Capítulo 10: Dura confesión

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- Tal vez sí... -


- Jäger estoy hablando en serio, no eres un jodido homosexual ¿verdad? -le dijo con tono serio y frío viéndolo con asco-

- ...... -lo único que atinó a hacer fue abrazarse a si mismo mientras intentaba inútilmente dejar de llorar- (No, no,no... N-no me mires con esa cara de asco, soportaría a otros que lo hicieran pero...no tú...) -

Se repetía mentalmente el germánico mientras trataba de esconderse entre sus propios brazos y piernas para así ocultar su llanto y la vergüenza de ser por como es. Se sentía juzgado, odiado, que lo miraban con asco... Que la persona que amas te mire de esa manera duele y demasiado, tanto que asfixia al pobre corazón de una manera espantosa.

El ruido de un arma siendo recargada se hizo presente en aquel lugar, el alemán sabía lo que le esperaba, a estás alturas no le importaba casi, ya que siempre supo que aquello era imposible, y gracias a la mirada fría y asqueada que su amado le dedicó minutos antes le dejó claro que no merecía seguir viviendo, no en ese mundo.
Pese a toda la vergüenza, asco, dolor y repulsión que sentía asimismo no iba a dejar que lo maten de esa forma tan vulnerable y poco digna. ¡Era un soldado carajo! ¡No podía morir hecho una puta bolita en el suelo! Por lo tanto se paró con la mirada baja y se posicionó delante del ruso, con el cañón preparado para destruir su corazón.

- Hacelo... es lo correcto matar a las personas anormales como yo... -levantó un poco la mirada mirando al comunista dejando expuesta su sonrisa entre lágrimas- Pero quiero que sepas, Nikolay, no me arrepiento de haberme enamorado estúpidamente de mi enemigo -

Narra Nikolay:

¿Qué es este sentimiento de culpa? ¿Por qué me mostras este lado tuyo ahora? ¿No te da miedo tu muerte acaso? ¿Por qué me siento tan triste por tener que hacer esto? ¿Klaus, no te defenderas al menos?
Todas esas preguntas me rondaban por la cabeza mientras seguía apuntando al pecho del nazi sintiendo mi mano temblar cual motor en funcionamiento.

- No me mires así... -lo trataba de mirar serio pero algo me lo impedía- ¡Te prohíbo mirarme con esa cara sonriente y rota! -

- ¿Por qué? Si va a ser la última vez que te vea... Por lo menos quiero poder sonreír ante la persona que más quiero en este mundo... Es lo justo ¿No lo crees? -

- ¡¿Lo justo?! ¡¿En serio estás diciendo que esto te parece justo?! ¡¿Realmente crees que sonreír falsamente ante tu muerte es algo justo?! ¡En serio Klaus reacciona! Esto no es una estúpida novela de amor, no voy a acobardarme y tirar el arma porque resulta que en el fondo yo también te quiero, esas cosas no van a pasar -puse la mano firme y usé un tono frío- Quiero que borres esa estúpida esperanza de tu mirada. No creas que algo como eso va a pasar ¡Porque no es así! -

- Lo sé...créeme que ya lo sé...y lo llamento tanto... Nunca tuve que ir a buscarte o hablarte, nada de esto hubiese pasado si yo no te hubiese dado la opción de volverte un tanquista otra vez... -¿Por qué su voz se empieza a quebrar?¿Por qué el sentimiento de culpa no se va?¿Por qué me duele tanto decirle todo esto?- Nikolay Ivuskin, perdón por todo lo que te he hecho y dicho, acepto mi destino por enamorarme de la persona equivocada la cual ya tiene pareja y seguramente un hijo en camino... Solo quiero pedirte un favor... Después de que me mates, lleva Ludwing a algún lugar seguro o cuídalo tú. ¿Podrías hacer ese simple favor por mí, por favor? -

- Veré quién puede cuidarlo -

- Gracias de verdad Niko... Espero que lo olvides meine liebe... -

Narrado omnisciente:

Un sonido fuerte retumbó con eco en toda la cueva, el arma había sido disparada. Un cuerpo cayó y alguien rompiendo en llanto cuál niño pequeño acompañó está triste banda sonora.



- No puedo... No puedo hacerlo... No quiero hacerlo... -y ahí estaba el tanquista ruso llorando en el piso- Klaus ¿qué fue lo que me hiciste?... -

- Lo mismo que tú me hiciste a mí... -todavía seguía un poco shokeado por sentir la bala tan cerca de su cuello pero ver a Nikolay así le dolía- Puedo... ¿Puedo abrazarte? -

- .... -

El tanquista se calló como respuesta, no tenía palabras y por más que las tenga no tendría el valor de soltarlas; se dijo asimismo que no iba a volver a perder al alemán, se dijo que iba a protegerlo y sin embargo estuvo a punto de acabar con su vida después de saber su gran secreto que por tanto tiempo ocultó.
Mientras seguía llorando dolido y quebrado se sorprendió apenas al sentir que unos brazos un poco más pequeños que los suyos lo rodeaban, no pudo negarse a aceptar aquel abrazo, pese a no admitirlo necesitaba un hombro en el cual descansar por un tiempo y llorar alejado de toda esa mierda en la que estaba viviendo. 

- Está bien, no importa, estoy acá con vos, Schatzi -decía de forma relajada buscando la forma de calmarlo con mimos en la espalda y palabras dulces- Hiciste lo qué te parecía correcto y eso está bien, ya no llores, no hay razones para hacerlo ¿Si? -

- Mhm -asintió mientras limpiaba las lágrimas con su campera- Gracias... y perdón otra vez por hacerte pasar ant tal cosa, de verdad lo lamen... -

Se quedó con las palabras en la boca y su expresión cambió a una de sorpresa, aquél alemán lo estaba besando y aunque no quisiera admitirlo, lo hacía un poco mejor que Anya. Después de unos segundos el alemán se separó del beso mirando fijamente al ruso con los cachetes un poco rositas y una pequeña sonrisa que no pasó desapercibida por el teniente ruso.

- Te dije que ya no importa, además no es la primera vez que me disparas o apuntas con un arma, täuschen -le dijo con tono divertido mientras le bajaba aquel casco de tanquista que tanto llevaba el ruso- Pero me alegra saber que en todas esas veces no tuviste tantas intenciones de hacerme nada malo -sonrió de forma tierna al contrario mientras se acomodaba en su pecho-

- ¿Qué estás haciendo? -preguntó curioso al ver lo que hacía el alemán mientras levantaba su casco-

- Está haciendo frío y vos estás calentito, lo mejor que podemos hacer es estar juntos para entrar en calor. Supuse que al estar dentro de los barracones lo hacías con otros prisioneros para conseguir dormir calientes -se excusó mientras se seguía acurrucando en el pecho de Nikolay-

- Oh ¿Querés mi campera entonces? Y no, yo no me juntaba con otras personas en mi camastro, no soportaba dormir con la muerte misma a mi lado... -dijo mientras separaba al alemán, se sacaba su campera para acto seguido ponérsela al germano y llevarlo dónde anteriormente estaba la fogata en la cual estaba cocinando- ¿Así estás mejor, Klaus? -lo miró-

- ¡Sí! Estoy mucho mejor, gracias por eso. Oh, ya veo... -le respondió mientras se ponía bien la campera- (Ay Niko, ¿Por qué no te quedaste quieto dónde estabas? Me gustaba estar en tu pecho...) -

Después de un rato un poco largo la comida, que se basaba en una pequeña ave puesta al fuego, ya estaba hecha. Ambos se pusieron cómodos en el fuego y con algo de esmero se dispusieron a comer, no era la mejor comida, pero en esos momentos sabía a gloria o por lo menos así lo veía el soviético que hace ya bastante se resignó a comer carnes. El alemán simplemente lo comía con disgusto pero sin soltar queja alguna, mientras comían soltaban algun que otro chiste para pasar el rato hasta terminar la cena.
Cuando terminaron, los dos se recostaron todavía frente al fuego así al dormir no tendrían tanto frío y así ya mañana volverlo con el resto y seguir su camino a tierras rusas.


[Reescrito 28/8/2024]

⫷Entre La Guerra Y Mi Enemigo⫸ (T-34)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora