XXIV. La teoría de las mil caras (parte 1)

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22 de enero

POV Gavi

Mi abuela siempre decía que todas las personas tenemos un rostro y mil caras, solo somos capaces de reconocer esas múltiples caras en las personas de las que de verdad nos enamoramos. Mi hermana Aurora siempre pedía que contara esa historia una y otra vez, nos explicaba cómo ella fue descubriendo esas caras en nuestro abuelo. Nunca fui de creer en esas historias, pero me daba miedo reconocer que empezaba a fijarme más de la cuenta en las caras que Blanca ponía nada más despertarse. Hacía tanto tiempo que no disfrutaba de la compañía de alguien así, pero no quería decírselo. No de momento. Ella fue a preparar el desayuno mientras yo la observaba desde el sofá.

-¿Qué planes tienes para hoy?

-Organizar el nuevo trimestre, videollamada con mis padres y seguir con las localizaciones.

-Veo que no estoy incluido en ellos.

-Eso no quiere decir que no estés, Pablito. ¿Te apetece cenar en mi apartamento?

-Me lo pensaré.

Ella puso cara de pena y yo sonreí.

-En una hora tengo que ir a entrenar, pero puedes quedarte aquí.

-Gracias, pero creo que bajaré a la oficina. Seguro que hay alguien que ha venido a avanzar su trabajo.

-Había pensado que si te quedas podríamos comer luego juntos.

-¿Una propuesta indecente?

-Con todas sus consonantes, Blanquita.

Me levanté y ella sonrió. Me acerqué por detrás y besé su cuello.

-¿Y la respuesta es...?

-Me lo pensaré.

-Eso no vale...

-Convénceme, Pablito.

Llevé mis manos a su cadera y pegué su cuerpo contra el mío. Por su forma de sonreír sabía que le encantaba.

Metí una de las manos por la sudadera hasta llegar a su pecho mientras que otra bajaba hacia bajo. Escuché un leve gemido, que en boca de Blanca era como música celestial para mis oídos. Después del fracaso de ayer en el restaurante, no sabía si esto iba a funcionar, pero visto lo visto, podía seguir adelante.

Mis manos pasearon a su antojo por su cuerpo y ella respondió a mis caricias con otras suyas.

-¿Cuánto te queda para irte?

-Una hora o así.

-¿Vamos al baño?

POV Blanca

El roce de su piel en la ducha, los dos sudados después de haber disfrutado juntos. Besé sus labios y él sonrió mientras pasaba una mano por su pelo.

-¿Y ahora vas a rendir en el entrenamiento?

-Con más motivo, porque sé que a la vuelta me espera una segunda ronda.

-Estás muy seguro de eso.

-Y tan seguro, Blanca.

Me costó despedirme de él aquel día, finalmente consiguió lo que quería. Bajé a por material y volví a subir a su casa para trabajar desde allí. Me coloqué en el sofá y vi en una de las estanterías una gran esfera de cristal con una P. No sé como no me había dado cuenta antes de que estaba ahí. Me levanté a verla y la moví con cuidado, a su lado aparecieron fotos de Gavi con su familia y no pude evitar detenerme a mirarlas. Su cara no había cambiado prácticamente y parecía feliz en todas las fotos.

De repente escuché ruido cerca de la puerta. ¿Sería Pablo a estas horas? No hacía ni una hora que se había marchado. La puerta se abrió y yo me quedé inmóvil. Una chica guapísima con ojos verdes se quedó parada.

-¿Y Gavi?

-Entrenando.

-¿Y tú eres?

-Su amiga Blanca.

Ella se quedó mirándome de arriba a abajo.

-Te ha descrito mejor de lo que pensaba.

En aquel momento respiré tranquila, aquella fue la primera vez que vi a Aurora.

El tercer piso (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora