- ¿Y qué harás? ¿Darnos palmadas en el trasero con una regla como hacen los profesores con sus alumnos revoltosos? -
- ¡Eso! Por más que nos amenaces, amor, no vamos a abrazarnos y pedirnos perdón -frunciendo el ceño y con disgusto en la cara musitó Anya- Además no solo tendría que pedirme perdón por insultarme, sino también ¡Por haberme vuelto loca durante todo este tiempo! -
- Ay pobre, la víctima se nos hizo presente -dijo el alemán rodando los ojos- ¡Deberías agradecer que estabas bajo mi mandato y no el de otro desquiciado! -
- Eres un estúpido, ¡Me vivías amenazando con matarme si no me comportaba cómo querías que lo hiciera! -
- Y claro, ese era tu trabajo, obedecer mis órdenes y comportarte; sino... ¿Por qué otra razón estarías en los campos? No creo que sea por ser buena niña-
- ¿Todos los nazis que están dispersos por los campos y países tomados son igual de estúpidos o solo es este tarado qué salió fallado? -dijo la fémina de manera ingenua pero burlona- ¡Y para tu información, Klaus, estaba ahí porque soy judía! -
- ¿¡JUDÍA!? ¡Für den Führer! Hay que exterminarte, ¡plaga asquerosa! -
- Klaus, ¿podrías dejar de ser estúpido por solo cinco minutos? No te pido nada más que cinco minutos sin oír estupideces -dijo todavía manteniendo su sonrisa pero a su vez estaba claramente molesto aquél eslavo- ¿Si podrás cumplir con esa simple petición, verdad?
- ¡Claro que si puedo, Trottel! A diferencia tuya y de esa... Esa cosa repugnante -dijo señalando primeramente al ruso y después pasar a señalar a la única mujer con disgusto- Yo sé seguir órdenes directas y peticiones, no por nada Hitler me puso a cargo de uno de los tantos campos de prisioneros -reprocho con molestia y un dejo de superioridad-
- Claro... Entonces, cómo le explicaras al "Führer" que nos hayamos escapado delante de tus narices, te hayas caído por un puente con tu tanque Panther que debiera haberte matado, y gracias a Dios no pasó, y para colmo ahora seas mí prisionero. Dime Klaus, ¿cómo lo explicarías? -
- ¡Tan así no pasó la cosa! -respondió molesto- Espera... ¿Cómo qué "gracias a Dios no pasó"? -arqueó una ceja curioso-
- ¿De qué estás hablando? Yo nunca dije nada de eso, estás loco... -dijo de forma cortante-
- ¡A mí no me engañas, yo escuché bien! ¡Dijiste gracias a Dios, eso quiere decir que si te importo! -una sonrisa victoriosa se formó en los labios alemanes mientras señalaba al siberiano- ¡Admite que te importo!
- Ugh... -el ruso solo rodó los ojos con irritación-
- Claro que le importas täuschen, sin ti no podrá hacer que Stalin consiga información sobre lo que quiere Hitler para después atraparlo y meterle un ananá por el culo -le respondió Anya con un tono de obviedad-
- ¡No! Yo sé que le importo mucho más aparte de eso -reprocha enojado Klaus- ¿Por qué le metería una piña por el culo? ¿Stalin es gay? -
- Lo que tú digas, total soles confundir la amabilidad con tus estúpidos sentimientos y después así terminas, llorando en tu recámara y deprimido -
- ¡Igh! ¡Víbora apestosa! Ni Medusa era tan malvada como llegas a serlo tú! -
- Перестань драться ни на ебаную секунду! -gritó enojado el ruso- ¡¡LOS DOS SON DEMASIADO HARTANTES!! Ahora no quiero escucharlos a ninguno de los dos discutir, de lo contrario habrán menos integrantes en nuestro grupo - (¡Dejen de pelear por un maldito segundo!)
Silencio, solo eso se pudo apreciar en ese inmenso bosque, aquellos dos seres que anteriormente estaban discutiendo a cuatro manos ahora se encontraban en un silencio sepulcral, temían decir algo y que Nikolay los matara puesto que se veía bastante molesto. Por otro lado Ivushkin disfrutaba aquel silencio, el cual le permitía estar atento a cualquier sonido del alrededor, Stephan y Volchok, quienes guardaron silencio en todo momento para no ser castigados, reían por lo bajo ante aquella situación con ese trío de descontrolados, jurarían que el único normal y adulto era Nikolay.
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⫷Entre La Guerra Y Mi Enemigo⫸ (T-34)
Fanfiction¡¡¡Reescribiendo!!! 1944, Segunda Guerra Mundial: Nikolay Ivushkin, teniente y comandante de un grupo de fugitivos provenientes de un campo de concentración, tras la pérdida de lo que él consideraba su mejor rival hasta ahora, queda devastado; verlo...