El chico de la batería (Ethan Torchio)

Capítulo Quince

Narra Ethan:

Me dejo caer en el respaldo del asiento mientras que Victoria acelera más hasta entrar a la carretera.

Victoria: Menuda aventura chaval... Ethan, ¿quiénes eran esos? Dan mal rollo.

Miro a todos, con cara de frustración sin saber qué decir.

Yo: Emm... Yo...

Hannah me dedica una mirada fulminante. Estaba jodido, demasiado jodido pero igualmente no tenía otra opción que contarles la verdad.

Hannah: ¿Por qué querían que me fuera con ellos? ¿Y si quizá la que está detrás de todo esto es mi madre?

Yo: Tu madre... Tu madre no está en nada de esto, o por lo menos lo que yo sé, que es más bien poco...

Nica: Y si no tiene nada que ver, ¿Qué hacía ese hombre allí? Quiero decir, su madre se dedica a esto de las sustancias y tenían pinta de hacerlo también. Daban miedo, parecían vikingos...

Hannah: Exacto.

Damiano: Pero... ¿Por qué querría mandar a uun grupo de mafiosos mazaos a por su hija? No se ha preocupado por ti en todo este tiempo...

Nica: Tienes razón, pero sinceramente creo que lo que dice Hannah es cierto.Ella está metida de lleno...

Damiano: Pero... Ethan, ¿Qué fue lo que pasó?...

Yo: Veréis, yo solamente estaba dando un paseo pero comenzó a llover. Un hombre de esos, el de las tres trenzas y tatuajes de cuchillos me hizo un gesto con la mano para que fuera. Estaba en una especie de caseta oxidada y como me estaba mojando fui hacia allí, realmente pensé que quería ayudarme...

Hannah: ¿¡PERO TÚ ERES TONTO O QUÉ!? ¡NO TE FÍES DE NADIE!

Ethan: ¿Y QUÉ PRETENDÍAS? ¿¡QUE ME EMPAPARA!? ¡JODER, HANNAH, PIENSA UN POCO!

Hannah: ¡PERO MIRA LA PINTA QUE TENÍA! JODER ETHAN TIENES QUE ESPABILAR...

Dice gestificando exageradamente.

Thomas: No, si tonto ya es un rato...

Yo: ¿Hablamos de ti?

Thomas: Sigo esperando que me des el paquete de cigarrillos

Yo: Que sepas que no te lo voy a comprar

Thomas: Pues voy a estar repitiéndotelo hasta que lo hagas

Suelta una pequeña risa en tono burlón.

Abro la boca para contestar pero Leo me interrumpe

Leo: ¡CALLÁOS! ¡Dejar que siga! Ni siquiera sabemos lo que pasó después!

Le dedico una sonrisa a Leo y asiento con la cabeza.

Yo: Nada más entrar allí me preguntó por ti, Hannah. Me dijo que sabía todo sobre nosotros y que...

Damiano: ¿Y qué?

Yo: Me dijo que tenía que entregarles a Hannah o si no habría muy malas consecuencias. Tenía que ser sobre las dos de la mañana. Yo obviamente no iba a hacerlo, tuve que inventarme una excusa para alejarme de ti y que no sospecharan nada, realmente pensaba que no bendrían, pero lo hicieron. Tenemos que procurar no encontrarnos con ellos, o si no, será mucho peor.

Todos tienen la boca desencajada. Se forma un silencio incómodo.

Hannah me mira fijamente, con los ojos muy abiertos.