VI. ¿Estás segura?

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17 de diciembre

POV Gavi

Aquella tarde llovía como pocas veces había visto en esta ciudad. Recordaba el miedo que pasaba en mi habitación de La Masía. Y los días de lluvia ahora eran sinónimo de jugar a la play, así que llamé a Nico para que se viniera a mi casa. Le pedí consejo porque no sabía cómo iba a ir la cita con Blanca, no es que fuese la primera que iba a tener con una chica, pero la cena no es algo que me importase. Aunque en mi mente intentara negarlo, sabía que quería impresionar a Blanca y todo tenía que salir a la perfección. Nico me propuso que pidiese italiano.

-¿A quién no le gusta la pizza, Gavi?

-Tienes razón. ¿Y tú con Sofía que vas a hacer?

-Pediremos algo también.

-¿No ha pasado nada aún?

-No.

-¿Y a qué esperas?

-Mañana sabes que jugamos fuera, había pensado decirle que se quedase en casa estudiando. Ahora está allí en mi piso, no puedo tardar mucho en volver.

-Eso no me lo habías dicho...

-Sé que te asustan las tormentas, Gavi.

Sonreí.

Estuvimos jugando un rato y antes de que se hiciesen las 9, Nico me ayudó a poner la mesa, me aconsejó con la ropa y me recomendó un restaurante para pedir la cena.

-No sé que haría sin ti, bro.

Nico se rió mientras se levantaba del sofá.

-La verdad es que yo tampoco sé lo que harías sin mi, Gavira.

-Suerte hoy, ya me cuentas mañana por la mañana.

-Igualmente.

No tenía el teléfono de Blanca así que solo podía esperar a que viniese. Deje el portátil preparado con la carta del restaurante italiano y me puse a ver una serie hasta que sonó el timbre.

Abrí la puerta y vi a Blanca en vaqueros, sudadera, converse y su pelo recogido en un moño. No me saludó, simplemente entró y se sentó en mi sofá. Nada era como había imaginado. Ella sacó unos papeles de su bolso y los dejó sobre el sofá.

-Hola Blanca.

-Hola, Pablo. Perdón por entrar así, no he tenido mi mejor día.

Me acerqué a donde estaba y me senté.

-El lunes a primera hora te harán la prueba del traje, y si todo va bien, martes por la mañana lo tendrás listo para entrega. He preferido darte ahora la información, así me obligaba a venir.

En sus ojos veía la tristeza. En vez de responderle, le pregunté si estaba bien. Ella asintió con la cabeza, pero no dijo nada más. Me preocupaba verla así, pero si ella no quería abrirse, yo no podía hacer nada. Solo me quedaba intentar hacerla reír.

-Siendo sinceros, vas mejor vestida para esta cena que yo con estos pantalones apretados.

Ella me miró y sonrió un poco.

-Te quedan muy bien.

-Blanca siendo amable por primera vez desde que nos conocemos...

-No te acostumbres, Pablito.

-Voy a por el portátil y miras la carta del restaurante para pedir la cena.

-¿Qué tipo de comida?

-Italiano.

-Mi favorita. No hace falta que me lo enseñes, pizza cuatro quesos y el resto lo que quieras.

-¿Para beber?

-Agua.

Fui a la mesa del comedor e hice el pedido, ella mientras miraba su móvil. Cuando acabe, volví a sentarme en el sofá y la observé.

-¿Qué tal ha ido tu semana?

-He tenido semanas mejores. ¿Y la tuya?

-Deseando jugar mañana el partido, pero no ha ido mal.

-¿Puedo ir al baño?

-Sí, ven. Mejor al de mi habitación.

Ella cerró la puerta y yo volví al comedor. Se había dejado el móvil en la mesa.

Puse música de fondo y me acerqué a su móvil porque había vibrado dos veces. En la pantalla leí que había recibido por 2 directos de Instagram de Rodrigo. ¿Su novio?

La vi volver y puse mis manos en los bolsillos disimulando que no había visto nada. Aún en vaqueros y sudadera estaba preciosa, su carácter había desaparecido y detrás de él había una chica que cada vez me interesaba más.

Se soltó el moño y acomodó su pelo antes de volver a hablarme.

-Bueno, ahora que has pedido la cena, ¿Qué quieres de mí?

Me quedé parado donde estaba sin saber bien cómo reaccionar.

-¿Qué quiero?

-Sí, conmigo. Sé como sois los chicos como tú.

-Ah ¿sí?

Me puse enfrente de ella.

-¿Y cómo somos?

-Dos opciones, te lías cada noche a una de las influencers de Insta o te enamoras de una chica a la que manipular fácilmente. ¿O me equivoco?

Me reí. Sabía de que iba la cosa.

-No me conoces, pero si eso es lo que piensas de mí...

-Venga, Pablo. ¿A cuántas has abierto las piernas en esa mesa?

-A ninguna. Solo a ti.

Tensé la mandíbula. Ella se quedó inmóvil, pero sé que le habría sorprendido.

-Vas con ese rollo de dura y despreocupada porque te han hecho daño y no quieres volver a abrirte a otros chicos. ¿O me equivoco? —le solté con ironía—

Ella frunció el ceño y apretó las manos.

-Mira, chaval. No tengo la necesidad de aguantar esto. Ya tienes la información de Gaia y ya me puedo ir.

Se levantó y se acercó a por el móvil, pero antes de que pudiese salir hacia la puerta, la frené cogiéndola por el brazo.

-Oye, no quería incomodarte. ¿Estás bien?

-Déjame en paz, Pablo.

-Por favor, quédate a cenar y luego si quieres te vas y no vuelves a verme la cara.

Ella me miró directamente a los ojos.

-¿Te puedo preguntar una cosa?

Asentí con la cabeza.

-¿Pensabas que acabaríamos esta noche...?

-Si te digo que no, te estaría mintiendo. Pero antes que eso, quería conocer a Blanca. A la que hay detrás de esa fachada. A la que está enfadada por dentro ahora mismo.

Ella cogió su móvil y miró la pantalla.

-Mierda

Se soltó de mi agarre y se sentó en el sofá a mirar su móvil. Quise respetar su espacio porque sé que algo ocurría.

-¿Puedo hacerte yo otra pregunta?

-¿Estás así por un chico?

Y antes de que pudiese contestarme, vi como se caía desplomada a un lado del sofá. Fui corriendo a verla y la toqué intentando reanimarla. Me aproxime a su cara para ver si respiraba y justo en ese momento abrió los ojos.

-¿Estás bien?

-Bésame.

-¿Estás segura?

Asintió con la cabeza. Y acorté los pocos centímetros que nos separaban. Fue un beso suave. De esos que son difíciles de olvidar. Y cuando Blanca pudo reincorporarse, sonó el timbre. 

El tercer piso (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora