Narrador omnisciente:
Nos situamos en una colina que de lejos parecía estar llena de tranquilidad, sin embargo, en aquella colina se encontraban un pequeño grupo quiénes seguían celebrando su escape exitoso. O bueno, la mayoría de integrantes lo celebraba.
El capitan del grupo, el subteniente Nikolay Ivushkin, se encontraba de alguna forma con un sentimiento amargo, no sabía el por qué de esa sensación, pero lo que si supo distinguir bien fue cuando de un momento a otro se empezó a poner deprimido, con un aura de tristeza y soledad.
Sintió una opresión en su pecho al recordar aquel día, día en el que logró escapar de las garras de los nazis, día el cual llevó a la libertad a toda su tripulación, y también el día en que lo perdió... en solo cuestión de segundos titubeó ante la idea de ser arrastrado con él hasta el fondo de aquel río. Si no hubiera empujado el tanque hasta el borde, ese alemán tan odioso que lo llegó a confundir y hacerle sentir cosas que nunca sintió por otros estaría con él , respondiendo todas sus dudas.
- ¡Hey! ¿Estás bien ? -preguntó Anya al notar que su pareja estaba llorando, eso sin duda alguna la sorprendió bastante-El muchacho al percatarse de que su silencio había sido cortado por aquella mujer, limpió sus lágrimas con rapidez, no quería que lo viera llorar, sería patético.
- Si Anya, estoy de maravilla -
- ¿Estás seguro? Te ves algo deprimido hace ya unos días, ¿esto es por todo lo que pasó en el puente con Kla...? -no pudo terminar su pregunta ya que Nikolay le había interrumpido de una manera un tanto agresiva-
- ¡No quiero que te atrevas a mencionar su repugnante nombre, Yarsteva! -
Narra Ivushkin:
Al percatarme del tono que usé y cómo había reaccionado Anya en sorpresa, quedé estático... ¿qué me está pasando? ¿Por qué me puse de esta forma solo porque iba a mencionar su nombre? Acaso Klaus me... No... Eso es imposible, no es algo normal, eso es pecado, podrían matarme si lo supieran, no voy a dejar que una idea estúpida como esa se cruce por mí cabeza.
Con algo de frustración al no poder aclarar mi mente, decidí bajar de aquella colina y caminar por lo que parecía un prado que terminaba en un bosquejo. Le informé a Anya que iba a caminar y reconocer el perímetro, por obvias razones ella protestó mas no les di mucha importancia y seguí mi camino.
Al aventurarme por el prado vi bastante cosas lindas, como algunos animales pequeños comer de aquellas flores que yacian en la tierra, también encontré algunos cartuchos vacíos, supongo en algún momento hubo un entrenamiento ahí. Seguí con el camino hasta llegar a la entrada del bosquejo, mire.en dirección opuesta y suspiré antes de adentrarme en el mismo.
No sabría decir exactamente cuánto tiempo estuve caminando, pero el ruido de agua corriendo llamó a mi atención; cuando me asomé divisé un pequeño río que seguía por el bosque, decidí seguirlo por un rato hasta toparme con una cueva algo grande y un poco oscura, claramente tenía que entrar.
- Guau... -dije con algo de emoción y entusiasmo- Hay algunas piedras bonitas, podría llevárselas a mi madre. También hay unas cuantas ramas y huesos de pescados...espera... ¿eso es un arma? -
Sin dudas aquello llamó mí atención por lo que la levanté con algo de curiosidad y la miré detalladamente...era una Walther P38 y estaba bañada en sangre... ¿Acaso habrá algún alemán que se perdió en el bosque? ¿Por qué habría un arma de este tipo si no es así? Además, está cargada y parece no haber sido usada hace mucho.
Por unos minutos escuché silencio y después me pareció oír pasos, creí estar imaginando cosas hasta que el ruido de unas botas pesadas retumbaba en el suelo; instintivamente levanté el arma y quité el seguro apuntando a quién se atreviera a acercarse.- ¡¡¿QUIEN ANDÁ AHÍ?!! -preguneté al aire mientras escuchaba los pasos acercarse cada vez más. Al no recibir respuesta terminé disparando el arma llenando así el espacio con olor a plomo-
- ¡AAH! -el gritó de aquel hombre se hizo presente en la cueva mientras de él emanaba el olor a sangre, producto de su nueva herida- ¡Scheisseh! -
Y en ese momento, al escuchar esa molesta voz, me acerque cuidadosamente a ese ser, una vez cerca lo ví, ¡era ese alemán que creía muerto! ¡Pero ahí estaba el hijo de puta! ¡Estaba tirado en el piso mal herido y pálido! ¡Ese desgraciado estaba vivo!
Me quedé en shock por un par de minutos, mi cuerpo empezó a temblar con ligereza y por alguna razón lágrimas cristalinas que demostraban mi felicidad caían por mis mejillas.
Me sentía feliz de que después de tanto tiempo, si estuviera vivo... Pero ¿por qué me siento así? Se supone que el es el enemigo, no tengo que estar feliz de que mis enemigos estén vivos, este comportamiento no es algo de lo que se espera de parte de un soldado y menos uno en mi posición.Quería decir algo, quería gritar, quería pegarle, quería abrazarlo y decirle lo mucho que lo sentía, pero no podía, no era capaz de moverme, estaba petrificado viendo cómo el germánico se retorcía por el piso tratando de parar la hemorragia que yo le provoqué. Me sentía patético por no poder ayudarlo o siquiera moverme; con un nudo en la garganta traté de llamarlo de forma seria mas mi aspecto y voz no ayudaron, en vez de eso, salió de manera cortada y triste.
- Klaus...¿c-cómo es qué estás vivo?... -
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⫷Entre La Guerra Y Mi Enemigo⫸ (T-34)
Fanfiction¡¡¡Reescribiendo!!! 1944, Segunda Guerra Mundial: Nikolay Ivushkin, teniente y comandante de un grupo de fugitivos provenientes de un campo de concentración, tras la pérdida de lo que él consideraba su mejor rival hasta ahora, queda devastado; verlo...