16. Tregua

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Espero que no me odiéis por haber desaparecido tantos días, lo siento. No tengo excusa. Os prometo que estoy de veras trabajando en ese maratón que os prometí, y os lo daré.  Es cortito pero os lo voy a recompensar.

Una cosa que quería aclarar, por si acaso, este fic, como bien sabéis, es ficción, he tomado dos personajes de LCDP y los he sacado de ese contexto, para hacer mi propia historia, por lo que en ningún momento relaciono a las dos actrices que interpretan estos personajes ni pretendo faltarles el respeto. Esto lo digo porque llevo mucho tiempo viendo comentarios, publicaciones, etc. que sexualizan a Najwa, Itziar y otras personas, cosa que no comparto, ya que hay que saber separar la ficción de la realidad. Eso es todo :)

- ¿Entonces tu abuela es irlandesa? -inquirió la castaña, dando una larga calada al pitillo que humeaba entre sus dedos.

- Así es -sentenció Alicia, haciendo lo mismo.

- De ahí que tú seas una zanahoria -exclamó en tono burlón, dirigiendo una mirada de soslayo a la pelirroja, y recibiendo por parte de ésta una mirada fulminante.

- No te pases, Murillo -advirtió, con media sonrisa, pero sin restarle fiereza a su mirada- No te pases un pelo conmigo, porque te puede ir muy mal.

- ¿Me estás amenazando? -siguió Raquel con el juego, tentando la paciencia de Alicia.

- Guerra avisada no mata soldado -fue lo que respondió, echándole a la castaña en la cara el humo.

Tenían una tregua, desde aquella noche, la de nochevieja, las cosas habían cambiado un poco.

Una acalorada pelirroja se adentraba en los baños para ir directa hacia el lavabo. Se miró en el espejo y bufó, tenía las mejillas rojas y el cuello perlado de sudor, estaba agitada -y extremadamente cachonda-, así que abrió el grifo, empapó sus manos con agua y se refrescó el cuello y el pecho.

Acababa de abandonar la sala del karaoke, con la excusa de ir a fumar un piti, aunque en lo único que pensaba era en meterse en una bañera con hielo para bajarse la calentura. Debía haber supuesto que aquella canción no serviría para nada más que tensar la situación entre ella y Raquel. 

Como si con la mente la invocara, una cabellera castaña se dejó ver entre otras muchas, adentrándose en la estancia, para colocarse justo detrás de la pelirroja, observándola con avidez, como si de un chocolate se tratara. 

- Voy a mear -atinó a decir, mientras ignoraba la penetrante mirada de Raquel, que le recorría de arriba a abajo. Se adentró en uno de los cubículos, pero sintió como la castaña la empujó por la espalda y entró ella también, cerrando tras de sí con pestillo- Tía no me jodas, que me cortas todo el rollo -espetó, con un sutil deje de nerviosismo, que para Raquel supuso el pistoletazo de salida. 

Se abalanzó sin dudar al cuello de la pelirroja, y aferró su cintura con ambas manos. Alicia, pese a soltar un gemido de forma involuntaria, hizo acopio de toda su fuerza de voluntad, para apartar a la castaña de su cuerpo, colocando las manos sobre los hombros de la muchacha, empujándola con suavidad.

- Alicia, no puedo más -soltó Raquel.

- Tienes novio, Murillo -musitó la pelirroja.

- No me importa -hizo amago de volver a besar la piel de Alicia, pero ésta se apartó.

- A mí sí me importa, Raquel -dijo de forma pausada- No estoy dispuesta a ser la otra, que te quede claro. 

- Y no eres la otra -dijo la castaña, cogiendo las manos de Alicia entre las suyas- Lo que ha pasado en el karaoke, hace un momento...

- Es química pura -sentenció la pelirroja.

Detrás de tus mentiras (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora