intención. Dice sarcástico, y me sonríe pervertido mientras se acerca a mí.

Se pone detrás de mí en el espejo, y veo nuestro reflejo como la última vez.

-¿Le hizo mucho daño? -Vaya, parece que se ha percatado de las marcas en mi mandíbula. Me acaricia la cintura, y me estremezco.

-Un poco... -poso mis manos sobre las suyas, sin poder remediarlo.

Nos observo. Me encanta la pareja que hacemos. Que haríamos, si él sintiera algo por mí. Pero no lo siente. Amo infinitamente nuestra diferencia de altura.

-Maldito hijo de... debería haberle matado -y pone esa cara seria suya, enfadado.

-Está todo bien -sonrío.

Por la tarde decido llamar a Luke, que no lo veo desde hace unas dos semanas. No puedo separarme de él tanto tiempo. Cuando llega, Harry se ha ido hace diez minutos. Abro la puerta, y me tiro a sus brazos con una sonrisa. Es incluso más alto que Harry.

-Te he echado de menos.

-Y yo a ti -me devuelve el abrazo y cuando entramos en casa, me mira de arriba a abajo.

-Sigues igual de fea que la última vez -me dice con una sonrisa.

-Y tú igual de idiota -le doy un puñetazo flojito en el brazo.

-¡Que no me des! -Empieza a hacerme cosquillas y acabamos tirados en el sofá. Cuando paramos de reírnos, nos quedamos cada uno a un lado del sofá mirándonos.

-¿Y ese chupetón?

-Te has perdido bastante desde la última vez que nos vimos.

-Ya estás tardando en contármelo.

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