2: 𝕷𝖔𝖔𝖐𝖎𝖓𝖌 𝖇𝖆𝖈𝖐

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Capítulo dos: Mirando hacia atrás

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Capítulo dos: Mirando hacia atrás.

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Megumi quería disfrutar de las cosas de un adolescente enamorado, entonces, ¿Por qué se le hacía jodidamente difícil?

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Aquella noche, Megumi se fue a dormir un tanto avergonzado por lo que había pasado, el solo hecho de pensar que Sukuna lo vio en un estado tan cerca del mundo pecaminoso, lo hacía retorcerse en su lugar. Su mente estaba nublada, todo lo que podía alcanzar a ver eran aquellos pensamientos paranoicos, ¿Qué pensaría Sukuna de él? ¿Creería que es un pervertido? Todos aquellos pensamientos estuvieron en su cabeza hasta altas horas de la madrugada, cuando por fin logró consolidar el sueño.

Megumi frotó sus ojos, estaba recostado en la cama junto a Nobara la cual le daba la espalda y abrazaba a una almohada, en el piso estaba Gojo e Itadori, por el bajón de azúcar estos terminaron durmiendo en cualquier lado, pero no es como que tuviesen problema, dormir era dormir, ¿No? Al mirar la hora en su teléfono, pudo ver que ya eran las 10:00am, su estómago le exigía comida, con cuidado se bajó de la cama y movió a Itadori repetidas veces con el pie hasta que este estuvo despierto.

—Qué hora es...—murmuró dándose vuelta y abrazando a Gojo quien seguía completamente dormido.

—Son las diez, tengo hambre.

—Meg, no es la primera vez que te quedas en mi casa, sabes que puedes tomar las cosas sin preguntarme. —cansado, Itadori ignoró a Megumi para disponerse a dormir, pero este lo tomó de la oreja.

—Sí, pero me da pena que tu hermano me encuentre revisando su despensa, dame comida.

—Ay, ay, ay, bueno ya, vamos.

—¿A dónde van? —Nobara frotaba su ojo mientras que con la otra mano arreglaba su cabello el cual estaba revuelto.

—Abajo a comer, ¿Vienes?

—Depende, ¿Qué tienes para alimentarme, Itadori?

—Cereal.

—Despierten a Gojo y vamos a una cafetería, que él pague. —una sonrisa malévola se formó en el rostro Kugisaki la cual fue acompañada de la otra sonrisa malévola de Yuuji, a Megumi le daba igual donde fuesen a desayunar, él tenía hambre. Con delicadeza, Itadori acarició la mejilla de Gojo y Nobara le daba pequeños piquetes hasta que este abrió los ojos.

—Buenos días escarabajos. —saludó, tenía una sonrisa encantadora y su voz ronca de la mañana, el color azul de sus ojos estaba más hermoso a esa hora, justamente al despertar.

¡Hey Sukuna! Por favor ámame | SukufushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora