—¡Teresa! —gritó Idalia—. ¡Teresa!
—No me llamo así —le recordó Mía—, ¿o es que tu pequeño cerebro es incapaz de asimilarlo? Mi nombre es Mía Gandía.
—De acuerdo, Teresa, ¿has oído sobre si ya nos regresarán a la Tierra?
La morena lo pensó un poco. No le convenía eso. —No, ni siquiera rumores.
—Y ni es cierto, aún no nos regresarán. Pero hay algo que sí: nos darán dinero por el tiempo que estuvimos aquí cuando salgamos.
Mía hizo un gran esfuerzo por no demostrar el interés que le generó. Lo más probable es que hubiera una fuerte suma de dinero que repartirían entre ellos: si quitaba del camino a los demás, lo que les darían sería aún mejor.
—No me interesa.
—Creí que sí, aquí se sabe que amas el dinero.
La aludida dejó a Idalia hablando sola, tenía ganas de matarla pero la hija de perra tenía mucha suerte. Cada que Gandía se daba a la tarea de seguirla, la mexicana se metía entre los demás para salvarse.
—Algún día te tendré a solas —murmuró la peruana.
Consultando con su almohada, había decidido que las muertes de los demás debían parecer accidentales y ya no hacerlas tan seguido aunque cuando quedaran pocos la verdad saldría a la luz si sus planes no fallaban.
Al despertarse, pasó a lado de Lynn y la empujó a propósito, la inglesa ni hizo por armar un conflicto, pues no valía la pena perder incluso la vida a manos de alguien tan interesada y superficial.
La joven Renner comenzaba a extrañar a su novio, Liko también a ella pero sabían que habrían días para verde y planear la forma en que la asesina se descubriera incluso ella sola. Únicamente era cuestión de hacer algo ya, pues ya ni tendrían tiempo antes de que probablemente otra persona muriera.
Isabella y Lorraine se peleaban. La rubia golpeaba a Isabella y la pelirroja le estaba respondiendo de la misma manera, se notaba que el verdadero peligro no era solo el traidor, sino también ellos mismos.
—Apuesto por la Gallina, ella realmente es buena golpeando chicas de su edad —argumentó Harry Wright.
—La Maruchan sería capaz de todo por conseguir lo que quiere, ¿qué no haría por ganar ahorita? —replicó Alice.
—¡MasterChef, trae algo para comer! —exclamó Kentaro.
—Ah, cómo chingan con eso. Si quieren alimentarse, traguen mierda; yo solo vine a disfrutar este espectáculo. Ah, y si una de ellas queda herida, no la voy a tratar.
Alonso se seguía sintiendo ardido por aquello de los sueños, deseando haber sido realmente un chef y no un doctor de mierda que maltrataba verbal y psicológicamente a sus pacientes. Francisco Morales era su favorito para maltratar, diciéndole que se moriría pronto.
—No importa, yo puedo cocinarles algo —habló Amy, finalmente de buena gana—, haré suficientes papas para todos cuando termine esta estupidez.
—¡Hija de puta! —el grito de Isabella sorprendió a los presentes, a la pobre le sangró la nariz.
—No lo soy tanto como tú —replicó—, ¿debo recordarte cómo golpeabas a tus compañeras?
A Isabella le dolieron esas palabras, ¡por supuesto que se arrepentía de lo que hizo! En la primera oportunidad que tuviera les pediría perdón a aquellas chicas a las que golpeó y sería una mejor persona.
—¡Realmente he cambiado en este tiempo! —chilló la aludida y se fue.
—Espera, Break Dance, le hablará a su padre, ¿no sabes que es abogado? —se burló Lorraine cuando vió que Lynn iba tras la pelirroja.
Renner alcanzó a Isabella y le ayudó con su sangrado nasal. Bueno, el llanto de la herida no mejoraba.
—Cálmate, Isabella, no le des gusto.
—Es que tiene razón, hasta a ti te hice daño solo por estúpida.
—Pero has cambiado, tú misma lo dijiste. Además, eres la única con la que puedo hablar sin que terminemos peleando —Lynn la calmó—. Mejor sonríe.
La mueca que la otra inglesa hizo distaba de ser una sonrisa, la castaña no le dijo nada porque realmente se esforzó en sonreír.
En ese tiempo las únicas que habían aprendido lecciones de vida eran ellas: Lynn aprendió a valorar su vida y a su padre, Isabella intentaba mejorar como persona y de ahora en adelante haría todo por remediar el daño que hizo, además de que no volvería a caer en lo mismo.
—¿Crees que pueda solucionar todo lo que cagué? —preguntó Snell con tristeza y remordimiento.
—Algunas cosas probablemente no —la castaña fue sincera—, pero soluciona el cagadero que puedas remediar y no vuelvas a dejarte influenciar por malas compañías. Rodeate de mejores amistades, sí las hay.
La lesionada se calmó un poco, pero eso la hizo alterarse silenciosamente, el hecho de pensar que incluso alguien se suicidó por culpa suya mientras ella estaba ahí. Se sentía merecedora del peligro que significaban sus compañeros tripulantes.
—Pienso en que no hay necesidad de estarse peleando ni poniendo apodos tan hirientes —dijo Mark por enésima vez.
—Yo no los ando diciendo como estúpida —espetó Isabella bruscamente—. Deberías recordárselo a Idalia.
—Además se sabe perfectamente que estamos luchando por sobrevivir, ¿qué tanto puede ser un simple apodo? —el moreno se sorprendió ante las palabras de Lynn.
Ese tipo les tenía ganas a las dos, así que iba a cogerse al menos a una. Por experiencia, debía comenzar a ser lindo con ellas para que las dos cayeran.
—Si salimos con vida de aquí podrán contar conmigo para lo que quieran —sus palabras fueron incluso reconfortantes, sin embargo, Lynn no le creyó.
—Deberías ser actor —se burló la castaña—. Seguramente serías muy famoso por lo bien que harías ese trabajo.
—No estoy mintiéndoles, realmente me gustaría apoyarles. Son muy jóvenes para estar aquí, en tanto peligro.
—Eso no te importa cuando te coges a chicas incluso menores de edad. Conmigo no funcionarán tus lindas palabras —le hizo saber Renner—. Vuelve cuando no tengas otras intenciones más que ayudar sinceramente.
La chica se preguntaba porqué Mía no se apuraba en asesinar a ese tipo. Su pensamiento estaba mal pero realmente quería librarse del idiota rabo verde.
La molestia de Mark fue muy notoria, sin embargo se fue pensando en cómo hacer que cayeran. Ni siquiera le importaba que Lynn tuviera novio.
Isabella salió a tomar aire, la oportunidad perfecta para Mía Gandía, quien se escondió. Levantó una pistola y le disparó en el pecho, haciendo que la pelirroja cayera al suelo. Lamentablemente ella, a diferencia de Lynn, sí murió.
Dedicado a FriendCreativa, minji_hye_chingu, JoseG59, DayTwiste, Aleykuki, EvelynCastillo169 y Lía, que no recuerdo su user pero también lee esta historia xDDDDD
¿Descansaron? Jsjs<3
A ti, personita linda que lee esto, te quiero mucho!
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Tripulante
RandomDiez personas, de diferentes nacionalidades y géneros, son escogidas cuidadosamente por un científico loco para cumplir una misión en un planeta llamado Polus. Alonso, Idaila, Harry, Lorraine, Alex, Kentaro, Isabella, Mía, Roger y Lynn son los tripu...