Capítulo 28

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De nuevo había normalidad en la vida de Miss Gallagher. Luego de ya algunas semanas de "feliz matrimonio" volvían a ser irrelevantes frente a la prensa. Agradecía no volver a ver su cara amargada en las vallas publicitarias de los grandes edificios, o en las revistas de cada supermercado al que entraba, mostrando una fervorosa esposa que cuidaba de su marido en la enfermedad. No era permanente, pero lo disfrutaba.

—Clari, llamaron de la BBC, quieren ponerse en contacto contigo para hacerles una entrevista por su primer mes casados—Anunció Beth, mientras entraba a la oficina de su mejor amiga. Ella sólo levantó la mirada, con un claro gesto de molestia.

—Que efímeras fueron mis vacaciones, yo ya me sentía perfecta sin tanta prensa encima.

—Antes era por ti, ahora es por tu gran matrimonio.

Respiró profundo, se acomodó el cabello y lo pensó un momento antes de responder.

—Dales una fecha, y diles que no tengo más espacio en la agenda.

—¿Harás la entrevista?—Preguntó con asombro la pelirroja.

—Creo que no tengo otra opción—Se encogió de hombros, dando una sonrisa amarga. —Tengo a Apolo respirandome en el cuello.

—Sé que es una situación complicada, pero es temporal, cielo—Se acercó, y con dulzura pasó su brazo por detrás de su espalda, abrazándola—. Así como lo llevan, 6 meses se pasarán rápido y tú mientras tanto armarás tu artillería para que él no vea ni un solo por ciento de tus acciones de la empresa.

—¿Cómo va eso?

—El abogado sigue revisando.

Suspiró profundo y se quedó junto a su amiga, buscando que su abrazo pudiera calmar un poco su tristeza.

La remodelación sería la excusa perfecta para liberar tensiones, tenía una de las mejores decoradoras del país en su elegante Residencia, y ambas tenían grandes ideas para dar una luz completamente diferente, y además, poder molestar a sus enemigos, quienes refugiaron su satisfacción en la amargura permanente de Clarissa, en su constante necesidad de estar molesta, y en todas las desgracias que a ella le sucedían.

Y entre este deseo se encontraba la necesidad de ser amable con Alan. Desde la llegada de Alan luego de su percance de salud, Apolo se ha encontrado especialmente tenso al ver la cordialidad de Clarissa con su hijo: palabras bonitas, enfermera, cuidados especiales, compañía, hacían que Apolo tuviera la necesidad de llamarla a diario para recitar exactamente la misma oración:

"Cuidado con lo que haces, un paso en falso y todo se destruirá".

Claramente, iba a permitir que Alan tuviera voz en la remodelación y pudiera remodelar completamente su estudio y su habitación.

—Sé que cada vez que soy linda, tiemblan porque piensan que estoy tramando algo super oscuro—Murmuró entre risas cuando se encontró sola con Beth. Habían pedido un espacio a la decoradora para poder llamar al "Señor de la casa"—. Bien dicen que el ladrón juzga por su condición.

Realizaron un par de llamados sin respuesta. Finalmente, luego del tercer llamado, atendió al teléfono.

—¿Clarissa?—Escuchó al joven confundido del otro lado de la linea.—¿Qué sucedió?

—Alan, hola—Exclamó con efusividad.—La decoradora se encuentra aquí, sé que tenías algunas ideas y creí que podías venir para compartirlas con nosotras. 

—¿Es un chiste?

—No soy el tipo de persona que bromea con las cosas que dice, Alan.

—Lo siento, es sólo que es demasiado extraño—Hizo un corto silencio y volvió a hablar—. Bien, iré en media hora, debo terminar algunas cosas aquí.

—Bien, aquí te esperamos entonces.

Alan confundido era sin duda su favorito, se comportaba como un ciervo pequeñito, dócil y tranquilo, que caminaba hacia atrás para que el león no pudiera atacarlo.

—Es como si acariciaras una víbora—Exclamó Beth, dejando salir otra risa antes de ir a su habitación—. Tendré que descansar ya que nos ofreciste como voluntarias.

—Pero esto me servirá para distraerme un poco de las preocupaciones de la empresa, y del drama que es mi vida, por eso nos ofrecí como ayuda.

—Por la distracción acepté, el chico este del video también me agobia.

Porque luego de contribuir a la venganza contra Clarissa, permitir que Apolo ahora use a Beth como su estrella porno y además de todo huir como cobarde, decidió que ella sería una gran pareja con quien tener estabilidad, que aparte era buenisima en la cama, y que realmente la necesitaba en su vida. Se había convertido en un intenso acosador, que día y noche llamaba y escribia a todos los medios que ella tenía, aún conociendo la denuncia que estaba en proceso, y que lo más probable era que terminara en la cárcel.

—De verdad que el tipo no tiene ni pizca de verguenza.

—Y mucho menos de pene—Se detuvo en frente de su amiga, haciendo un gesto de asco—. Por Dios, era tan pequeño, no confíes nunca en los chicos musculosos.

—Creo que me quedó más que claro, el video es bastante gráfico con él.

Fueron juntas a la cocina para almorzar, y luego a sus habitaciones para tomar una siesta, Alan ya había llegado para ese momento, y aunque lo disimuló, la decoradora pudo notar su insistente busqueda por su esposa.

—¿Buscas a tu esposa?—Preguntó la chica, poniendose frente a él.

—¿Disculpa?

—Lo noté por la desesperación con la que la buscas—Rio timidamente, mientras lo miraba a los ojos—. Y el brillo en tus ojos, se nota que son el uno para el otro.

Claramente no le brillaban los ojos gracias a Clarissa y su amargura. Louise lo había citado algunos minutos antes en su departamento, y en efecto, no era sólo para conversar sobre negocios.

—La amo con todo lo que soy—Respondió, sintiendose luego asqueado por lo que acababa de decir, ¿Cómo carajos se le ocurrió y pudo salir de su boca?

—Ella fue a descansar, en un rato vuelve—Le indicó la chica mientras seguía observando el papel tapiz de la sala—. ¿Por qué duermen en cuartos separados?

—¿Por qué la pregunta?

—Pues, están remodelando una habitación sólo al gusto de ella, y una sólo al gusto suyo ¿Por qué?

—Oh, no es lo que parece—Respondió, fingiendo una risa apenada—. Dormimos juntos en cualquiera de las dos habitaciones, pero sucede que ambos tenemos demasiada ropa, accesorios, además de los desastres del baño, así que preferimos no compartir esos espacios.

—Pero ¿Y las camas?

—Muchas veces la iluminación que da a su ventana le molesta y quiere dormir en el otro cuarto, o le incomoda el frío y dormimos en su cuarto, depende de cómo se sienta.

—¿Tú no decides?

—Yo decido ser feliz con ella—Sonrió ampliamente, y luego se acercó a su habitación—. ¿Me permite un segundo? 

Ella asintió, y él se encerró en su habitación. En definitiva, iba a ser bastante complicado fingir amar a una persona como Clarissa.

Contrato de matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora