Capítulo 40.

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Always and forever.

Me comienzo a arreglar lo cual no me lleva mucho tiempo ya que en cuestión de minutos estoy lista, llevo un conjunto que constituye en un top y una falda ambos dorados, unos tacones y dejo mi cabello liso suelto, de maquillaje no llevo más que un labial.

—No sabes cómo te odio.

Salimos juntos de la habitación para luego bajar las escaleras, a él no le gusta la idea que vaya a esta fiesta.

—Ya déjate de quejas. — lo corto.

—No quiero ir a esa estupidez, quiero estar en nuestra cama.

Me abre la puerta del copiloto mientras él se va a la del piloto, entra y le doy un beso para que se calme.

—Es el cumpleaños de Carlos.

—Y porque es tan importante —se cruza de brazos.

—Carlos es mi amigo. —refutó.

—Pero yo tu novio.

Claro que si mi amor.

—Solo déjame felicitarlo y darle su regalo —respondo en un murmullo— y ya luego volvemos.

No me contesta y solo se dedica a manejar, no llevamos seguridad ya que a él no le gusta.

Nuestro futuro esposo nos va a cuidar.

Se que la fiesta es largo ya que es a afueras de la ciudad, la verdad me la pasó en una llamada con mi mejor amiga.

—Ya te quiero ver llegando con el Adonis.

—Gabriela supera esa historia. —bromeó.

—No puedo, ustedes me recuerdan tanto a ella.

Sigo hablando con ella hasta que Nic frena lo que me hace cortar la llamada para ver lo que sucede.

—Se me acabo la gasolina. —me avisa.

Que rico huele la gasolina.

Miro el lugar, estamos en una gasolinera, aunque lo que capta mi atención es el local a unos metros de esta.

—Voy a comprar algo. —hablo cuando salgo del auto.

Toma mi cadera besándome para luego dejarme ir con su tarjeta ya que no quiere que gaste lo que él me puede comprar.

Entró al lugar y me voy al lugar de dulces sin pensarlo mucho, tengo mucho antojo de chocolate y de helado pero este último me lo va a dar el imbécil.

Deja de decir antojo que creo que estamos embarazadas y me ilusiono.

Que no lo estoy, recuerda que siempre tomamos la pastilla y nos hacemos chequeo mensual para prevenir eso.

Pero yo quiero un nene.

—Solamente.

El que esta tras la caja ya es un señor de edad.

—Y la gasolina —señaló afuera.

Pasa la tarjeta mientras de reojo me observaba, incómoda con mis brazos cubro mi escote, pero aun así no deja de verme.

—¿A dónde se dirige?

—A una fiesta. —respondo con amabilidad.

Sigue tecleando, más de lo usual tanto que me comienzo a inquietar, me entrega la tarjeta, pero sostiene mi mano. La apartó sin ser brusca ya que es un señor de edad.

—¿Tan pronto te vas? — sale de la caja.

—Ya terminé lo que iba hacer aquí.

Intenta tomar mi cintura pero avanzó lo que provoca que me tome del brazo.

Mi pequeña obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora