Mamá se pasó la semana chismeando con las vecinas sobre los chicos Haitani. Cada rumor era peor que el anterior y todas temían que sus hijos o hijas se vieran involucrados con ellos. Hacía tiempo que el vecindario no tenía nada de qué hablar y la llegada de los hermanos había creado la comidilla perfecta para matar el tiempo.
Mentiría al decir que no tenía algo de miedo. Había visto la brutalidad de Ran ese día con el pervertido que me estuvo siguiendo. Vi el trance de la violencia en todo su proceso, apoderándose de él y envolviendolo en oscuridad. Pero, él sólo quiso defenderme, no lo haría sin un motivo ¿Verdad? El no era peligroso. Me negaba a creer que mi héroe fuera un criminal.
Pasé los días cruzando los dedos para encontrarme con él de camino a la escuela, quería comprobar mi teoría. El rumor debía ser falso, debía asegurarme que Ran era un chico normal y decente. Lamentablemente no lo vi y empezaba a sentir una enorme necesidad por volver a hablar con él. Tanto que decidí inventarme una excusa.
Quería agradecerle por haberme salvado y a la vez darle la bienvenida al vecindario así que preparé lo que mejor sabía hacer, galletas de jengibre con decorado. Antes de que pudiera arrepentirme, salí de casa a hurtadillas llevando la docena de galletas en una caja con listón. Caminé la corta distancia que separaba mi edificio del suyo y subí las escaleras hasta el segundo piso. Me quedé quieta al recordar que no sabía su número de departamento exacto. El edificio tenía cinco pisos ¿Cómo iba a saber dónde vivía Ran y su hermano? Apreté la mandíbula sintiéndome molesta. Intenté hacer memoria, qué departamento podría estar disponible desde hace unas semanas. Por fortuna vino a mi mente la imagen de una familia pequeña que vivía en el quinto piso, llevaba un tiempo sin verlos por el vecindario. Era muy posible que los Haitani fueran los nuevos inquilinos del lugar. Cruzando los dedos y apelando a mi buena suerte, llamé a la puerta del 502.
Alguien se acercó a la puerta refunfuñando cosas como "Con lo temprano que es" "¿Quién mierda toca?".
La puerta se abrió un poco mostrando a un chico de cabello rubio pálido. Parecía un león con mechas turquesas. Se acomodó los lentes redondos sobre el puente de la nariz y me examinó con los ojos aún entrecerrados, al parecer estuvo durmiendo.
—¿Quién eres?— preguntó sin ganas.
— Eh.. soy Misato Kento, vivo en el edificio Shiro.
Los ojos del chico se abrieron de pronto con sorpresa.
—¡Oh! Misato. Esa Misato—dijo.
Sentí mis mejillas arder ¿Esa Misato? ¿Acaso Ran le había hablado de mí?
—¡Ran! ¡Tienes visita! — gritó hacia el interior de la casa. —Yo soy Rindou Haitani, el hermano menor de Ran, es un placer conocerte, Misato.
—¿Por qué el alboroto Rindou? — preguntó Ran asomándose tras su hermano.
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ECHO- Ran Haitani - Español
RomanceA primera impresión sentí miedo, pero el chico de las trenzas y ojos perezosos se convertiría en mi héroe y mucho más. Ya no podía imaginar una vida sin Ran Haitani a mi lado, sin sus besos y sus caricias. Aunque el universo conspirara en nuestra c...