XXXI. El tercer grado

2.3K 105 4
                                    

30 de enero

POV Blanca

Llegué a casa a las 5 de la mañana, Pablo se iba al aeropuerto porque tenía que volver a Barcelona y yo todavía estaba procesando que se hubiese presentado y hubiésemos pasado la noche juntos. Otra vez los miedos volvían a mi mente. Abrí con cuidado la puerta y deje mis cosas en la mesa de mi habitación. Mis padres estaban durmiendo así que decidí ponerme el pijama y desayunar algo antes de irme a dormir.

Una vez preparado todo, me senté en el sofá y encendí la tele. Segundos después escuché la voz de mi madre.

-Buenos días, hija. Has llegado un poco tarde ¿no?

-Sí. Perdón

-¿Dónde has estado?

Sabía que este era el principio de un interrogatorio en toda regla, pero tenía entrenamiento desde los 16 así que no me preocupaba.

-En la terraza del hotel con el amigo de Gaia.

-Es muy guapo.

-Como otro cualquier chico, mamá.

-Mi sexto sentido me dice otra cosa, hija.

Otra cosa no, pero su sexto sentido nunca fallaba. Ni su capacidad de encontrar cosas perdidas en casa.

-Pues esta vez tu radar se equivoca. ¿Te acuerdas lo que te conté de Gaia?

-Sí, ¿todavía no ha vuelto?

-No, desde que ella no está Pablo pasa muchas veces por el despacho, pregunta por ella. De ahí que tengamos más relación, pero fin mamá. No veas cosas donde no las hay.

Miré al suelo, qué mentirosa eres Blanca.

-¿Y Rodrigo? ¿No has vuelto a saber de él?

-No, ni ganas mamá.

Ella se quedó callada. Sé que esto no había acabado.

-Entonces, si este chico es solo un amigo, ¿quién ha venido a buscarte a casa hoy?

Abrí los ojos inconscientemente, gracias a que estábamos medio a oscuras y no me podía ver bien.

-¿Qué dices?

-Lo que he visto por la ventana.

No respondí al instante. Sabía que al final la mentira me iba a explotar en algún momento, así que deje de pensar en excusas.

-Vale, sí, era él.

-Lo sabía.

-¿Cómo? Si iba todo tapado.

-Lo he sabido por la forma en la que te miraba esta noche.

La siguiente hora estuve contándole cómo nos conocimos aunque evitando los detalles más íntimos. También evité el tema de en qué trabajaba. Simplemente le dije que jugaba al fútbol, no a qué nivel.

-Estábamos preocupados por ti. Después de lo que paso con Rodrigo, el cambio a una nueva ciudad. Veo que estás avanzando y me alegra, pero ten cuidado. No descuides los estudios por esto.

-Sabes que nunca lo haría.

Seguía cumpliendo el papel de hija perfecta pese a estar a kilómetros de ellos y mi madre tenía la certeza, pero supongo que su preocupación seguía ahí.

-¿Entonces eres feliz en la empresa?

-Mucho, es una oportunidad para aprender, no podía tener mejor maestra que Gaia. Es muy cercana y agradable.

-Pues entonces, adelante. Sabes que nosotros vamos a apoyarte en todo.

Horas más tarde

POV Gavi

-Ya hemos llegado, ahora duermes en el hotel, pero disimula tío

El cansancio que tenía en el cuerpo no era normal y teníamos que jugar un partido en pocas horas. Cuando subimos a la habitación, me tumbé en la cama.

-¿Se puede saber qué hiciste anoche?

-¿De verdad quieres saberlo?

-Vaya tela, pero si no estaba en Barcelona este finde ¿no?

-Me fui ayer a verla.

-Por eso te fuiste tan rápido del entrenamiento.

Asentí.

-Venga, descansa.

Cerré los ojos y Blanca volvía a aparecer de nuevo. Pensaba en qué estaría haciendo en ese momento. ¿Le habría contado algo a sus padres? Tocaron a la puerta, en teoría debíamos estar concentrados no descansando en la cama. Nico se dirigió a la puerta y abrió.

-¿Habéis hecho los ejercicios de concentración ya?

-Sí, estamos en ello.

Nico tapaba con su cuerpo casi toda la puerta.

-¿Y Gavi?

-Acostado, pero está haciendo los ejercicios.

-¿Y eso?

-Anoche no pudo dormir bien, pero le estoy ayudando yo con esto.

Volvió a cerrarse la puerta.

-¿Se ha enfadado?

-No lo sé, no le he dejado pasar. Me debes una.

-Gracias bro.

El partido fue un desastre, no supimos ganar el partido y solo jugué media parte. Cuando acabamos, me dirigí a la ducha sin hablar con nadie. Sentía rabia por no haber podido dar más de mí. Salí y esperé a que Pedri o Nico estuvieran listos para volver con ellos. Sentí una mano en mi hombro. Era Xavi.

-¿Qué pasa?

-¿Gavi, podemos hablar un momento?

Asentí.

Nico se quedó mirándonos y yo le hice una señal de sálvame, pero evidentemente esta vez no me salvaba nadie.

-¿Ha pasado algo?

-Te hemos notado muy cansado hoy. Siempre cumples bien en todos los partidos. ¿Algo que debamos saber?

-Nada, Xavi. No lo sé, simplemente no he descansado bien.

Noté su mano en la espalda, me dio unas palmadas.

-No hace falta que confieses, pero que sea la última vez que pase ¿Estamos?

Asentí con la cabeza. Volví al vestuario y Nico me esperaba para irnos.

-Me ha pillado.

-Ha sido futbolista antes que tú, él seguro que ha hecho cosas parecidas.

Estando en el sofá solo me apetecía hablar con Blanquita. La llamé varias veces, pero no cogió el teléfono.

Estoy de cena con mis padres. ¿Hablamos luego?

Vale, ya estoy en casa. Hemos empatado.

Lo siento, tengo que contarte algo.

Yo también. Me han hecho un tercer grado.

A mí también. ¿Adivinas sobre quién?

No me jodas, Blanquita...

Y en ese momento asumí que sus padres ya sabrían lo nuestro y que sin quererlo habíamos dado otro paso.

El tercer piso (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora