☪ 𝗖𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼: 𝖤𝗇𝗍𝗋𝖾𝗇𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈 ☪

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻

Narradora

La joven Bushida observaba un punto fijo de la habitación, sintiendo a cada momento la inquietud que tenía Suma al tener su mano entrelazada a la suya. Para su fortuna solo la tenía a ella a su lado. Había perdido la noción de cuánto tiempo tenía despierta gracias a los incesantes pasos que daban las criadas al pasar por la habitación.

Deseaba salir y comprobar por ella misma lo que pasaba, pero la joven a su lado no se lo permitía.

Un suspiro cansado abandono sus labios, realizando el menor movimiento posible para quedar sentada en el futón buscando una forma de liberarse de Suma, que al lograrlo no pudo evitar sonreír. Dejando su manta de lado para levantarse y cambiar sus ropas de dormir por las que usaba para sus entrenamientos, mirando a las personas que seguían durmiendo para evitar despertarlas por el ruido especialmente por el shinobi que la había tomado como esposa.

Estando lista paso junto a su nichirin esa noche no tenía pensado entrenar con ella, abandonando la habitación en completo silencio para caminar por el pasillo que la llevaría hasta el jardín de aquella mansión. El silencio lo era todo, ni siquiera sus pasos podían ser escuchados por lo suave y precavidos que eran, llegando al jardín sin ser vista o escuchada.

La noche invadía cada espacio del jardín, ni siquiera había una luz artificial que lo iluminaran, solo la poca luz natural de la luna. Aquella luz que le permitió tomar un tantō y alejarse lo más posible de la mansión para iniciar con sus entrenamientos nocturnos evitando ser encontrada por alguna persona.

Por la ubicación que poseía la luna sabía que aún faltaba mucho para el amanecer, una preocupación menos para ella al saber que todos estaban descansando y que no habría algún hermano que fuera a interrumpirla para buscar algún enfrentamiento con ella.

Eso llego a pensar hasta escuchar el caminar de alguien en su dirección.

Al tener sus sentidos más desarrollados que una persona común pudo deducir con facilidad de quien se trataba, pero no evito que subiera a uno de los árboles a la espera de su aparición para atacarlo al interrumpir su rutina nocturna. En rápidos movimientos había quedado detrás del albino que la había tomado como esposa dejando el arma sobre su cuello con evidente fuerza.

—¿puedes retirar eso de mi cuello, Dalia?

Volvió a ejercer presión en el agarre del arma, provocando que una pequeña gota de sangre saliera de la ligera herida provocada. La idea de degollarlo vago por su mente en una idea fugas como la luz, deseosa de ver como aquella sangre salía sin control de su cuello. Deseosa de verlo en busca de ayuda. Lleno de desesperación para salvar su vida.

Ver aquella mirada de terror tal como lo había hecho su "padre"

—Dalia

Llamo el joven para hacer que reaccionara al ser consciente de aquel oscuro de sus ojos del cual las mikos le habían advertido. Bushida se alejó de su persona, caminando en dirección contraria a la que él había llegado para seguir entrenando, pero Tengen simplemente no lo permitió al sostenerla de la muñeca.

𝗙𝗹𝗼𝗿 𝗠𝗮𝗿𝗰𝗵𝗶𝘁𝗮 [ᴛᴇɴɢᴇɴ ᴜᴢᴜɪ] [𝖡𝗂𝗅𝗈𝗀𝗂́𝖺 𝖥𝗅𝗈𝗋 𝖫𝗎𝗇𝖺𝗋] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora