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Me fui a mi casa enojada y sin mirar atrás, pensé que Erea vendría corriendo hacia mi para explicarme las cosas pero no.

Ella no apareció junto a mi, supuse que ella me ignoraría por los siguientes días pero no me importaba porque yo no pensaba hablarle hasta que ella se disculpara por desconfiar de mi.

Si lo sé, a veces puedo ser muy arrogante, el punto  es que yo no sería la que estuviera sufriendo porque su "mejor amiga" no le hablara.

Al día siguiente me desperté como de costumbre para ir a la escuela y caminé el largo camino por el bosque donde la noche anterior había dejado sola a Erea.

—Buenos días señorita Barnes. -escuche que el profesor Oliver dijo a mis espaldas.

—Buenos días profesor.

No vi en ninguna de las clases a mi amiga Erea, cosa que se me hizo extraño pero supuse que ella estaba evitándome así que no le tome mucha importancia.

Después de un día largo de clases regrese a mi casa un poco desanimada por la pelea  entre mi amiga y yo pero me mantendré fija con mi decisión.

[...]

Pasó una semana y todavía Erea no aparecía en ninguna de las clases y esta vez si empecé a preocuparme de que le hubiera  pasado algo.

—Oye Lía, ¿has visto a Erea por aquí? - dijo Evan, un compañero de clase.

—No.

—Que extraño desde hace una semana no la he visto por aquí. -dijo con el ceño fruncido.

—Si, yo igual.

Y ahí estaba yo a las 12:00 a.m. escribiéndole a mi amiga después de que dijera que no le hablaría hasta que ella se disculpara conmigo.

Cómo cambian las cosas ¿no?

   Erea <3

Oye...
Se que las cosas ahora mismo no están bien entre nosotras pero...

quería saber si te encontrabas bien

12:27a.m.

Nada.

Ella no contestaba su teléfono y eso me aterró aún más.

El solo hecho de pensar en que le haya pasado algo a Erea por mi culpa me hacía sentir náuseas.

Y entonces se me ocurrió ir a su casa a ver cómo estaba.

Si a las 12:30 a.m. yo ya estaba de camino a la casa de Erea.

Llegue y toque dos veces la puerta pero nadie salió.

Toc...

Toc...

Nadie abrió.

Y entonces recordé la llave que Erea siempre dejaba escondida en la maceta de su casa, y que recalque  tantas veces que se las podían robar.

Gracias Erea, por tu terquedad de querer dejarlas ahí.

Abrí la puerta tan deprisa que casi me caigo.

𝑻𝑯𝑬 𝑭𝑶𝑹𝑬𝑺𝑻 𝑶𝑭 𝑺𝑬𝑪𝑹𝑬𝑻𝑺 [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora