𝑱𝒖𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒇𝒓𝒆𝒔𝒂

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A la mañana siguiente, al despertar sentí un dolor de cabeza bastante fuerte, llevé mi mano izquierda con un poco de fuerza a mi frente y eso hizo que esta me doliera, que estúpida, definitivamente este día iba empezando como la mierda. Recordé que estaba en la habitación de Jean, su adorable habitación, lo primero que vi fue el reloj en su mesa de noche al lado de la cama, eran las 9:00 AM así que me levanté, hice la cama, y salí de la habitación a ver si Jean estaba despierto.

Me lo encontré preparando desayuno, que servicial, lo veía revolviendo unos huevos seguramente para hacer un omellette.

—¿Qué haces despierto tan temprano?

—Preparando el desayuno, ¿Qué no ves?— Era muy de el responder irónicamente, creo que no hay nada que hacer mas que acostumbrarse.—¿Puedes sacar las fresas del refrigerador?

—Claro, adoro las fresas.—Le contesté mientras sacaba el envase plástico trasparente con varias fresas en su interior para dejarlo sobre la mesa de la cocina.

—Pues he tenido suerte al elegir las frutas esta mañana.—¿A que hora se habrá levantado para hacer esto?—¿Te gustan mucho, eh?—Dijo mientras tomaba una fresa y la llevaba lentamente hacia mi boca, ¿Cómo se supone que debería reaccionar a eso? mordiéndola supongo, eso hice, pero muy tímidamente. el solo miraba mientras yo mordía la fruta. —Está será la única que comerás, golosa, las demás la dejaremos para preparar un jugo.

—Claro.—Dije con la fruta aún en mi boca, ya que el la había soltado para seguir preparando el omelette. Que manera de interrumpir el ambiente.

Y así seguimos juntos preparando todo para poder desayunar, el me parece una persona muy cálida, de las que a pesar de que no las conoces hace mucho, parece que las conoces desde hace años y me gusta eso de el, siento que es alguien en el que podría confiar. Me estaba sintiendo tan a gusto que había olvidado lo de mi mano, no existía y dolor, y mierda, había olvidado avisarle a Pieck como estaba, pero supongo que eso no es prioridad ahora.

—¿Cómo sigue tu mano, en el hospital te recetaron algo?

—Está bien, gracias y de hecho si, una crema y unas pastillas para el dolor. También cambiar el vendaje cada cierto tiempo, quizás ya es hora.

—¿Vamos a comprar lo que necesites juntos? de todas formas tengo que ir a comprar material para pintar, nos servirá a ambos.

—Claro, si no te molesta estaría bien.

—Tu compañía nunca me molesta, T/N. Si quieres puedes ir a ducharte y después te cambio el vendaje.

—¿De verdad?, no se como agradecerte toda la ayuda y apoyo que me haz dado

—No lo hago para obtener algo a cambio, pero si quieres ya hablaremos de eso.

Disfrutamos de un delicioso desayuno y de conversaciones agradables, prestarle tanta atención a lo que me decía hizo que se enfriara mi omelette, pero eso no importó. Retiramos la mesa y fui a darme una rápida ducha y a vestirme, en ningún momento me sentí incomoda por estar en la casa de un chico que solo conocía hace unas semanas atrás.

Jean me ayudó a ponerme un vendaje nuevo, sus manos lo hicieron con una suavidad y cuidado impresionante, eso me hizo sentir muy acogedora, por que creí, que quizás, le importaba mucho mi bienestar.

—Espero que no vuelvas a causar este tipo de problemas, ¿ok?— Me dijo mientras aun sostenía mi mano con las suyas y me miraba fijamente a los ojos.

—No puedo prometer nada, lamentablemente tengo la maldición de ser muy torpe.

—Entonces mientras pueda, yo te cuidaré.—Quedé tan embobada con lo que me dijo que no me percate cuando se levantó, se puso su chaqueta y empezó a buscar sus llaves.—¿Ya partimos o qué?

Watercolor eyes||Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora