Final alternativo

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Aviso: este es un final ALTERNATIVO. Rehén acaba bien y tiene un final feliz, pues el final escrito es el que le corresponde. Este tan solo es uno paralelo que me apetecía escribir, ya que sentía la necesidad de otorgarle un final así a la historia. Cada quién puede quedarse con el final que prefiera, y estáis bajo vuestro derecho de no leer este. Solamente eso, me apetecía escribir algo así, y pues aquí está.

Para quién decida leerlo, espero que disfrutéis vuestra lectura. Pese a lo que me ha dolido escribir esto, no puedo negar que me ha gustado mucho cómo ha quedado, y creo que ha estado a la altura de las propias expectativas que yo misma tenía sobre este final cuando se me ocurrió la idea de escribirlo. Gracias por todo, os quiero mucho <3


REHÉN
FINAL ALTERNATIVO - ÚNICA PARTE

¿Y si el final no hubiera sido como te lo han contado? es decir, ¿qué habría pasado si Robin, en lugar de ir a por Louis, hubiera ido directamente a por su propio hijo? y, en todo caso, ¿qué habría sido de los dos chicos que jamás desistieron en el intento de amarse mutuamente, por encima de todas las cosas?

Un final alternativo donde Louis sacrifica todo lo que tiene por el amor de su vida, muriendo en el intento de alumbrar lo que hasta entonces había permanecido oscuro. Dónde un corazón reparado recupera las grietas que tanto le costó cerrar en un pasado, y vuelve a romperse en mil pedazos una vez más. Solo que, esta vez, para siempre.

✕ ✕ ✕

“Porque ni el demonio del más oscuro infierno podría resistirse jamás al ángel de ojos azules y alas rotas. Dichoso ángel, quien siempre supo aprovecharse de ello para sobrevolar, junto a él, el más dulce de todos los cielos”

Un clima de tormenta cubría la Ciudad de Londres en aquella noche fría y ausente. La soledad se paseaba dichosa y elegante por las calles vacías ante tan baja temperatura, y era escasez de vida lo único que conseguía verse fuera de las casas. Parecía, sin duda alguna, un pueblo abandonado desde hacía mucho.

Solo una única cosa era capaz de darle vida a las afueras de la ciudad, de una forma tan aterradora que nadie quiso interferir en ello. Gritos.

Harry observó con odio al hombre que reía ante él, sentado en su gran sillón de cuero negro. Sus dedos anillados y el diente de oro que brillaba desde el interior de su cavidad bucal, tan solo consiguieron enfadar más al rizado, quién no dudó ni un solo segundo en demostrar el asco que tenía hacia su propio progenitor.

Pero Robin disfrutaba aquella sensación como pocas veces había disfrutado algo, y sabía bien como aprovecharse del dolor que su hijo arrastraba consigo desde que era tan solo un niño.

Quizás fue ese el motivo que lo llevó a chasquear sus dedos con arrogancia, haciendo que dos de sus hombres entraran en la habitación con un cuerpo medio inconsciente en sus manos. Cuando lo arrojaron sin delicadeza alguna sobre los pies de Harry, y él pudo divisar de quién se trataba, ni siquiera fue capaz de reaccionar.

Su garganta se cerró con fuerza. Sus ojos se oscurecieron ante la fuerte dilatación de sus pupilas, y su cabeza se quedó en blanco durante unos segundos. No quería pensar. De hacerlo, sabía que enloquecería como nunca antes lo había hecho, y no podía volver a arriesgar la vida de su angelito por uno de sus arrebatos. No, no podía. No se haría eso a sí mismo, y mucho menos se lo haría a él.

Sin embargo, ahí estaba. Semidesnudo, con unos únicos pantalones cubriendo la suavidad de su piel. No traía zapatos, y su cabello se mantenía despeinado como costumbre.

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