|Capítulo 2|

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Despertaron casi al mismo tiempo en este orden: Alonso Guzmán, Harry Wright, Lorraine Bennet, Alex Chawtin, Idalia Martínez, Isabella Snell, Arimura Kentaro, Mía Gandía, Roger Ferrier y Lynn Renner.

Todos estaban confundidos y asustados por lo último que recordaban. Alonso, Alex y Roger habían sido golpeados hasta dejarlos inconscientes. Harry, Lorraine e Idalia habían tenido accidentes automovilísticos en el que no salieron graves. Isabella, Mía, Kentaro y Lynn habían caído y se golpearon en la cabeza. Nada de eso había sido casualidad, pues habían sido elegidos al azar para esta nueva misión. Ellos no lo sabían, tampoco sabían que estaban en algo parecido a una realidad virtual... O eso creyeron por un momento, realmente los habían llevado ahí.

—¿¡Qué te pasa!? —gritó Idalia a Lynn, quien se les acercaba mucho a todos para sentirse más segura. La joven Renner saltó del susto.

—Tengo miedo —respondió ella, con la voz temblorosa.

—No jodas, niña, todos lo tenemos y no estamos chillando como tú —le espetó Alonso, haciendo que todos lo fulminaran con la mirada.

Alex se encogió.

—Vamos a presentarnos —inició él—. Soy Alex Chawtin, tengo 28 años y soy de Londres.

—Soy Lynn Renner, tengo 20 años y soy de China. Mucho gusto a todos.

—Soy Idalia Martínez, tengo 32 años y soy de la ciudad de México —su tono fue burlón, obviamente no le daba gusto conocerlos.

—Harry Wright, 23 años, California, estudio Medicina —se presentó el joven, Alonso lo fulminó con la mirada.

—Ahora entiendo tu idiotez— le dijo el doctor—. Soy Alonso Guzmán, tengo 35 años y soy de la Ciudad de México. Odio ser un doctor.

—Lorraine Bennet, tengo 19 años y soy de Houston —se presentó—. Estudio Contabilidad.

—Mi nombre es Mía Gandía y soy de Cusco, Perú. Tengo 30 años.

—Soy Arimura Kentaro, tengo 21 años y soy de Hiroshima, Japón. Solo estudie hasta la preparatoria.

Un ni-ni estúpido, pensó Idalia pero no se lo dijo porque no quería oír lloriqueos.

—Isabella Snell, 20 años, soy de Londres y estudio Derecho.

—Soy Roger Ferrier, tengo 25 años y soy de Pennsylvania —dijo—. Busco novia —agregó mirando a Mía y a Isabella.

—Esto no es 12 corazones ni Tinder —espetó Alonso—. Pareces un idiota de videojuegos en línea, "busco novia" —lo imitó haciendo comillas—. Ya madura.

Mía e Isabella fulminaron a Roger con la mirada, no era posible que no supieran ni dónde mierda estaban y ese idiota diciendo que buscaba una novia.

—¿Alguien sabe qué mierda estamos haciendo en este lugar? —preguntó la soberbia licenciada.

—Buenos días a todos —oyeron una voz, así como la del asistente virtual—. Hay un traje de astronauta para cada uno, ponganselo.

—¿Eso como para qué? —preguntó Lorraine—. ¿Y qué hacemos aquí?

—Deben hallar evidencia de vida extraterrestre. En esta nave también habrá armas por si necesitan defenderse de algo.

Todos se estremecieron. Sintieron que estaban en peligro y debían irse. Ellos no querían estar en aquella nave tan extraña sin experiencia alguna.

—¿Por qué nosotros? No sabemos nada de esto —exigió saber el japonés—, ¿nos podemos ir de aquí?

—Respuesta denegada —dijo el asistente con su desesperante voz femenina—. Tienen cinco minutos para ponerse sus trajes.

En una cajita, había diez trajes de astronauta de diferentes colores y a la medida de cada uno de los tripulantes novatos, quedando de esta manera:

Isabella Snell- Tripulante rosa.
Roger Ferrier- Tripulante naranja.
Alonso Guzmán- Tripulante azul.
Arimura Kentaro- Tripulante blanco.
Mía Gandía- Tripulante amarillo.
Lynn Renner- Tripulante negro.
Alex Chawtin- Tripulante azul celeste.
Idalia Martínez- Tripulante rojo.
Lorraine Bennet- Tripulante morado.
Harry Wright- Tripulante café.

—La nave despegará en cinco, cuatro, tres, dos, uno —dijo el asistente después de los cinco minutos—. Que comience la misión.

—Oigan vamos a procurar no estar solos —dijo Alex—. Así habrá menos probabilidad de correr peligro.

Los demás tripulantes asintieron con la cabeza asustados y confundidos. ¿Cómo carajos iban a descubrir vida extraterrestre si, en caso de que existieran, no vivirían para contarlo? ¿O es que acaso querían comprobarla a través de su muerte?

Todos se hacían esas preguntas. Alonso rodó los ojos furioso al ver que Harry se ponía uno de los gorritos que estaban en una mesita, que era de un huevo estrellado.

—¿Para qué quieres un jodido gorro —le preguntó, viendo que había muchos ejemplares de ese tipo y otros igual de ridículos—. Es algo ridículo, idiota, odio a los doctores.

—Usted también es un doctor, señor Guzmán —le respondió el joven con amabilidad—. Y es mi problema si luzco ridículo o no, me gusta el gorrito.

—Bueno, vamos. Nos están esperando, niño.

Fueron a la cafetería a comer pizza, que fue lo que más se les antojó y posteriormente fueron a conocer la nave, que constaba de basurero, armería, laboratorio y sala de juegos (innecesaria, pues no había niños). También había un árbol. Era una nave grande y colorida, además de que había diez camas muy cómodas en una habitación.

—¡Ya levántense! Vamos a pasear por la nave ahora que ya la conocemos —exigió Idalia tratando de imponer autoridad.

Todos lo hicieron sin saber porqué obedecieron. Algunos no querían pelear y otros fue por miedo a que la licenciada les hiciera algo si desobedecían.

—Que no joda, las camas eran muy cómodas —susurró Mía a Isabella.

—Maldita vieja mandona —susurró la aludida.

—Apenas la conozco y ya la odio —murmuró Lynn—. Quiero irme de aquí.

—¡Canasta! —gritó Alex cuando logró lanzarle un gorro de lana a la licenciada Martínez, quien lo miró mal. Todos se echaron a reír.

—Te callas, celeste. Me las vas a pagar. Se nota que no haces nada bien, ¿verdad?

—Está bien, rojo. Yo sí te puedo llamar por tu color pero tú debes llamarme Alex o Chawtin, ¿de acuerdo?

—Tú ni siquiera has de tener estudios, estúpido bueno para nada. Yo, en cambio, soy la Licenciada Martínez.

—¿Qué vamos a cenar? —quiso saber Lorraine, quien tenía mucha hambre.

—Ensalada de papa —intervino Idalia.

—Cada quién va a cenar lo que quiera, Idalia— replicó Kentaro.

Todos estaban de acuerdo con el japonés y comieron lo que quisieron y sólo la licenciada comió ensalada de papa. Alonso fue a preparar un omellete a la cocina.

Al doctor le llegó la melancolía al estar cocinando. Estaba seguro de que si salía de ahí con vida, iba a perseguir su sueño de estudiar gastronomía.

MagalyR08 espero que te guste. ❤️

Apenas se están conociendo los tripulantes, ¿de quién creen que deberían cuidarse?

Les quiere,
Anahí YG

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