5. Suprema de queso

680 80 44
                                    


- ¿Me vas a explicar por fin de qué va todo esto? -inquirió Raquel, sonrojada por el esfuerzo- O voy a tener que volver a seguirte a todas partes.

- No has dejado de seguirme, Murillo -respondió Alicia, retirándose el sudor de la frente con el brazo, despeinándose el flequillo- Parece que tuvieras una fijación conmigo.

- No te enrolles.

La pelirroja bufó, y cambió de posición, para repetir el ejercicio con la pierna izquierda, y Raquel hizo lo mismo. Ambas estaban coloradas y sudorosas, al igual que el resto de la clase, pues habían estado corriendo cerca de media hora, luego estiraban, para posteriormente comenzar con los circuitos. Alicia se fijó en que no tuviesen gente alrededor, se le formó una mueca de desagrado, de sólo ver a sus compañeros, la mayoría de ellos ya habían acabado el circuito, por lo que estaban embarrados de la cabeza a los pies, desgarbados y sudorosos.

- ¿No podrías haber elegido otro momento?

- El resto del día te la pasas huyendo de mí.

- Yo no huyo -espetó Alicia, indignada.

- ¿Qué no? Si cada vez que entro a algún sitio, sales pitando. Desayuno, almuerzo y cena, en la biblioteca, en las duchas...

- Te has metido en mi turno de duchas a posta, Murillo -se defendió la pelirroja- Antes de que empezara todo esto ibas en el segundo.

- Te estás desviando del tema... ¿De qué tienes miedo?

- No tengo miedo, morena. ¿Qué es lo que quieres, que lo grite delante de esta pandilla de inútiles, a ver si así se enteran también nuestros amiguitos de la Logia?

- ¡Más rápido, con más ritmo! -berreaba Torres, el monitor, a Alberto y su compañero de circuito- Parecéis unas nenas -les dijo, cuando hubieron acabado, y se acercaban sudorosos y fatigados- Murillo, Sierra. Sois las siguientes.

- No lo jodas, morena.

- No lo jodas tú, pelirroja.

Entonces comenzaron, arrancaron en sprint por el lateral derecho de la pista, saltaron cada una las vallas, que en total eran diez. Se encontraron con la red de escalada,empezaron a treparla con agilidad, Raquel le sacó una ligera ventaja al llegar arriba primero, pero se impresionó al mirar hacia abajo. Alicia le dio un toquecito rápido en el hombro, incitándola a avanzar.

- Vamos, Raquel.

Y saltó, Raquel la siguió, acelerando el paso para alcanzarla, llegando al punto final y parte más tediosa del circuito, la red de suelo, de veinte metros de longitud, que tendrían que reptar por el suelo sin tocar la red.

Se miraron brevemente a los ojos, antes de lanzarse debajo de la red. Alicia puso su típica mueca de asco, pero no dejó de moverse con agilidad, un brazo por delante del otro, concentrada. Raquel, por su parte, avanzaba sin dificultad, permitiéndose desviar la vista de cuando en vez para observar a la pelirroja, en muy pocos segundos llegaron al otro extremo, y Torres paró el tiempo en su cronómetro.

- Buena marca, Sierra, Murillo -las felicitó- A ver si aprendemos de las mujeres, Vicuña, Ríos. Os tendría que dar vergüenza.

Las dos sonrieron ante el halago, mientras que Alberto, y su amigo, seguían resoplando. Como ellas dos eran las últimas en pasar, se daba por concluida la clase, así que antes de que la pelirroja se escapara de nuevo, pues ya se dirigía hacia las duchas, sin despedirse de Raquel, la morena la cogió del brazo, la acercó a ella, pegó los labios a su oído y le dijo.

- No hagas planes para esta noche, nos vamos de cena y así -siseó, haciendo que a Alicia se le erizara la piel-, con calma y lejos de toda esta gente, me explicas lo de la Logia esa.

Detrás de tus mentiras (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora