fourteen

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BeomGyu se había quedado a dormir en la casa de JuYeon, la familia de JuYeon lo conocía bien y había mucha confianza entre ellos. Se suponía que esa debería de ser una tarde de viernes de JuYeon y él, dos buenos amigos comiendo todo tipo de porquerías mientras ven Dónde Están Las Rubias.

Se suponía que así debería de ser aquella tarde, sin embargo el padre de JuYeon les dijo a ambos universitarios que una amiga de la hermana de JuYeon iría a jugar con ella. Y eso estaba bien para ambos amigos.

Hasta que BeomGyu vio que era SooBin quien traía a la niña.

El chico de ojos azules lo miró boquiabierto, totalmente estático desde la cocina. SooBin había parecido querer quedarse en la entrada plantado como un árbol, aunque el padre de JuYeon lo animó una y otra vez a entrar.

Estaba claro que los padres no sabían todo lo que BeomGyu había pasado con SooBin.

SooBin se relamió los labios incómodo, frotó sus ojos y guardó sus grandes manos en la chaqueta vaquera que llevaba encima de la camisa de cuadros. Se revolvió su mata de rizos suaves y color chocolate con impaciencia, como si estuviera contando con cronómetro cada segundo que le pasaba allí.

Parecía nervioso, ansioso, como si tuviera planes realmente importantes que hacer. BeomGyu estaba a su lado prácticamente, porque la hermana de JuYeon le había pedido que trenzara su cabello castaño y el ojiazul trataba de hacerlo lo más rápido y ordenadamente posible.

"¿Y qué tal va la Universidad, SooBin?" inquirió la madre de JuYeon, Solar. La mujer sonreía felizmente, y BeomGyu supuso entonces que no era la primera vez que lo veían.

BeomGyu sabía que la niña que SooBin traía era una vecina de su barrio, puesto que las veces en las que BeomGyu se había quedado a dormir con SooBin en su apartamento, BeomGyu siempre la veía a ella y sus alegres coletas rizadas y esponjosas.

La madre de esa niña estaba siempre atareada, y había veces en las que BeomGyu y SooBin acompañaban a la niña a la escuela; SooBin llevando la mochila rosa en su hombro mientras la niña daba la mano a ambos chicos.

"Va bastante bien, gracias señora Cha" sonrió SooBin, con rapidez.

"Déjate de formalidades SooBin" se rió Cha EunWoo "Dime, hijo, ¿qué tal va la selección de fútbol americano de la Universidad, mmh? ¿Alguna novedad?"

"Vamos muy bien, EunWoo" contestó SooBin, relajado. Y BeomGyu sabía que SooBin estaba mintiendo, porque llevaba ya cinco días faltando regularmente a clases "El equipo funciona correctamente, el entrenador tiene fe en nosotros."

"¿De veras?" sonrió EunWoo "Eso es genial, chico. BeomGyu, tú jugaste a un deporte si no mal recuerdo, ¿no?"

BeomGyu sintió una corriente eléctrica por su espina dorsal cuando esos ojos verdes color jade lo miraron "Sí, soccer en realidad.."

"El soccer es un gran deporte" asintió EunWoo "Pero el fútbol americano es solo para los adecuados, ¿cierto, SooBin?"

"Sí.." SooBin murmuró, y BeomGyu pensaba que su voz ronca era de las cosas que más le gustaron de SooBin, tal vez "Pero el soccer es complicado, en realidad. No muchos pueden manejar un balón con los pies y con destreza"

BeomGyu aun recuerda muy frescamente las heridas y raspones que SooBin tenía después de los entrenamientos o los partidos. Era una noche llena de besos y mimos para SooBin siempre, BeomGyu curando las heridas y SooBin protestando por el frío y doloroso alcohol que limpiaba las heridas.

El ojiazul una vez trató de jugar con SooBin al soccer, y todo terminó con BeomGyu con un esguince porque SooBin creía que en el soccer también se hacían placajes.

BeomGyu casi vuela al otro campo, literalmente.

JuYeon estaba atento a cada movimiento de SooBin, encontrándolo extrañamente calmado al lado de BeomGyu. JuYeon había visto como SooBin golpeaba y peleaba, y era jodidamemte aterrador como pasaba de ser un universitario, a un maldito boxeador con puños como el acero. Y por no hablar al verlo actuar en sus partidos en el campo, corría tan feroz como un lobo.

BeomGyu sentía aún demasiada curiosidad por lo que pasó ayer en el aparcamiento. Por la mañana en la Universidad se encontró con TaeHyun y su nariz casi rota, y el chico mayor literalmente salió corriendo despavorido cuando BeomGyu simplemente lo saludó con la mano.

Algo andaba mal.

"Necesitamos hablar" BeomGyu dijo, cruzando el césped del jardín delantero de la casa de los Cha. SooBin se había disculpado un segundo para salir afuera, excusándose de que debía de llamar a alguien.

SooBin lo miró por unos segundos, con el ceño fruncido mientras un cigarrillo aun sin encender estaba en sus labios "¿Perdón?" repitió el rizado como pudo, la llamarada del mechero entre sus manos chispeando.

"¿Qué fue lo que pasó ayer en el aparcamiento?" inquirió BeomGyu, su voz suave y calmada. Vio como el mayor terminó encendiendo con éxito el pequeño cigarro. SooBin aspiró humo y lo dejó salir, sacó el cigarrillo un momento de sus labios, sosteniéndolo entre su pulgar e índice "Le partí la cara a TaeHyun" respondió simple, pero no había burla o diversión, sonaba serio.

"¿Por qué lo hiciste?" preguntó el ojiazul, cruzándose de brazos y adoptando una pose segura frente al rizado. SooBin le sacaba dos cabezas, y aun así BeomGyu jamás se sintió intimidado físicamente. El rizado dio otra calada, suspirando cansado "No puedo decírtelo, BeomGyu" dijo, y se veía realmente cansado. Había pequeñas ojeras bajo sus ojos verdes, BeomGyu jamás vio ojeras en él en los años que estuvo a su lado.

"¿Por qué no puedes?" insistió, SooBin gruñó irritado por la presión "Mira, estoy preocupado por ti, ¿vale? Me preocupas, SooBin, me preocupo por ti"

El rizado rió entre dientes, grave "Oh, sí" asintió, fumando otra calada. Desvió su mirada a la carretera frente a ellos "Veo lo mucho que te preocupas estando con YeonJun"

"¿Qué?"

"No te hagas el imbécil, te conozco bien, BeomGyu"

"Él no me gusta" aclaró BeomGyu, firme.

"Me importa una mierda"

"No, no lo haces, por eso estás así de irritante, ¿cierto?" BeomGyu presionó, y SooBin estaba empezando a perder la paciencia "¿Es por eso que golpeaste a Tae, porque te dijo que YeonJun y yo salíamos?"

"BeomGyu, tú no sabes nada. Así que mejor cállate" gruñó.

"¡Pues dímelo, tal vez puedo ayudarte!"

"Ya has hecho suficiente, para" demandó SooBin, y ambos estaban empezando a alzar la voz.

"No sé en qué mierda te has metido, ¡o por qué estás faltando al entrenamiento y a la Universidad!" exclamó BeomGyu, alzando sus brazos a ambos costados "¡No sé qué mierda te tiene tan nervioso! ¿Por qué pareces asustado SooBin, a qué le temes?"

"Yo no le temo a nada. Tú me temes a mí" acusó SooBin y estaba evitando el tema de nuevo.

"No" negó BeomGyu, manteniéndose firme "¿A qué le temes tú, SooBin?"

Ambos quedaron en silencio, y BeomGyu sabía que estaban cerca. La discusión se había acalorado y BeomGyu juraba que si SooBin se inclinaba bastante y BeomGyu se ponía de puntitas, sus narices chocarían.

Los ojos verdes de SooBin miraban los suyos, parecía solo mirarlo a él pero a su vez pensaba en mil cosas diferentes. Parecía tener un conflicto mental con él mismo, casi parecía que dudaba en decírselo finalmente. Los labios de SooBin se entreabrieron, listos para decir algo.

Entonces el timbre del teléfono de SooBin sonó.

El rizado se alejó y leyó la pantalla de su móvil, BeomGyu sintió un cañón de aire frío calarle los huesos en el momento en el que SooBin se alejó.

El mayor tragó, guardando su teléfono con rapidez en sus pantalones vaqueros rasgados. Peinó sus cabellos hacia atrás, sus dedos chocando torpemente contra la bandana que sostenía su cabello hacia atrás. SooBin relamió sus labios nervioso.

"Tengo que irme"

🥀

agresivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora