Capítulo 1

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La mañana está bastante nublada. Tanto que casi no se alcanzan a ver los árboles. El ambiente es frío y solitario y una marea helada me hace tener escalofríos. Mis ganas de levantarme son prácticamente ningunas. A nadie le apetece levantarse un sábado 20 de diciembre con un frío mortal a las 6 de la mañana para ayudar a tus padres con la panadería pero ahora mismo no estamos pasando un buen momento y tenía que hacer todo lo posible por colaborar tanto en casa como en el negocio aunque me tenga que levantar tan temprano para hacer ona y reponer bollitos con una crema pastelera. Me desperezo, abro un poco más los ojos y cojo mi teléfono para ver si tenía algún mensaje. Y no, no tenía ningún mensaje sino algo mucho más sorprendente. Miles y miles de notificaciones de tiktok no paraban de saltar en mi pantalla.
*.sisoyjulia_  y 450 usuarios más han dicho que les gusta tu video*
*raquel_romeroj ha comentado tu video*
Y así unas más de 99 notificaciones. Literalmente me he quedado en  shock. ¿Me estas diciendo que se me ha viralizado un vídeo?
Rápidamente entro a la aplicación y puedo ver cual de todos es. En el que yo estaba tocando en la batería la canción de "zitti e buoni", una de mis favoritas. Tenía unos 700k de likes y no he podido aguantar sonreír.

Por fin la gente veía mi talento. Me lleva gustando tocar la batería dese que tengo memoria y desde que conocí a Måneskin mi  curiosidad por ello ha aumentado. Bueno, mejor dicho, ha aumentado gracias a Ethan.

Si, Ethan Torchio, ese batería buenorro que nos vuelve locos y locas a todos. Me encanta verle tocar, lo hace ver tan fácil y fluido.

Él siempre me ha llamado la atención desde que los conocí gracias a Eurovisión. Es súper mono y se nota que le encanta todo lo que hace. Además de que tiene mejor pelo que yo.

Veo que un montón de gente ha mencionado a Måneskin. La verdad sería un sueño que lo vieran. Pero no creo que esto ocurra así que me dejo de pensarlo y me levanto de la cama todavía sorprendida por todo el apoyo que ha recibido el video. Me acerco  al armario y lo abro como puedo, sigo dormida aún. Me pongo a mirar en las baldas y decido coger una sudadera ancha negra en la que mi madre me cosió el logo de Måneskin al ver mi interés en la banda y unos vaqueros rotos que la verdad no me gustan bastante pero para mancharme de de harina, da igual lo que lleve.

Salgo de mi habitación en silencio. Mis hermanas aún siguen dormidas y seguro que se enfadarán si las despierto. Son gemelas y están con los exámenes de la universidad y la verdad es que necesitan descansar todo lo que puedan. Aparte de que son súper quejicas y con un mínimo ruido ya se despiertan y toda la culpa recaería sobre mí.

Me peino un poco ya que aún tengo el pelo liso de ayer por la noche que salí un rato y con pasar un poco el peine ya se van todos los enredos.
Y ahora sí, salgo de casa rumbo a la pastelería. Miro el reloj y son las 7 y 25. Tan solo tenía cinco minutos y como no me diese prisa llegaría tarde y me caería una buena bronca. Echo a correr como puedo todavía casi son poder mantenerme en pie.
Después de unos 5 minutos corriendo sin parar llego, empujo la puerta y escucho como suena el tintineo de las campanas. Mi madre me espera con un delantal en la mano.
Mamá: Ten, póntelo, no perdamos el tiempo, abrimos en una hora y hay que hornear el pan y los dulces.
Yo: Está bien, mamá
Mamá: Por cierto, ¿Por qué te pones esa sudadera para venir aquí? Se puede ensuciar y me tarde mucho tiempo en hacerla
Yo: Es que... Hacia bastante frío, lo siento
Mamá: En fin, la edad...
¿La edad? ¿Cómo qué la edad? Mamá que tengo ya 17 años.
Me olvidó de lo que me acaba de decir mi madre y enciendo la radio.
Empieza a sonar I wanna be your slave.

El chico de la batería (Ethan Torchio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora