XXVIII. A grandes cagadas, grandes soluciones

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29 de enero

POV Gavi

Me quedé dormido en las piernas de mi hermana, tenía un dolor de cabeza enorme y mi primera reacción fue mirar el móvil. Los mensajes y llamadas de Blanca seguían ahí. Mi hermana me había recomendado que no era buena idea escribir o llamar conforme estaba, y probablemente tuviera razón. ¿Cómo podía haber sido tan tonto de olvidarme?

El alcohol. Aurora aún dormía y aproveché eso para llamar a Gaia y preguntarle su opinión.

-Eres un caso, Gavi. ¿Y qué piensas hacer?

-Aurora me dice que no la llame ni la escriba hasta que no fuera sereno.

-Ha sido una gran cagada, así que espero que encuentres una gran solución.

-He pensado en una pero es una locura.

-Miedo me das, Gavi. ¿El qué?

-No sé si está bien decírtelo por aquí.

-Me estás asustando.

-Voy a lesionarme a propósito para no jugar este finde.

-¿Qué? ¿Estás loco? Ni se te ocurra, Gavi.

-¿Y si quiero qué?

-No estás pensando con la cabeza. ¿Y por qué querrías hacer eso?

-Porque voy a ir a buscarla a Valencia.

-¿No es más fácil llamarla y darle explicaciones?

-Sí, es más fácil, pero sé que eso le hará ilusión.

-¿Cuándo juegas?

-El domingo por la noche.

-¿Y ella cuándo vuelve?

-El lunes por la mañana.

-¿Tienes que ir a entrenar hoy?

-Sí, dentro de una hora.

-Es una locura, Gavi.

-Sé que es una locura, pero me da miedo que empiece a desconfiar de mí. En Navidades fui a Sevilla y no hablé con ella, parece que cada vez que nos alejamos no quiera saber de ella. Tú sabes que eso no es así.

-Bueno, te voy a ayudar por todas las que me has ayudado tú. ¿Te acuerdas de mi amigo Lucas?

-Sí, el chico que estuvo con nosotros en tu cumpleaños.

-Ese. Su novio trabaja para Vueling aquí en Barcelona. Voy a pedirle a ver si te consigue un vuelo para hoy y otro para mañana.

-Mañana por la mañana.

-Sí, claro, lo tenía en cuenta.

-Hazte la maleta y vete a entrenar, cuando tenga información te lo envío.

-Si sale bien te debo un buen viaje.

-A las Maldivas como mínimo, Gavi.

Pensé entonces si contestarle a los mensajes, pero preferí pasar a la acción y darme una buena ducha antes de hacer la maletas y correr al entrenamiento. Todavía no sabía ni donde vivía en Valencia, pero estaba convencido que era la mejor idea posible.

POV Blanca

En mi móvil seguía sin aparecer ningún mensaje suyo ni ninguna llamada. Entré a Instagram y empecé a buscar noticias sobre su equipo, siendo tan mediático, si hubiera pasado algo estaría aquí. Y de repente me encontré con un vídeo. Pablo entraba con Nico a un local fui pasando fotos y efectivamente había estado de fiesta anoche. No se me ocurrió ya que Aurora estaba con él en casa. ¿La había dejado sola? No era motivo para estar insegura, pero se repetía la historia otra vez. Volvía a Valencia y nuestra relación volvía a tambalearse. Cuando volví en diciembre no éramos nada, pero ahora ¿qué? ¿Era motivo de enfado? Mi mente empezó a divagar y preguntarse el por qué no habría contestado. Mi madre tocó a la puerta y me había preparado el desayuno.

-¿Te apetece desayunar con nosotros?

-Claro que sí.

Después fui a la ducha y a arreglarme para salir con mis padres.

-Habéis comprado mis flores favoritas.

-Claro y hemos encargado paella para comer.

Me encantaba pasear con ellos, aunque desde la adolescencia no lo hacía tan a menudo como cuando era pequeña. Me ayudó a no pensar, pero en el fondo me desilusionaba lo de Gavi. Si se hubiese levantado y me hubiese escrito, fin de la historia. No es tampoco algo tan grave, pero seguía sin entender su silencio.

Después de la comida juntos, mis padres fueron a dormir la siesta y yo busqué alguna película para ver en la tele, necesitaba despejarme y no pensar.

POV Gavi

Vuelos listos. Sales a las 16. Tendrás que estar en el aeropuerto en una hora, así que no corras, VUELA.

El mensaje de Gaia me pilló entrando en casa y le conté rápidamente lo que había pensado a Aurora.

-¿Y el piso?

-Quédate con las llaves de repuesto y me llevo las mías.

-Tranquilo, ve, estás loco.

-Lo sé.

Aterrizamos en Valencia antes de las 6 de la tarde, Gaia me había reservado en uno de sus hoteles de confianza de la ciudad y pedí un taxi nada más llegué. Era el momento de llamar a Blanca. Gaia me había dado su dirección, pero prefería que ella supiera que estaba aquí. La llamé y no me respondió.

Mierda.

Yo había hecho lo mismo, no sé qué me esperaba. Me dejaron en el hotel y efectué el check-in. Otra llamada sin respuesta. ¿Y si había decidido no contestarme más? Me cambié de ropa y volví a llamarla. NADA. Revisé la dirección que me había mandado Gaia y estaba a 25 minutos caminando. Tenía la sudadera con capucha y una bufanda, suponía que la gente no me reconocería. Antes de salir impulsivamente le escribí.

Blanca, necesito hablar contigo. ¿Puedes coger el teléfono?

Visto. Leído. Sin respuesta. Joder. Soy imbécil. Así que sin pensar salí hacia su casa.

POV Blanca

A las 19 me desperté de la siesta. Ya daba por perdido que fuese a escribirme así que decidí arreglarme para salir esa noche. Mis amigas habían comido juntas y tomaban algo cerca del centro así que sin mirar el móvil fui a maquillarme. Una vez volví al armario, iba a poner música cuando vi varias llamadas y un mensaje suyo. Algo me dijo en mi interior que no le respondiese. Después de estar esperando tantas horas, él podía esperar un poco más. Estuve más de media hora probando outfits hasta que opté por unos vaqueros negros, suéter del mismo color y una americana roja que me recordaba al estilo de Gaia. Los botines, la chaqueta y listo.

Me despedí de mis padres y bajé al portal cuando volví a recibir una llamada, salí a la calle y al ver que seguía sonando, lo cogí.

-¿Hola?

-Blanca, quédate quieta.

-¿Crees que es lo más apropiado después de estar todo el día sin hablar?

-Puedo explicártelo.

-No sé si quiero que me lo expliques.

-Estás preciosa.

-Ni que pudieras verme, Pablo. No voy a entrar en tus juegos. Si quieres hablamos.

-Mira en la acera de enfrente.

Giré la cabeza y vi a alguien apoyado en la pared.

-Es una puta coña.

Él en vez de contestar alzó el móvil.

-¿Qué haces aquí?

-No lo sé bien ni yo, pero se me ocurren mil cosas viéndote así vestida.

Sonreí.

-¿Vas a acercarte?

Y colgué la llamada cruzando la calle. Era una auténtica locura, de esas locuras que hacen que la vida valga la pena. 

El tercer piso (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora