Capítulo Once

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Llevamos una semana de tour. Y también justamente una semana en la que pasó todo aquello.

Creo que ya me conocen hasta en el polo Norte. ¡Las fotos y vídeos de aquella noche mías y de Ethan se pusieron a circular por todo Internet! Todas los fans estaban eufóricos. Los de la banda también, obviamente.

Ethan dice que está muy orgulloso de que esté creciendo en tan poco tiempo y de manera tan buena. La verdad es que yo tampoco me esperaba una acogida así.

De repente noto como una mano se posa en mí. Era él. Rápidamente guardo mi diario. Sí, el que ahora mismo estás leyendo.

Ethan: Hannah, ¿Qué es eso? ¿Lo puedo leer?

Me dice con una sonrisa pícara y con el brazo alargado hacia la libreta.

Yo: ¿Quién te ha dicho que lo puedas leer?

Arqueo las cejas irónicamente y le dedico una sonrisa.

Él intenta arrebatarmela. Acabamos enredados, muy cerca del otro. La tensión se nota.

Tras unos minutos así, él me suelta y me mira fijamente.

Ethan: Verás, te quería preguntar algo.

¿Algo? No puedo evitar montarme episodios en mi cabeza de lo que podría ser. ¿Tal vez algún paso más en nuestra amistad?

Le miro impaciente.

Yo: Venga hombre, suéltalo. Se va a hacer de noche y tú vas a seguir ahí parado como un tronco.

Ethan: He estado pensando en ir a algún sitio. (¿QUÉ? ¿ME ESTÁ PIDIENDO UNA CITA?) Y no, no es una cita por lo si lo piensas. (Vaya)

Yo: ¿Y qué tienes pensado?

Ethan: La playa.

Yo: Ethan, estamos en otoño. Nos vamos a helar. Aunque no es mal plan la verdad.

Ethan: ¡Que te vas a helar! Venga ya Hannah, me he estado comiendo el coco. He pensado en una heladería, pero no sé cuál es tu helado favorito, he pensado en una hamburguesería, pero no es algo que me apasione a parte de que todo está demasiado sucio, las tiendas. ¿Qué quieres que te diga? Las odio. Yo creo que es el mejor plan. Podemos surfear. Y no va a hacer frío. Hay un sol todos los días radiante.

Yo: Pero si está lloviendo.

Le digo señalando la ventana del hotel, llena de motitas de agua.

Él cierra la cortina rápidamente y pone las manos detrás de la espalda, muy recto

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Él cierra la cortina rápidamente y pone las manos detrás de la espalda, muy recto.

Ethan: No has visto nada. Venga, ¿qué me dices?

Dice pasándose un mechón de pelo detrás de la oreja.

Narra Ethan:

Venga, di que sí, di que sí. Ella me mira fijamente medio riéndose.

El chico de la batería (Ethan Torchio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora