☪ 𝗦𝗶𝗲𝘁𝗲: 𝖨𝗇𝖾𝗌𝗉𝖾𝗋𝖺𝖽𝗈 ☪

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻

Narradora

Las semanas pasaron convirtiéndose en dos meses. En la finca Uzui las chicas extrañaban mucho a su amiga y compañera, seguía siendo extraño para ellas no encontrarla por ningún lado entrenando, pero su ausencia solo las motivo a ellas para seguir con sus entrenamientos. Dalia estaba fortaleciendo sus habilidades y ellas no deseaban quedarse atrás.

Tengen ponía de su máximo esfuerzo para que sus tres esposas no decayeran en la tristeza, realizaba diferentes actividades para motivarlas, se integraba en sus entrenamientos para ayudarlas e incluso las guio a un río cercano para que pasaran un día agradable. Para ellos cuatro todo parecía ir tranquilo, pero debían tener cuidado una gran sombra los asechaba en cada momento y ninguno se había percatado de ella todavía.

Por momentos el albino sentía inquietud en su interior con los raros comportamientos de su hermano, en aquellos días no le dio gran importancia al saber que su hermano mantenía aquellos comportamientos, pero ese día en especial en el que se cumplen tres meses de la partida de Dalia, su instinto le gritaba estar alerta en todo momento advirtiéndole en que algo terrible iba a suceder. Por lo que en todo lo que iba del día no había despegado su atención de las chicas.

Situándonos en otro lado, Dalia había logrado tener un viaje de dos días llegando al tercer día cerca del mediodía, fue recibida con mucho cariño por aquellas personas del templo quienes le ofrecieron ir a descansar de su largo viaje, sin embargo, ella se negó completamente y pidió comenzar con sus entrenamientos lo antes posible.

Para ellos fue muy extraño, aun así, aceptaron su petición y en menos de una hora ya se encontraban con ella en una sala entregándole todo tipo de libros sobre los cazadores y su historia. Estaba fascinada por todo lo que leía que en menos de tres días los había concluido todos. Para ninguno fue sorpresa ver como terminaba el libro más delgado primero, aquel que hablaba sobre su tipo de respiración. Dalia se había llevado una gran decepción al verlo.

La respiración lunar.

Era aquella que le había tocado para ser cazadora. Una respiración que se desconocía su historia de creación y que con el pasar de los años solo ha tenido un portador, que fue aquella persona desconocida que la desarrollo. Siendo Dalia la segunda portadora de aquel tipo de respiración. Al conocer ese dato no pudo evitar sorprenderse. A medida que continuaba leyendo el libro se percato que en la parte izquierda especificaba que no tenían conocimiento alguno de cuántas posturas tenía, pero que hasta ese momento solo descubrieron ocho.

Conocer tan solo ocho posturas de su respiración era mas que suficiente para ella e incluso si solo tenían una no le importaba en lo absoluto. Ella misma podría descubrir otras o crear nuevas, fuera lo que fuera buscaría la forma de perfeccionar su habilidad con la nichirin y así brindar nueva información al templo para que fuera anotado en el libro.

𝗙𝗹𝗼𝗿 𝗠𝗮𝗿𝗰𝗵𝗶𝘁𝗮 [ᴛᴇɴɢᴇɴ ᴜᴢᴜɪ] [𝖡𝗂𝗅𝗈𝗀𝗂́𝖺 𝖥𝗅𝗈𝗋 𝖫𝗎𝗇𝖺𝗋] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora