Mi mayor creación, tu

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Nuestros ojos, de distintos colores, han podido encontrarse.
Nuestros ojos, incluso, siendo distintos, han podido ver uno en el otro.
Diferencias, similitudes, amores, ilusiones, decepciones. Pero al final, como en el principio, sólo fuimos nosotros.
En nuestros ojos se deslumbró la posibilidad de un invierno floreciente, repleto de los más ausentes fríos y completo de los más presentes calores.
En nuestros ojos, en agosto, pude ver como todo eso que habíamos construido, en un momento, ahora, tomaba forma.
Por mis ojos pasan los recuerdos, las imágenes, los pensamientos y me resulta, concluyo, absurdo no haber entendido el concepto con anterioridad.
La enredadera ha de crecer ciprés, y el amor ha de morir antes de nacer.
Para el principio de la primavera, cuando las más bellas flores despiertan de un sueño que se parece eterno.
Para el principio de la primavera, cuando siento que se apaga mi luz y comienza mi descanso.
Para el principio de la primavera, yo, descubro y despierto de un sueño que se apreciaría, de igual forma, eterno. Pero, a diferencia de las rosas, las margaritas o jazmines, yo me encontraré únicamente con la noche. Yo seré un nardo que se encuentra, en conclusión, concluyendo su existencia.
Me encontraré con un cielo nublado, gris, carente de colores, carente de vida.
Sólo, en esencia, ese cielo estará cubierto por las pinceladas audaces, dulces y amargas, de un joven rebelde que no supo, en esencia, nunca nada.
Para el principio de la primavera, despertaré y moriré, una y muchas veces más.
Despertaré y moriré cuantas veces a vos te parezca.
Lo haré cuantas veces a vos te apetezca partir y volver, lo haré.
Amaneceré en incontables noches y escucharé los incantables silencios. Habrán noches que serán particulares.
Espero aún que aquella noche se convierta, en algún sueño, en día.

La poesía en tus ojos, mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora