XXXII. El regreso de Gaia

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3 de febrero

¿Habéis escuchado alguna vez lo del efecto mariposa? Eso de que el aleteo de una mariposa puede provocar un terremoto en la otra punta del mundo. No sé si estará comprobado científicamente, pero eso mismo fue lo que sentí desde el momento en que Gaia informó a la empresa de que volvía. Parece que el mundo temblaba a nuestros pies y la tranquilidad que se había instalado en la empresa desapareció por completo.

Gaia tuvo la fantástica idea de hacer una presentación de todos los proyectos el día de su llegada y al día siguiente había preparado su primera fiesta oficial de soltera, a la que estaba invitada por Pablo.

Esa mañana tuvimos una reunión para decidir cómo organizar las presentaciones y adjudicar las tareas. Yo me limité a estar callada y anotar mi parte del trabajo, solo quería irme de allí y volver a casa. Ya había avisado a mis compañeros de que no iría a clase y solo tenía ganas de dormir.

Desconecté el móvil desde que entré en casa, avisé a Sara de que estaría en la habitación. Me agobiaba la vuelta de Gaia, pero aún más la actitud que Pablo estaba teniendo conmigo desde que supo que mi madre sabía que nos estábamos conociendo. Unas veces estaba distante y otras como si no hubiese pasado nada. Un día me decía de dormir en su casa y al otro no respondía a mi mensaje de buenas noches. Le propuse que fuese a la fiesta de Gaia solo, pero él insistió en que fuésemos juntos.

Me cambié la ropa y me puse el primer pijama que encontré.

POV Gavi

-Esa está buenísima, hermano.

Gavi giró la cabeza y observó a la chica. Era verdad lo que decía su amigo y parecía tener su edad. Ella bailaba con una de sus amigas. Le sonreí y volví a mis pensamientos. Hoy no le había escrito en todo el día a Blanca, pero estaba pendiente por si ella lo hacía. En el fondo sabía que me estaba comportando como un subnormal, pero estaba cagado. ¿Qué necesidad tenía de meterme en esos problemas? Tenía edad de salir de con mis amigos, no de conocer a mis suegros.

Cuando volvíamos a casa, Blanca seguía sin dar señales de vida y me empezaba a preocupar. ¿Y si ella estaba pensando lo mismo? La llamé y no cogió el teléfono. Mañana era la fiesta de Gaia y quería hablar antes con ella de esto. Cuando abrí la puerta, noté algo raro.

-¿Blanca? —pregunté—

-¡Sorpresa!

Gaia salía del baño y sus maletas estaban en el pasillo.

-¿Qué haces aquí, Gaia?

-No quería dormir en mi piso hoy.

-Vale, ya sabes que está es tu casa.

-Más te vale, ¿Cómo fue la sorpresa?

-Muy bien.

-No te veo muy contento.

-No es nada, estoy cansado. No insistas.

-¿Me dejas tu cama para dormir?

Asentí. Gaia se dirigió a mi habitación para cambiarse.

-Ya he cenado antes de venir, no prepares nada para mí.

Ella se sentó en mi sofá.

-¿No vas a contarme nada de tus viajes?

-Hemos hablado mucho.

-¿Te encuentras mejor?

-Sí, pero te noto raro Gavi. ¿Qué pasa?

-Las coincidencias de la vida nos llevó a coincidir en el mismo sitio con los padres de Blanca. Total que su madre se ha enterado de lo nuestro.

-¿Y...?

-No sé, no quiero pensar en eso ahora.

-Huelo el miedo desde aquí, Gavira.

-De miedo nada, solo que no sé...

-Más te vale hablar con Blanca y decirle qué pasa por esa cabecita.

-¿La has visto?

-No, iré mañana a la oficina.

-Te prometo que mañana hablaré con ella.

POV Blanca

Lo último que me apetecía en el día de hoy era ir a esa fiesta de Gaia, pero algo cambió cuando llegó a la oficina. Después de saludar a todos los presentes, se metió en su despacho. Todos en nuestras mesas estábamos con nuestra parte de presentación, la tensión se palpaba en el ambiente.

Gaia salió de su despacho y me llamó para que entrase.

-¿Cómo ha ido en mi ausencia?

-¿Quieres lo acordado o la verdad verdad?

Gaia se rió y me abrazó.

-¿Cómo estás?

-Bien, ya he empezado las clases y estoy un poco agobiada...

Antes de que acabase.

-Pues eso vamos a solucionarlo.

-No, no hace falta que...

-En cuanto acabemos la reunión te vas a ir a esta dirección y dices que vas de mi parte.

-Gracias, Gaia, pero de verdad no hace falta...

-Lo necesitas. Le diré a Gavi que acuda a recogerte allí.

-Si insistes...

-Te lo mereces.

No entendía tanta amabilidad por su parte y no sabía cómo decirle que Pablo y yo no habíamos hablado en todo el día de ayer y hoy simplemente me había dado los buenos días y yo aún no le había contestado.

Nuestra presentación fue bien y le hice caso. Recogí mis cosas y me fui. Me veía obligada a contestarle a Pablo.

Hola, Pablo. Gaia me envía aquí y me ha dicho que pases a recogerme. Creo que sería buena idea si hablamos antes de ir a su fiesta. Contéstame cuando lo leas.

Y activé el Google Maps para ver donde estaba mi nuevo destino. 

El tercer piso (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora