agresivo.

eighteen

Los gritos eran algo a lo que se acostumbraba escuchar en la casa del pequeño SooBin de ocho años recién cumplidos. Siempre tuvo miedo de su padre, siempre le temió. Se escondía bajo la cama cuando NamJoon llegaba borracho a casa o se ocultaba bajo las sábanas de cochecitos de la cama.

SooBin siempre pensaba, cada día durante toda su infancia, que tal vez la suerte lo acompañaría ese día y tal vez, solo tal vez, su padre no lo mataría a golpes.

Fue su preocupación, durante dieciséis años.

Pero el SooBin, de veinte años ahora, estaba demasiado ocupado conduciendo hacia la casa de BeomGyu. Eran, exactamente, las doce menos cuarto. BeomGyu lo había comprobado en la radio de su auto.

Sus manos se cernían al volante con tranquilidad, sintiendo desvanecer la presión en su pecho conforme se acercaba a la casa de BeomGyu. Sentía que, con suerte, ellos lograrían huir de él.

Del verdadero cazador de toda esta historia, del verdadero perseguidor y enfermo de esta historia.

SooBin aparcó en la puerta de la casa de Louis, frente al jardín, y apagó los faros. Abrió su Whatsapp y le escribió un mensaje a Gyu, siempre se preguntó cómo el chico nunca lo bloqueó. Dejó caer su cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos y descansando un segundo cuando leyó que BeomGyu le había contestado pidiendo un poco más te tiempo.

Su cabeza pensaba en un millón de cosas y sentía que vomitaría la de cosas que debía de explicarle a BeomGyu. Debería.

Aunque, tal vez, debería ocultarle todo y simplemente esperar hasta que esto pase.

El rizado se sobresalta cuando siente su teléfono vibrar en su regazo por una nueva notificación. BeomGyu está preparado, y con eso es más que suficiente para que BeomGyu se apresure a salir del coche y trotar hasta el lado de la ventana de la habitación de BeomGyu. Él no puede evitar sonreír aliviado y con cariño al verlo, encontrando divertido que BeomGyu se esté sintiendo un autentico rebelde.

"Oh, Rapunzel, deja caer tu largo cabello" aclamó SooBin con una sonrisa, BeomGyu siseó silencio rápidamente.

"Mejor te dejo caer una jodida bola de bolos, a ver si te cae en la cabeza" refunfuña BeomGyu, y el capitán de fútbol americano sonríe aún más porque sabe que BeomGyu no habla en serio y solo está nervioso "¿Quieres bajar la voz, Steve?"

Lo primero que el ojiazul suelta y SooBin atrapa, es su equipaje; dos simples mochilas, una gris y otra azul, repletas de ropa, el cargador del móvil y demás. BeomGyu se queja cuando SooBin vuelve de dejar las cosas en el coche, y está claro de que ahora es su turno de bajar.

"Ay mierda, ¿es en serio?" BeomGyu se queja, ya tiene sus piernas sacadas y estaba sentado en el bordillo de la ventana.

SooBin tiene sus brazos estirados, sus piernas separadas y en posición, como si estuviera preparado para recibir el balón "Claro que sí, yo te sostengo"

"Me voy a estrellar y voy a quedar como un maldito puré, SooBin" cuchicheó BeomGyu, y su voz en susurro era aguda. Parece arrepentirse momentáneamente, porque hace el ademán de alejarse y volver a la habitación "Ay no, me voy a matar, SooBin. Mejor bajo por la puerta principal y..."

"Tus padres te oirán y se despertarán" SooBin exclamó, lo más fuerte que pudo en un susurro "Vamos, Gyu. Te tengo, no pienso dejarte caer, yo siempre te voy a atrapar"

El pequeño ojiazul parece volver a considerarlo, y SooBin juraría que se iba a echar atrás en definitiva. Pero, para sorpresa del rizado de ojos esmeraldas y fornido cuerpo, BeomGyu se acomoda en el bordillo, relamiendo sus labios nervioso.