43. juicio final

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SIN CORREGIR************









































































Estábamos aquí.

El juicio de mi padre.

El estaba sentado al lado de su abogado, atrás de ellos estaban un montón de putas y sus amigos, estaba abrazada a Alek ya que el que me había... No quiero ni siquiera pensarlo, estaba allí y no dejaba de verme mientras sonreía, mi padre volteaba y me daba una de sus miradas de amenaza, ni siquiera escuchaba lo que decian al rededor, solo, estaba concentrada en no irme corriendo y encerrarme para que ellos no me encontrarán.

—la defensa llama a declarar a Lea Angelis— dijo la jueza y Alek me abrazo con fuerza y beso mi cien.

—todo estará bien Bunny, te lo prometo— dijo y asenti

Subí al estrado y al sentarme todos me miraron fijamente.

—bueno señorita... ¿Angelis?— dijo y negué

—Larsson señor— dije y el asintío pensativo revisando sus papeles

—¡Ah sí! ¡Lea Larsson! ¡Aquí está el cambio!— dijo con fingido asombro, luego pareció confuso —¿Por qué el cambio señorita? ¿Se avergüenza del apellido de su padre?

Me quedé callada un segundo, mire a Alek y luego a mi madre, ellos asíntieron y yo suspire.

—si— dije lo más segura de mi misma

Mi padre apretó sus manos en puños.

—ya veo y dígame. Que se siente que su madre haya ido a buscarse.... ¿Cómo le dicen ahora? Ah sí, un sugar daddy para que las recogiera a las dos de la calle y les cumpliera los caprichos— preguntó el abogado

Mire a mi madre y ella se veía realmente apenada ante las miradas de asco y desaprobación de algunas personas.

Eso sí que no lo iba a permitir.

—me disculpa su señoría pero lo que estoy por decir no será educado— dije de inmediato y me levanté apoyando mis brazos en la madera del estrado hacia el abogado —mi madre toda su vida a Sido una mujer trabajadora y orgullosa, no le aceptaba un euro ni a mis abuelos, todo lo hacia por su cuenta, desde que nací lo único que a hecho es cuidarme, ver qué yo nunca pase hambre hasta en los momentos mas difíciles de nuestras vidas, a sufrido cosas que yo nunca le desearía ni a peor enemigo— a este punto ya había empezado a llorar — ¿Sabe señor abogado? Su cliente me hacía ver cómo todos sus amigos violaban a mi madre mientras yo estaba amarrada a una silla, y me decía que de grande me harían lo mismo, ella gritaba hasta quedarse inconsiente, luego tenía que limpiar su sangre ¡Su propia sangre! Era horrible escuchar los golpes y gritos de mi madre mientras estás escondiendote detrás de un calentador...

—su señoría, la testigo sufre ataques de ira, no es confiable— dijo el abogado —es suficiente señorita Larsson

—¡NO! ¡NO ES SUFICIENTE! ¡NO ME MANDE A CALLAR AHORA! ¡QUE CREIA! ¡QUE CON UNA DE LAS MIRADAS DE MI PADRE DIRIA TODO LO QUE QUERIA! ¡YA NO SOY SU PERRA! ¡NO TENGO ESE MALDITO COLLAR ELÉCTRICO! ¡Y OJALA LO MANDEN A LA CARCEL DE POR VIDA Y  MUERA EN UNA CELDA MIENTRAS QUE LAS RATAS HACEN COMIDILLA CON EL CADÁVER!

En ese momento mi padre se levantó y dió un golpe en la mesa.

—¡Maldita bastarda!— exclamo

La jueza dios golpes con su martillo pidiendo orden y me senté de nuevo limpiando mi cara llena de lágrimas tratando de regular mi respiración y que los tics de mi cuello y rodilla pararan

solo para mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora