« Os olhos chorando, tristeza sem fin».
( Los ojos llorando, tristeza sin fin).Ethan
Sábado, 2 de enero del 2021
Querido diario :
El día de hoy ha sido otro instante asfixiante en este calvario. Mi propio hogar se ha convertido en el último lugar en el que quiero estar. Mi vida se convirtió en esta tortura que ya no logro superar volviéndose imposible soportar todo lo que sucede constantemente a mi alrededor. ¿En qué momento mi corazón se convirtió en este témpano de hielo?¿Cuándo fue que me alejé de todas aquellas personas que con hechos demostraron que me apoyarían?Constantes interrogantes me llegan a la mente cada día. Oscuridad abrumadora que me consume y no sé cómo pararla. Me rodeo de la infelicidad cada amanecer.
Mis sonrisas han sido borradas, sollozos que intentan salir de mis ojos y no lo consiguen. ¿Por qué tengo que sobrellevar con todo esto, por qué no puedo ser feliz? La vida se ha empeñado en ponerme demasiados obstáculos en una carrera en la que no sé, si seré el primero en llegar a la meta y ganarla. Veo todo desde afuera, como un espectador que no tiene derecho a opinar sobre nada que ocurra en su vida. Tantos momentos arrebatados, tanta luz que me abandona y solo ha dejado paso a un pozo de oscuridad.
Libros y música se han convertido en mi refugio, escape de una realidad que remueve todo mi ser, como la tormenta a la copa de un árbol, como el aleteo de felicidad de una madre al oír por primera vez el llanto de su hijo al nacer. ¿Qué sucede, cuál es la solución a tan peligrosa caída hacia el precipicio de la oscuridad?
Cierro el diario. No sé cómo hacer para desahogar todas estas lágrimas que hacen que se me desgarre todo sentir, no sé, y en serio que lo necesito.
—Hijo —dice mi madre desde el otro lado de la puerta de mi habitación—. Necesitamos hablar.
—Madre —digo por lo bajo pero lo suficiente alto como para que ella lo escuche.
Alzo la mirada tropezando con la de mi madre ahora parada enfrente de mí.
—¿Qué te sucede Ethan? En estos últimos meses llegas pasada las doce de la noche todos los días —Hace una breve pausa buscando en mi expresión alguna respuesta—. Estoy preocupada ya no te veo con los chicos ni con Alice —dice mientras me hace una seña con la mano para que le haga un espacio en la cama para sentarse—. No puedes continuar así, hijo.
Alejo mi cuerpo hacia el espaldar de la cama desviando mi vista hacia el paisaje que se alza en el horizonte.
—No te preocupes con los chicos tuvimos una discusión y bueno —Me interrumpo y desvío la conversación hacia otro tema—. ¿Sebastian ya llegó?
—Estás desviando la conversación. No, tu padre no ha llegado —dice esto último dejando entrever una mirada triste y decaída.
Lo que daría por verte feliz, madre.
—No merece que estés así. Todos los días es lo mismo: lo esperas, le preparas la cena, ¿para qué? Siempre termina gritándote. No te mereces esto madre —digo acercándome a ella limpiando una lágrima que se desliza por su rostro.
—Hijo —susurra mientras me abraza.
—Todo va a estar bien —murmuro en su cabello.
Duele verla así, tan llena de vida y a la vez tan vacía. Duele ver como cada día se pierde más a ella misma. Cada vez queda menos de esa mujer que sonreía sin cesar.
—No sé que sería de mí sin ti y tu hermano Haiaiel, hijo —dice entre sollozos.
Siento como mi madre se sobresalta junto a mí al escuchar el sonido de la puerta de entrada cerrándose.
—Llegó tu padre debo ir…
—Madre —espeto interrumpiéndola—. Esto tiene que terminar en algún momento.
Un leve asentimiento con una mirada llorosa es todo lo que recibo por su parte antes de que salga de mi habitación.
No han transcurrido ni cinco minutos cuando se comienzan a escuchar los gritos, las vasijas rompiéndose y los alaridos de mi madre estremeciendo todo el lugar.
Tengo que sacarla de aquí cuanto antes.
Me acerco hacia la pequeña caja de madera que guardo debajo de una tabla en el clóset en una esquina de la habitación. La saco con cuidado y la abro. Comienzo a contar el dinero que llevo ahorrando durante estos últimos meses.
Pronto estaremos lejos de aquí, madre. Te lo prometo.
Deshago la ropa de cama y me acomodo debajo de las sábanas intentando conciliar el sueño.
A medida que transcurre el tiempo no puedo dejar de pensar en cómo estará mi madre. Doy vueltas y vueltas en la cama perdiendo por completo la cuenta de las veces que realicé la misma acción.
Otra vez soy yo y estas cuatro paredes en medio de la noche.
Me siento en la cama que de manera ventajosa se encuentra en una posición cercana a la ventana. Observo la luna tan solitaria pero hermosa ocultando esa cara imperceptible para nosotros. Supongo que así somos todos: seres que no se muestran por completo ante la mirada dura de juicio de las personas a nuestro alrededor. Después de todo no somos tan diferentes a la luna. Al finalizar el día solo somos seres rodeados de oscuridad.
Una frase recuerdo cada día en mi lucha contra la oscuridad, solo un rostro viene a mi mente al despertar, mi madre diciéndome: —«Hijo mío, a veces la vida te llevará a un laberinto de pensamientos, un pozo de confusión y añoranza por encontrar el camino correcto. Te sentirás como fuera de lugar. Tu mente te dirá que camino tomar mientras que tu corazón, tu razón nublará. Cuando eso suceda decisión tuya será, elegir el camino correcto. A veces la oscuridad te rodea sembrando en tu noble corazón ira y dolor, pero escucha bien lo que te voy a enseñar hoy, nunca pero nunca dejes que la sombra oscura que amenaza con rodearte sea la vencedora en la batalla contra la luz. Al final todos somos instantes en una vida constante, momentos que nos hacen olvidarnos del tiempo. Lo que hoy suceda, lo que te aflija no lo dejes dentro pequeño mío. Los sentimientos están para sentirse, los momentos para vivirlos, los errores, tropiezos, para aprender, los rencores para ser olvidados. Por último, solo me queda decirte: toda batalla que te propongas está para ganarla. Siempre has el bien sin importar quien sea. Prométeme hijo que serás un gran hombre digno de un noble corazón».
Eso trato de hacer, cumplir esa promesa cada vez que despierto. Verla, abrazarla, me recuerda lo que debo cumplir, un consejo que aplicaré a lo largo del camino que tendré que transcurrir.
Mi historia se resume a eso, a una disputa, a una promesa, una esperanza y deseo por ser feliz. Como dice mi madre la batalla es para ganarla y a la oscura amenaza desecharla.
N/A: Después de tanto tiempo les traigo el primer capítulo editado de la historia de mis pequeños Ethan y Ashley. A los que ya lo habían leído en su antigua versión les agradezco y a los que son nuevos también. Espero que disfruten de esta hermosa historia y a la vez que Ashley y Ethan luchen contra la oscuridad. Sin más que decir nos vemos en la nueva actualización el próximo fin de semana 💙.
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El día en que te conocí (EN EDICIÓN)
Teen FictionÉl está roto tal vez demasiado. La oscuridad se cierne sobre él en todo momento. Tendrá que tomar decisiones, enfrentar a los protagonistas de sus más recónditas pesadillas. El pasado lo consume . En sus manos estará la dirección que tomará para dej...