Dedicado a lady-iceberg ❤️
«El punto débil»
Cassian
Contrario a lo que esperaba, no todos los participantes de Arcadis eran peligrosos o buscaban hacer daño.
Nos habíamos topado con tres esa tarde. El primero salió corriendo al ver que éramos dos y pensó que le íbamos a hacer daño. La segunda se tensó, pero al ver que no queríamos pelear contra ella, se alejó, aunque muy a la defensiva. El tercero nos propuso aliarnos para llegar a la base, sin embargo, lo rechacé.
En el transcurso del día, Troy yo también escuchamos peleas en varios sitios de la arena, mas no nos acercamos. El objetivo del juego era ser uno de los primeros treinta participantes en llegar a la base y con capacidad de seguir jugando, así que: ni me convenía perder el tiempo peleando con desconocidos, mucho menos quería arriesgarme a que alguno me hiciera daño y eso me impidiera avanzar en los juegos.
La adrenalina y el miedo podían nublar mentes, y por eso había tantas personas peleando en la arena. O estúpidos como Troy que sugerían meterse en peleas y herir a los que estaban más débiles. Su idea no estaba tan equivocada, porque mientras menos participantes hubiera, más probabilidades teníamos nosotros de avanzar. Sin embargo, eso nos quitaría más tiempo y nos expondría sin necesidad.
—Vamos a esperar un poco más —le dije.
Llevábamos alrededor de una hora sentados detrás de un conjunto de árboles, y se estaba poniendo el sol. La arena no podía ser tan grande si se encontraba dentro de la ciudad, así que si hubiéramos caminado en línea recta, habríamos llegado antes a la base. La parte difícil era parar, escondernos y esperar a que cualquier pelea alrededor cesara y no hubiera personas cerca.
—Como sigamos a este ritmo, no vamos a llegar a tiempo —objetó.
Puse los ojos en blanco y saqué una barra nutritiva de mi bolsillo.
—Puedes avanzar tú si quieres, me da igual.
Sabía que no sería capaz de irse sin mí, no porque me tuviera demasiado aprecio o reinara el respeto que me tenía, mucho menos por lealtad. Sino porque la pelea de la mañana lo había dejado un poco traumatizado y no quería aventurarse solo.
—Así no funcionan los equipos.
—Jamás dije que fuéramos uno —solté, indiferente.
—Nos conocemos desde niños, somos amigos, y estamos en este infierno juntos. ¿De verdad no piensas que somos un equipo?
Fruncí los labios al escucharlo decir que éramos «amigos». Él me tenía miedo y me seguía a todos lados por ser hijo de quién era, no porque fuera mi amigo.
—Me da igual —zanjé—. Lo único que me importa ahora es llegar a la base en una pieza y siendo uno de los primeros treinta. Y si crees que no te considero mi «equipo», recuerda que pude haberte dejado en manos del grandulón de la mañana y, aun así, no lo hice. Si quieres un abrazo porque estás asustado, te informo que estás en el sitio equivocado y con la persona equivocada. Así que cállate de una vez, tengo que concentrarme.
Volví a sentir paz cuando no hizo más preguntas ni criticó mis decisiones. Se quedó sentado y se aferró al bate que había robado más temprano.
Quise arrebatárselo de golpe, no porque fuera de alguien más, sino porque intuía lo que ese bate significaba para la persona a quien él se lo había robado.
Cuando todo se volvió oscuro, revisé mi reloj. Quedaban ochenta y cuatro participantes todavía. Lo más probable era que esa misma noche esa cantidad se redujera a la mitad. Para no ser parte de esa cifra, le pedí a Troy que avanzáramos en silencio, con precaución extra esta vez.
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Arcadis: El juego ©
Science FictionAstra es obligada a participar en Arcadis: una serie de juegos donde no todos salen con vida y los que lo hacen, no regresan completos. Para ganar y poder saldar la deuda de su familia, Astra tendrá que hacer aliados y ganar una prueba tras otra. El...