Capítulo Catorce

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Yo: ¿ETHAN? ¡ETHAN! ¡EH! ¿¡A DÓNDE VAS? ¡ESPÉRAME! ¿¡QUÉ SE SUPONE QUE HACES!? 

¿En serio? Y yo que pensaba que todo estaba solucionándose. Estaba liándome con él apenas un minuto antes, aunque no me había dicho el motivo de todo aquel lío.

Salgo de la habitación lo más rápido que puedo, aunque una mano helada me detiene. 

Damiano: ¡HANNAH! ¡NO VAYAS!

Me grita demasiado alterado. 

Yo: ¿Qué se supone que pasa? ¿Por qué no puedo ir con él? ¿Le ha pasado algo?

Me mira tembloroso y suspira.

Yo: ¿Damiano? 

Damiano: No, no le va bien, necesito que te calmes.

Yo: ¿¡QUE ME CALME!? ¿QUÉ COÑO LE PASA A ETHAN?

Damiano: Ha venido un grupo de hombres a los que les debe algo. Me ha dicho que no te acercaras ni muerta, ¿Me has oído?

¿Algo? Ethan no era de las típicas personas que se metían en líos. Es más, parecía que no había roto un plato en su vida. ¿Y por qué no quería que fuese? ¿Me iban a hacer algo? ¿Y si le pasaba algo a él?

Yo: Está bien, pero no quiero alejarme mucho.

Damiano suelta un suspiro mientras se da la vuelta para seguir andando.

Sin pensármelo dos veces me dirijo corriendo lo más rápido posible hacia el salón.

Damiano: ¡EH! ¡HANNAH! ¡VUELVE AQUÍ!

No le hago caso y consigo llegar hasta este. Un grupo de veinte hombres con unos brazacos enormes se me quedan mirando. Ethan da un brusco giro hacia mí. Parece que sus ojos se iban a salir de las cuencas.
Me señala con un dedo e intenta decir algo sin un hilo de voz.

Yo: ¿Ethan, qué coño pasa aquí? ¿Quiénes son estos?

Un hombre de barbas largas y calvo con trenzas por la nuca comienza a aplaudir descontroladamente. Poco a poco se va acercando a mí.

Ethan se abalanza sobre él, a lo que esté le coge del cuello y queda con la cabeza mirando hacia arriba.

Suelta una risa irónica algo turbia.

Hombre: Verás, Hannah, somos unos amigos de Ethan. Teníamos un trato para hoy hace unas horas pero ya se ve cómo vamos a tener que solucionarlo.

Ethan: ¡HANNAH, VETE DE AQUÍ! ¡NO LOS ESCUCH...!

No consigue acabar la frase ya que le tapan la boca con sus mugrientas manos y le señala con el dedo índice el cuello. Ethan no para de moverse, intentando escapar de ahí, pero es en vano, ya que vienen más hombres a reforzarlo.

Yo: ¡Déjale en paz!

Grito.

Hombre: En verdad todo esto no es por él.

Yo: ¿¡ENTONCES!? ¡SUÉLTALO!

Hombre: Hagamos un trato.

Suspiro agobiada.

Yo: ¿¡QUÉ COJONES QUIERES!?

Hombre: Todo esto es por ti. Ven con nosotros y todo se habrá solucionado. Nadie saldrá herido. ¿O por el contrario quieres que tu amorcito acabe con la cara morada?

Entrecierra los ojos esperando mi respuesta.

Yo: Está bien.

Ethan: ¡HANNAH, ¿ESTÁS LOCA? ¡NO LO HAGAS!

El chico de la batería (Ethan Torchio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora