Capítulo XIX

10.6K 1K 2.9K
                                    

El ojiazul movió su última ficha haciendo jaque mate, derrotando a Niall por enésima vez. El rubio aún persistía en que tan solo había sido suerte, obligándolo a jugar una y otra vez hasta ganar él. Algo que, por supuesto, no pasó.

—He llegado a una conclusión. —asumió el rubio.

—¿Que juego mejor que tú? —lo miró burlón.

—No. Que haces trampas.

Louis no fue capaz de reprimir una fuerte carcajada, y lo miró con sorna.

—Esa es la frase clásica de un perdedor que no sabe perder.

—¡No es posible que me hayas ganado nueve veces seguidas, haces trampa!

—Si tu ego prefiere creer eso para no verse herido, adelante. Piénsalo. —vaciló.

—A veces me caes mal, Loulito. —rodó los ojos.

—Es mutuo, rubio teñido. —le guiñó un ojo.

—¿Qué hacéis? —Zayn entró en la habitación.

Niall sonrió al verlo entrar. Besó sus labios cuando se acercó a él, sonriendo entre medio cuando Zayn lo agarró por la cintura sin oponer fuerza de más.

Louis retiró la mirada con incomodidad.

—¿Vienes a vernos jugar, amor?

—En realidad, venía a avisar a Louis.

Esta vez, Louis sí los miró.

—¿A mí?

—Sí —sonrió con amabilidad—. Mi hermano te está buscando. Está en su despacho, me ha enviado a buscarte.

—Está bien, gracias.

No se lo pensó dos veces antes de encaminarse hacia el despacho de su secuestrador. A paso firme y decidido, sus manos echas puños y sus dientes mordiendo con fuerza su labio inferior, nervioso e inseguro.

Había pasado una semana desde que Harry le prometió cambiar. Una semana en la que, pese a sus esperanzas por mejorar la relación que tenía con él, no habían conseguido nada más que peleas y discusiones por parte de los dos.

Quizás Harry no ponía demasiado de su parte. Quizás Louis exigía demasiado.

Un tira y afloja entre ambos que siempre acababa en una discusión, dónde en un mísero intento de amarse, acababan distanciándose un poquito más.

Sus nudillos temblaron cuando impactaron contra la puerta de su despacho, y se sintió flaquear cuando un ronco y áspero “pasa” se escuchó desde dentro.

Así hizo. Abrió la puerta con indecisión, cerrándola a sus espaldas una vez se encontró cara a cara con su secuestrador.

Él lo miró con frialdad.

—¿Dónde estabas? —preguntó.

—J…jugando con Niall.

—¿Jugando? —preguntó de nuevo—. ¿A qué?

—Ajedrez.

El rizado suspiró. Apoyó su espalda en el respaldo de su butaca, y juntó las yemas de los dedos de ambas manos mientras apoyaba sus codos uno en cada brazo del asiento.

—Te he estado buscando.

—L…lo sé. Perdón, pensé que aún estarías haciendo negocios y…

—No me gusta que me vacilen, Louis. Y mucho menos que me tomen por imbécil.

—No lo hago.

—Yo creo que sí. Y no me lleves la contraria.

El ojiazul suspiró. No le gustaba en absoluto el comportamiento que su secuestrador había tomado con él desde la primera y la última vez que se bañaron juntos, justo cuando se prometieron mutuamente un amor eterno inquebrantable.

Rehén Donde viven las historias. Descúbrelo ahora