Capítulo III

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         «Todo esse tempo sem perceber».
          (Todo este tiempo sin darte cuenta) .

          (Todo este tiempo sin darte cuenta)

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POV Ethan:

                          Lunes, 4 de enero /2021

Querido diario :

Vi hoy a una chica hermosa, aunque suene muy cursi sentí un impulso incontrolable de ir en su búsqueda. Se veía tan inmersa en sus pensamientos, me encontraba tan inmerso observándola que perdí la cuenta de los minutos que lo hice. Despertó un interés en mí, por lo que detuve mis pasos para acercarme hacia el lugar donde ella se encontraba, pero había desaparecido ya cuando lo había decidido. Quizás algún día me la encuentre nuevamente, no desperdiciaré la oportunidad de entablar una conversación si me vuelvo a cruzar en su camino.

Cierro mi diario y me sumerjo en un sueño profundo en el que mis problemas diarios ya no son prioridad.

                                 ***

Suena la alarma y si soy sincero el ánimo para ir a la escuela era tan nulo, tanta monotonía que ya me tiene agotado, aburrido. Aunque ahora un poco más espabilado me viene a la mente un fragmento de lo que soñé anoche, era ella, la chica que había visto ayer al atardecer sentada en un banco en el Queen's Park.
Estaba tan absorto detallándola en ese momento que me di cuenta de la tristeza que asomaba en su rostro y  del cuaderno en donde se veía tan ensimismada escribiendo. ¿Qué le habrá sucedido, un ángel como ella estará también tan roto como yo? Detengo esos pensamientos al oír a mi madre darme un grito. En serio que no sé de donde saca tanta energía a estas horas de la mañana.

—¡Ethan Smith Sparks acaba de bajar a desayunar! —grita desde la cocina.

—¡Ya voy mamá! —le digo a toda voz, esperando que no continúe gritando.

Bajo los escalones de dos en dos, me la encuentro en la mesa organizando todo.

—¡Por fin hijo mío! Pensé que nunca bajarías, no entiendo porque llegas tan tarde en la noche si sabes...

 La interrumpo, abrazándola por su cintura. Es tan menuda, ha disminuido mucho su peso de una forma notable. 

—¡Buenos días a la mujer de mi vida! ¿Cómo amaneció la reina? —murmuro en su oído.

—¡Ethan, no me cambies el tema! Pero te salvas por eso de lo de reina pero que quede claro de que estoy molesta contigo.— Una gigantesca sonrisa asoma en sus labios mientras me «regaña».

Fingiendo dolor, pongo mi mejor cara de yo no fui, de indignación.

—No me mires así, sabes que me muero de preocupación con tus llegadas tan tardes en la noche. —Su voz suena preocupada, sus ojos muestran una mirada llena de tristeza, miedo.

El día en que te conocí  (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora