Relato

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¡Hola chicas! Siento decepcionaros porque, este no es un capítulo de nuestra historia, lamentablemente, estoy trabajando en él pero me va a llevar tiempo. Sin embargo, os comento que, con mis amigas, organizamos una especie de concurso de relatos eróticos y, bueno, he aquí el mío, que he deseado compartir con vosotras para alivianar un poco la espera de actualización. Ojalá os guste :)

Apoltronada sobre aquel sofá aterciopelado, dejaba consumírsele entre los labios un cigarro. Se le acababa la paciencia y no podía evitar que su mirada vagase de un lado a otro, para terminar de alguna manera sobre el diminuto reloj de pulsera que le adornaba la muñeca. El repiqueteo de unos tacones sobre el suelo de mármol la hizo levantar el rostro y escrutar con sus orbes color miel a aquella que acababa de irrumpir en el lugar.

Ataviada con un ceñido traje de lino turquesa, Bárbara la observó de pies a cabeza, con descaro, desde la punta de sus zapatos hasta el recogido de su cabello. Marcia frunció los labios tratando de disimular su nerviosismo, se levantó con parsimonia del mueble y se atusó la falda del vestido borgoña, para después acercarse a su congénere de manera sigilosa, con esa gracilidad que la caracterizaba. La distancia que las separaba ahora era escasa y un halo de tensión las envolvió a ambas, como dos adversarias que se encontraban a punto de batirse en duelo a muerte.

- Firmamos los papeles y me voy -habló por fin Bárbara, casi en un susurro inaudible.

- Eso es lo que quiero, dejar de verte la cara -respondió la castaña, expulsando de su boca el humo tabaquil que viciaba el aire.

El desdén con el que le hablaba la que un día fue su amiga todavía le hacía daño, pero la morena se armó de toda la entereza que pudo reunir e impostó un gesto de indiferencia, se desembarazó de aquella cercanía agridulce y se dirigió hacia la barra del local, donde otrora había acogido infinidad de licores y otras bebidas que se servían en el local. Aquel sitio nunca había funcionado mal, y cuando dos jovencitas lo adquirieron con ilusión para emprender un negocio juntas, no pensaron que ello acabaría dinamitando su relación.

Apenas quedaban un par de botellas de champán, una botella de ginebra y, abandonada en un rincón, el enguindado de cereza que a Marcia tanto le gustaba. En un intento desesperado por rascar algo más de tiempo con la castaña, Bárbara no dudó en tomar la botella de vidrio entre sus manos y alzarla para mostrársela a su congénere.

- ¿La última y se acabó? -inquirió.

Marcia había permanecido hierática, clavada sobre el suelo y siguiendo con la mirada cada movimiento de su adversaria. Se maldecía interiormente porque, si bien de su boca salían las palabras que quería, con el tono en que quería, refrenar no podía el torbellino de emociones que en su interior se desataban. Seguía pareciéndole sexy la forma en que, involuntariamente, se alzaba una de las cejas de la morena cuando escuchaba algo que no le gustaba; seguía perdiéndose varios segundos observando el lunar que yacía sobre los gruesos labios de esta; así como no podía evitar seguir el balanceo de sus caderas al caminar. Todo en ella era hipnótico.

La pregunta permaneció sin respuesta un par de segundos, hasta que Marcia salió de su ensimismamiento y asintió levemente con la cabeza, sin pensarlo dos veces. Cómo se arrepentiría después.

La botella se iba vaciando mientras dos mujeres que hacía unos meses eran almas gemelas, se trataban como dos desconocidas, conversaciones banales, respuestas evasivas y alguna que otra mirada furtiva fue lo único que Bárbara consiguió arrancarle a Marcia, que luchaba por mantener la compostura.

Separadas por la barra, comenzaba a imperar el silencio, una vez terminados los temas corrientes de los que hablar. Marcia ahogó un suspiro y rebuscó en el bolso que aún colgaba de su brazo, para entregarle a la morena un estilógrafo. Con un simple gesto, le indicó que era la hora. Bárbara la miró con resignación y recibió entre sus dedos el estilógrafo, si apenas sus pieles se rozaron, pero a ambas las recorrió un suave cosquilleo que, a la postre, les erizó la piel.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2022 ⏰

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Detrás de tus mentiras (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora